David Fincher me parece un director sobrevalorado; resulta muy a menudo tramposo, efectista, con gran afición al subrayado y muy poco dado a la sutileza.

Reconozco que me entretuvo "The Game", me resultó más que interesante "Seven" y disfruté enormemente con "El club de la lucha". Desde entonces, para mí, no a dado con un proyecto atractivo o no a sabido "hacer atractivo" el proyecto que a pasado por sus manos.

Este film no es tan ñoño, superficial y vacío como "El curioso caso de Benjamin Button" pero cae en el ridículo y la incoherencia con un descaro similar.

"Perdida", a diferencia de los últimos films de su director, es entretenida y se deja ver con cierta ligereza pero resulta pretenciosa e inverosímil.

Que una película te manipule o engañe puede resultar estimulante siempre y cuando no te tomen por un estúpido. En "Perdida" quieren que al principio te parezca encantadora la pareja, luego que desconfíes del personaje masculino protagonista, luego que pongas la atención en ella y después te dejan, durante la última media hora, nadando en un cúmulo de despropósitos e incongruencias mayúsculas.

A su favor he de decir que Ben Affleck es apropiado para un papel de estas características y su ambigua inexpresividad es idónea para el personaje que encarna, Rosamund Pike está correcta y la dosificación de la información que te aporta el film durante la primera mitad me pareció la adecuada.

Lo peor me parece ese subrayado tan poco amigo de las sutilezas, esa cantidad de incongruencias que pueblan la película (¿De veras hace falta poner ejemplos?) y esa misoginia y apología de la estupidez masculina que destila la segunda parte de la cinta.

Boyhood cautiva por hablar de la vida sin grandes artificios. Aquí no hay cabida a giros de guion bruscos, ni parece pretender, en ningún momento, mostrar un episodio o experiencia vital más determinante en la historia del protagonista.

Es un conjunto de escenas, de pequeños retazos de vida, en los que, aunque obviamente "suceden cosas",ninguna de ellas sobresale del resto.

Como ya nos tiene acostumbrados Richard Linklater vuelve a ver extensos diálogos y largos planos secuencia, conversaciones anodinas mezcladas con otras filosóficas de mayor calado.

Al finalizar su visionado deja un ligero sabor de insatisfacción. Parece que falta "algo más". Te deja una sensación de vacuidad que creo que no es casualidad y que está premeditado. Da la sensación de que es buscado ese tedio, esa desilusión, decepción o miedo que deja el paso del tiempo en cada ser.

Creo que el director intenta que el espectador tenga la misma concepción de la película que tiene el protagonista (y alguno de los personajes que le acompañan en su devenir, como su madre, en quien esto es más evidente) acerca de la vida misma: Algo simple que a veces se complica y algo bello que a veces nos empeñamos en teñir de soportable melancolía.

Hierro 3 es una alegoría sobre el amor, la verdad, los sueños y el deseo de escapar, de huir o formar parte de los márgenes del mundo.

Hay películas que sirven para emocionar, otras para entretener y otras para denunciar. Aunque este film de Kim Ki-duk logra ser útil para estas tres funciones a la vez, no creo que sea la finalidad misma de su realización ninguna de ellas.

Muestra algo invisible, algo que no debe ni puede ser comprendido por la razón y la lógica, de la misma manera que oculta tanto las palabras como las respuestas, dando prioridad al silencio y a las preguntas.

Seis puntos sobre Emma es el primer largometraje de Roberto Pérez Toledo.

En sus cortometrajes mostró un concreto abanico de gustos, filias y fobias que van desde la magia hasta la ternura en las historias de amor, rozando, en ciertos instantes de su filmografía, la cursilería.

Es indudable la sensibilidad de sus relatos y la atracción que siente hacia lo excéntrico y hacia el humor negro. Lo más interesante de sus historias, a mi juicio, es cuando consigue mezclar ese fuerte sentimentalismo con unos toques de acidez y crueldad.

La película que ahora comentamos es un film arriesgado y valiente. Por momentos roza el ridículo y el retrato de algunos personajes secundarios pueden resultar superficial y plano.

Discrepo de muchas de las críticas que dicen que arranca muy bien y luego se va desinflando. A mi me parece que es, más bien, al contrario. La trama comienza a trompicones pero gracias a ciertos personajes (como aquel que recrea Fernando Tielve) y a ciertas incógnitas que deja el guionista en el aire en el último tramo de la historia, todo cobra algo más de sentido.

El resultado final y la valoración del conjunto es desconcertante. Me parece que tiene grandes virtudes (la interpretación de Verónica Echegui y el claro-oscuro de casi todos los personajes de la cinta que muestran su cara más amable y más cruel) y grandes errores (la resolución de ciertas tramas secundarias sobretodo) y deja un regusto agridulce.

Habrá que seguir la pista de Roberto Pérez Toledo.

Magical girl es de esa clase de películas que necesitan al espectador activo para que su maquinaria surja el efecto deseado.
Es un puzzle que para poder terminarlo has de encajar la última pieza. Es cine peligroso, elegante y sobrio. Ninguna escena es gratuita. Muestra personajes, objetos y acciones de la misma manera que te oculta lo que la mente de cada uno debe rellenar.
Nada sobra y nada falta. Es enfermiza, dolorosa y divertida.