Basado en un cuento de un escritor argentino, "El guión" explora, a partir de los conceptos de "Pigmalión", las relaciones humanas, las aspiraciones truncadas y el fatalismo, llevado al extremo más surrealista, con un tratamiento más próximo al realismo mágico sudamericano que a un drama de cajón. No es, por tanto, una "historia para no dormir", sino una extraña y surrealista historia, donde los protagonistas, son personajes de la misma. Brillan todos los intérpretes, con esa profesionalidad tan propia del teatro, con un extraordinario - como siempre- Ibáñez Menta y una convincente Marisa de Leza.

Confuso e irregular filme de sci-fi que bebe de los conceptos , tanto en historias como en ambientación, vertidos en series como "Firefly" o "Killjoys". Así tenemos unos tripulación de carroñeros "scavengers" que visten como nosotros o como la tripulación de "Firefly" (de hecho parecen una copia barata de ellos, con un Roark Critchlow que parece un clon de Nathan Fillon), con unos equipos y tecnologías visulamente creíbles (¡son teclados de PC!) que viajan por un universo tipo "Killjoys", a la búsqueda de un artefacto alienígena. Su ambientación se aleja de una space-opera tradicional, a lo que el poco presupuesto ayuda, ya que no hay exteriores y los pocos locales o lugares fuera de las naves, son interiores de hangares o naves industriales.

Su historia está narrada torpemente y de manera confusa. Aparte está llena de incongruencias y situaciones absurdas que en poco ayudan a su comprensión. De hecho, parece más un corto engordado, que un guión concebido para un largometraje. Los personajes están escasamente descritos. El malo, Sean Patrick Flannery, va por libre, ya que parece estar rodando otra película, con una interpretación exagerada, shakespeariana, histriónica, pasado de vueltas, y unos monólogos teatrales. Los efectos especiales, a ratos están bien y a ratos parecen inconclusos, simples esbozos realizados por algún programa para tal fin.

No obstante, no es un bodrio de "The Asylum". Hay un esfuerzo en la ambientación, escenografía y en la historia, aunque sea irregular su resultado. Si soportan su pésima dirección ... Allá ustedes.

Humilde y honesto telefilme de ciencia-ficción, más bien de space-opera, de guión arquetípico héroe-villano, más próximo a cualquier guión de la setentera serie de "Buck Rogers" que a un filme actual. Alejado de las basuras que produce "The Asylum", aquí encontraremos un telefilme todo rodado en varios interiores construidos ex-profeso, lo cual es de agradecer, con efectos infográficos baratos y más próximos a un videojuego, pero aceptables. En el fondo, parece que estemos viendo un episodio perdido de la serie "Stargate SG-1" (no en vano protagoniza este film Tony amendola, el Bra'tac de la serie mencionada) o de cualquier serie noventera de sci-fi, donde pesaba la acción y rodaban en decorados y no en naves industriales abandonadas como ahora. Este film está muy alejado de los conceptos de ambientación de, por ejemplo, "Killjoys".

En fin, peliculita para entretenerte si no eres muy escrupuloso, con una historia manida y vista mil veces, sin capacidad a la sorpresa. Una space-opera más.

Al albor del bodrio que es "The Predator" (2018) he revisado esta cinta, que en su momento me pareció una secuela digna y respetuosa con la saga. "Predators" intentó romper o renovar la saga, llevándola al terreno de los comics y de la sci-fi, alejando la historia de la Tierra y eligiendo un conjunto de personajes que parecen superhéroes o supervillanos, con sus características propias, que asemejarían los poderes de los personajes de comics. En el fondo, este filme parece una versión bastarda de la maxiserie de Marvel "Secret wars", donde un ser alienígena se lleva a superhéroes y supervillanos a otro planeta para que se den brea. Aquí, el planeta es un coto de caza, pero brea se la dan.

Partiendo de esta premisa comiquera, el film es un gozo para cualquier aficionado a las viñetas y a la serie de Predator, vemos enfrentamientos entre un yakuza, un asesino en serie, tropas de élite de diversos países contra un grupo de predators con sorpresa. Duelos a tutiplén y un final más que digno, homenaje a la película original. La película es divertida, como todas en las que está Robert Rodríguez. ¿Quizás demasiado fantasiosa? Es que es puro comic. Y le da mil vueltas a la basura de Shane Black, lo cual no es difícil.

Descubrí la serie original un día, creo que un martes, mirando que echaban en la 2. Me enganchó desde ese momento, la historia de Sebastian y Charles, y como este último se introduce en la peculiar familia Flyte, estudiándola como un zoólogo ante una especie nueva. Aunque fue el lanzamiento de Jeremy Irons, fue una gran serie que contó con estupendos actores como Anthony Andrews (al que había visto en "Las adolescentes" de Masó) o Diana Quick, junto a glorias como Bloom u Olivier. Y esa maravillosa BSO de Geoffrey Burgon (la cual tengo en vinilo) .Tras la serie leí la novela de Waugh y me atrapó de nuevo.

Así que cuando se presentó esta adaptación cinematográfica no puede sino verla con un cierto desdén, ya que era inevitable recordar la magnífica serie de TV de los 80. Me ha hecho falta un segundo visionado para ver como la película capta la esencia de la novela y de la serie, con ciertas simplificaciones, pero con la misma fascinación y hechizo que desprende la historia. Así son los Flyte. Me han gustado los actores, en especial Goode y Atwell, con esa elegancia obsoleta que tan bien plasmaban Irons y Quick. Quizás sea nostalgia de las cosas bien hechas, pero este filme me parece una notable adaptación de un tiempo perdido, tanto el que describe la novela, como también es el tiempo en el que se produjo la versión televisiva.