Pon un poquito de manteca en un recipiente al fuego. Espera unos segundos... ¿qué ha sucedido? ¡Que se derrite la manteca! Pues eso.

Los hermanos Dardenne asan la manteca de un niño abandonado por su padre y que ya de por sí no tiene madre... ¿no es eso poner a asar manteca? ¿Qué nos sale? Un niño problemático, claro.

De la peluquera (no descubro nada que no esté en la sinopsis que nos brinda la productora) ni hablamos. Personaje inconsistente donde los haya.

(Sigo en el spoiler, porque, al final, digo algo que no quisiera)

Tantas criticas hay ya de esta película que, una más, te dices, ¿pa qué? Pues para que se sepa que hay otro más que ha disfrutado como un enano durante dos horas y veinte minutos con lo que otros no han podido. ¿Qué le vamos a hacer? Pues sentir mucho que no hayais podido disfrutar con esta belleza.

El título de mi crítica es por aquel chiste de Jaimito en que el profesor le pregunta: A ver, Jaimito, háblame del amoníaco... y Jamito, escuchando lo que le dice por detrás un compañero empieza diciendo: es un líquido... insípido, incoloro... que huele muy bien... Y el profesor le dice: ¿Que huele bien? Le hace ir hasta su mesa, le abre un frasco y le dice, respira hondo del frasco... Jaimito da una fuerte inspiración y el olor del amoníaco le llega hasta lo más profundo del cerebro y le arranca unas tremendas lágrimas. Jaimito, para no desdecirse, mientras se seca las lágrimas, dice: ¡Pues a mí me gusta!

Pues comprendo que a algunos esta película les haya parecido amoníaco, pero a mí me ha gustado muchísimo.

Entretenida, que no es poco, pero insuficiente.

Universo Jeunet...Mensaje demasiado explícito... Vacío...

Algunos inventos, hilarantes...

La bailarina mecánica, poesía en movimiento. Para mí, lo mejor.

Et rien ne vas plus...

He tardado en ir a ver esta película porque a Montxo lo admiro y le temo, al mismo tiempo. Me parece un realizador fantástico, con muchísimo oficio y muy honrado, pero siempre me pasa lo mismo con él: a fuerza de querer ser correcto, de no querer sobrepasarse, de no querer ser morboso, deja, aparentemente, la decisión al espectador. No estoy de acuerdo. Es que no quiere mojarse del todo. Desde Tasio hasta Obaba, pasando por los Secretos del Corazón... hermosas películas, correctas hasta la extenuación.

Se eterniza en mostrarnos la tristeza de esta muchacha, pero, por ejemplo, nos priva de ver la implicación de la madre, magníficamente interpretada por Belén Rueda, incomprensiblemente, reducida en su participación casi hasta la nada. En cambio, se repite innecesariamente en la ¿hipnosis? de la psiquiatra. ¿no hubiera bastado con una vez esa ridícula escena? Puede que sea, incluso, real, pero resulta ridícula y, sobre todo, innecesaria.

Lástima tanto valor para abordarla y que nos haya dejado con las ganas.

Sigo en el spoiler...

Otra vez el Mago, sin chistera, pero con esa varita mágica de hacer guiones, de hacer diversión sin dejar de ser profundo. Si yo fuera el alcalde de París le declaraba hijo predilecto: ha hecho la mejor guía turística de aquella ciudad, sin renunciar a ninguno de sus tópicos. Casi llega a empalagar la belleza de ese París woodyalleniano. El principio de la peli, con la música de Sidney Beckett (creo) es espectacular. ¡Qué arranque!

Desde la admiración a una ciudad, a un grupo de artistas, nos los presenta tan geniales, tan superficiales, tan "bon vivantes" como eran y siempre con las mismas armas: atacar a la alta sociedad americana, en este caso, a costa de hacerles pasar por paletos millonarios en Europa; a costa de destrozar al pedante, con los argumentos justos, precisos, exactos... esos que todos quisiéramos tener la oportunidad de utilizar alguna vez en la vida.

Me encanta Woody. Voy siempre a ver su película, sabiendo que es la misma y es distinta: la misma eterna historia de todas sus películas.

Esta, más todavía.