Polson, John, nos quiere meter en un clima intrigante a base de unos personajes tristones y una música de entierro, todo transcurre como sin esperanza de nada.

Puede que si Russell Crowe sea uno de tus actores favoritos, como es el caso, disfrutes de la película ya que Russell actuando es un tío que emite todo tipo de vibraciones, en este caso la de una persona apagada, sin ánimo ni ganas para sonreír una vez en la vida. Está perfecto y logra dar el aire descorazonador que persigue el amigo Polson, director de esta película infravalorada.

El muchacho es otra baza positiva; sobre él recaen las sospechas y parece bien dirigido.

El papel de la chica dígase lo que se diga, es creíble. Hay que considerar que Robert Cormier, que en Massachusetts al menos era conocido, autor de la novela que da pie a la película, escribió sobre la juventud y de seguro se nutriría de la literatura de su país de los años 60 y anteriores. Esta literatura profundizó en el panorama humano, hablando de fracasos sociales y de la soledad del individuo. De ahí que la construcción de la historia sobre una muchacha de 15 años prematuramente desencantada de la vida, no tenga por qué ser tan extraña.

<<Hay dos tipos de personas: los que buscan el placer y los que huyen del dolor.>> Bajo este pensamiento se construye la propuesta de ternura, ternura referida a gente sin posibilidad de expresarla, gente sola en el mundo; esta gente vive así, a gusto en su estado de tristeza absoluta, huyendo del dolor. Película pausada lograda en su objetivo.

Esta pareja tienen golpes que aunque suene ya muy tonto decirlo, te partes. Y si no ver a Oli cuando se le engancha en el culo un muelle del sofá.
Siempre que se pegan un golpe en el salón de una casa, por añadidura, la cortina va al suelo. Mayor estropicio no cabe.
La mujer del cuadro es la mujer de todos. Más fea que el copón. Por ella seremos capaces de terminar en la Legión Extranjera, de maniobras por el desierto. El amor todo lo puede y los desengaños son terribles.

Pedro Masó (fallecido recientemente) produce esta película recordando la celebrada Atraco a las tres, en la que entonces participó en el guion.

Nos presenta una versión actualizada a los tiempos de hoy día pero el pobre se equivoca de cabo a rabo en su trabajo. Primero porque en aquella ocasión la dirección iba a cargo de José Mª Forqué (un maestro reconocido entonces por todo el mundo) y en ésta Raúl Marchand no ha conseguido ni acercarse (afirmación reconocida también).

Los actores: Iñaki Miramón, Neus Asensi, Chus, Elsa, Josema, Manolo Royo, Manuel Alexandre... merecen un respeto, incluso Carlos Larrañaga en un papel que podría ser el suyo en la vida real. Merecen un respeto pero en realidad, nos hacen recordar con nostalgia a los originales.

A continuación avisar que el guion original se actualiza estúpidamente para incluir un modo de hablar grosero y añadir escenas soeces, algo que no se entiende. Igual que repele ver al argentino ese con su soniquete dulzón al lado de ese quesito que es Elsa, pero bueno, estaba en el argumento.

Añadir que la trama trata de mostrar que en nuestros días el concepto del éxito va ligado a la cultura del pelotazo. Debe ser la idea de trabajo que tienen los responsables de este remake sin valor alguno.

El último aviso lo damos siguiendo con lo mismo, un humor que respetamos en gente como la que trabaja, que lo hace bien, sobre todo Iñaki, pero que es un fiasco al auténtico espíritu y a la inteligencia del film original, que fue un film intimista y grandioso.

Annie llegada del pueblo con su familia triunfa en el espectáculo de Búfalo Bill y se enamora del apuesto y experto tirador Toby Walker que será su rival a partir de ese momento.
El argumento basado en el espectáculo medio circense que viajó hasta por Europa con mucho éxito a cargo del famoso cazador, nos ofrece una historia de amor sencilla, bien contada, en la que prima unos golpes cómicos de lo mejor, con sabor a la anterior escuela del cine mudo.
Los personajes se configuran rápidamente, el tirador Walker es un hombre simpático que no cuenta con el apoyo de los trabajadores por su manera de ser tan presumida. Todo lo contrario que sucede con Annie, o con Búfalo Bill, hombre tierno y afable.
Cuando Búfalo Bill se suelta el moño, los compañeros se ríen de él. Ahí está peinándose su cuidada cabellera.
Un par de escenas con Toro Sentado son de un humor imperecedero.
Hay una que es única en el cine: cuando va por las calles de Nueva York con sus vestimentas indias y su rosario de plumas hasta el suelo persiguiendo a Walker, o colocándole la peluca a un borracho mientras otro se cree que le ha cortado la cabellera.
Película del año 35 en el que su argumento, entre la realidad y la ficción, resultará siempre entretenido.

Siempre supuse que fue suerte tanto Oscar a esta peli. Igual que supuse que era exagerada tanta aclamación por este guerrero con maneras de yupi de la Quinta Avenida, más que de agricultor por cuenta propia.
Que mal Mel Gibson aquí, todo lo contrario que de guerrero pero en las autopistas haciendo de Mad Max. Y es que ver a un ejército enseñar el culo antes de la batalla me pareció una gilipollez típica de adolescentes, nunca se verían esas cosas en aquellos tiempos.
Lo que desde luego creí que eran pobres de verdad fueron las diferentes personalidades de los personajes, tan acomodados todos en su rol... Perdóname Mel pero haces el mismo papel que en El patriota y no. Aquí lo que hay que ver es a gente embrutecida y nada más, y eso que una princesa del enemigo se enamore de lejos del valiente guerrero también parece un poco irreal y de cuentecito rosa de dragones y embrujos.
Pero he vuelto a ver la peli y tengo que admitir que todo lo expuesto no hace más que parecer eso, una película de época, una película absurda y pretenciosa que coló, y ya está.

-Personajes estereotipados, cargados de una moral archi recurrente para todo este tipo de personajes secundarios que se ven en todas la películas.

-Para nada creíble la aparición de Obi Wan Kenobi en el lado Oscuro; bastante deteriorado el pobre, por cierto, con una afección grave en la cara.

Película empaquetada para su destino, busca la emoción pero es pesada y acartonada.