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Críticas de Jinete nocturno
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Críticas 177
Críticas ordenadas por utilidad
7
3 de octubre de 2016
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seré claro: Pesadilla en Elm Street, la original, la de Craven, no es ni por asomo la obra maestra que muchos, corroídos por el veneno de la nostalgia, se empeñan en vender. De hecho, y siendo objetivo, no deja de ser un film de serie B medianamente interesante: con algunas ideas brillantes, sí, pero con evidentes defectos de puesta en escena. No, no es mala película. Y no, no seré yo quien lo niegue que la premisa es terrorífica. Sin embargo, y con ojos cinéfilos, hay ciertas cosas que joden el concepto, quitándole fuerza y dejándolo en un producto palomitero que no supo aprovechar todo su potencial. En especial el regusto adolescente y ciertas situaciones un tanto inverosímiles que dejan un sabor demasiado ochentero.

Digo esto porque mucho me temo que la somanta de hostias que se ha llevado este film (que no alcanzo a entender) no se debe a criterios objetivos, sino a la puñetera tendencia por parte de algunos de tratar de comparar el recuerdo, tamizado de nostalgia y distorsionado, que les dejó cierta película hace 30 años con el remake de turno: una lucha, por definición, imposible de ganar.

En efecto, sin parecerme ninguna maravilla y sin que sea ningún hito en la historia del cine, la película me ha sorprendido gratamente. Es más, en algunos aspectos (oh, sacrilegio), supera claramente a su original.

Agradezco, sobre todo, el tono adulto: se acabaron las “heroínas” inverosímiles que plantan cara a fuerzas sobrenaturales y las ridículas peleas entre un ser preternatural y sus supuestas víctimas a hostia limpia. Todo en este remake es in más sobrio, más contendido, más verosímil… Es decir, más terrorífico. Ni la película original (salvo alguna escena muy concreta) ni ninguna de sus cinco secuelas consiguieron meterme el miedo en el cuerpo. Esta tampoco… Pero casi, y lo agradezco. Y eso es debido, precisamente, a que se toma completamente en serio como film de terror.

Y eso se enlaza directamente con el segundo elemento positivo: Freddy Krueger. No voy a discutir si la interpretación de Jackie Earle Haley es mejor o peor que la de Englund: no tendría el menor sentido. Ambas son magníficas, pero incomparables: se trata de dos personajes distintos que comparten poco más que el jersey a rallas.

El Freddy original, pensado para el paladar adolescente, era una caricatura; un monstruo del tren de la bruja: carente de profundidad y apenas bosquejado, sin matices ni dobles lecturas. Ontológicamente, un hijo de puta; porque sí. Un lunático asesino de niños que, tras recibir su justo castigo por tanta maldad, volvía desde el más allá ansioso de venganza. Y como lo cortés no quita lo valiente, este simpático sádico, mientras te daba matarile, te regalaba algún chascarrillo (no vaya a ser que te lo fueras a tomar demasiado en serio la peli). Este Freddy, por el contrario es infinitamente más grave, más verosímil, más ambiguo y oscuro: Si en la saga original la idea de que Freddy fuera un pederasta se dejaba caer muy de pasada, como no queriendo escandalizar a nadie ni ponerse demasiado transcendente, aquí el tema se trata sin ambages, dibujando un personaje que, paradójicamente, resulta tanto o más terrorífico en vida (rememorado a través de flashbacks) que en su forma espectral de pesadilla. Y un giro que considero brillante: el film opta por recrearse en el cruel y salvaje linchamiento de Krueger por parte de los padres de sus supuestas víctimas (en un momento en el que ni siquiera está clara su culpabilidad): el espectador no puede menos que sentirse incómodo ante una ejecución cobarde y sangre fría que le hace preguntarse quién es el verdadero monstruo.

En efecto, este Kruger, con trasfondo y muy bien dibujado psicológicamente, incomoda, produce verdadero desasosiego: uno se lo toma en serio. Y no, no es especialmente gracioso: su humor, expresado en apenas unas pocas perlas, es cruel, seco y amargo: el que cabría esperar coherentemente del personaje.

Por lo demás, sinceramente, pocos motivos de queja: las interpretaciones son pasables y los aspectos técnicos (esto sí) más que notables exceptuando algún efecto digital chapucero: la fotografía es excelente y la banda sonora, nuevamente, tiene poco que envidiar al original. En especial por el espeluznante tema “Freddy’s coming for you” (sabiamente aprovechado en el extinto Milenio 3, por cierto).

En definitiva, una remake cuando menos decente, con ciertas aspiraciones adultas e injustamente tratado. Recomendable
Jinete nocturno
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7
12 de septiembre de 2020
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aclaro que estoy muy lejos de ser un entusiasta de Disney –el filósofo Adorno definió a Disney como el “hombre más peligroso del Mundo”-y su ideología cínica, biempensante, acomodaticia y vorazmente devoradora. De hecho, y no deja de ser irónico, he acabado viendo esta película más como acto de boicot que por interés.

El caso es que, dejando aparte estas cuestiones colaterales, y una vez vista, tengo que decir que, frente a la avalancha de palos que le están cayendo, me ha dejado un buen sabor de boca. Con muchos “peros”, ciertamente, pero satisfactorio pese a todo. En efecto, las redes sociales están cada vez más repletas de patética chusmilla que decide huir de su triste existencia metiéndose con el producto cultura del moda, ya sea para defenderlo acrítícamente -PUTA Hobra MAESTRA- o destrozarlo sin piedad. Y este, precisamente, es el caso.

Y es que no; ciertamente Mulán no redefine el cine ni aporta nada realmente interesante a su referente animado o al género. Pero, desde luego, tampoco es un desastre o tiene defectos graves que justifiquen las bajísimas notas que se está comiendo, inverosímiles en un producto Disney. De hecho, y comparado con el Episodio IX, por citar el último gran producto de la casa, esto es gloria bendita que cura la calvicie y hace que crezca el manubrio.

¿Lo bueno? ¿Lo malo? Te lo cuento: vamos a la faena.
Primero aclarar que aquí hay dos películas en una. La primera parte, que cuenta la construcción del personaje a modo de enorme prólogo, y su aventura propiamente dicha. Pues bien: mientras que la primera hora de película funciona como un tiro y deja un agradable sabor de boca, pasado el ecuador la película se hunde en la mediocridad más pasmosa.

En efecto, hay dos cosas que esta “Mulán” hace muy bien. La primera es la presentación del personaje. Hay que reconocer que hay estilo, sutileza, y hasta elegancia en ello. El personaje es fuerte y carismático, pero, al contrario que las nauseabundas Mary Sues pluscuamperfectas que nos vomita últimamente el cine (lease Capitana Marvel) es igualmente insegura, agradablemente femenina y torpe al punto de ser capaz de provocar cierta ternura en el espectador. En efecto, aquí, y pese a que se nos vende que Mulán posee ciertas facultades desde cría, aquí si hay una mínima construcción del héroe y ganas de dotarlo de un poco de profundidad psicológica.

La segunda, es la forma de presentar el feminismo.
Y es que sí; aquí también hay la inevitable “agendita” de los cojones. ¿Qué os pensabais, pringaos?: es Disney. Pero, oye, al menos esta vez no resulta insultante. Frente a “joyas” como Birds of Prey, Los Ángeles de Charlie, o la última de Black Christmas, que soy fantasías onanistas salidas del feminismo más casposo, pasado de vueltas y carpetovetónico, y en las que podemos ver a una psicópata rompiendo las piernas a un tipo a sangre fría o quemando vivos una veintena de hombres, aquí tenemos un feminismo bastante menos caricaturesco, y con el que cualquiera podrá empatizar: la muy legítima lucha de una mujer por ser tratada como un igual y valorada por sus méritos. Así sí.

Por desgracia, lamento decir que la película pierde todo interés, irónicamente, en el momento en el que el personaje se quita sus ropas masculinas. Y es que a partir de ahí ocurren tres catástrofes simultaneas: el guion cae en el ridículo a ritmo acelerado, el montaje enloquece y la peli, que hasta ese momento había mostrado cierta sutileza y hasta inteligencia, se convierte en una mero vehículo de acción, con nuestra prota flipándose fuerte a base de piruetas inverosímiles y cabriolas locas que acaban de hacer que desconectes del todo de la película.

En resumen, un film irregular, descompensado, pero en absoluto una la catástrofe que se podría suponer. ¿Recomiendo pagar por ella? El precio actual no, desde luego, pero más adelante, será un DVD que seguramente disfrutarás.
Jinete nocturno
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