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Argentina Argentina · capital federal
Críticas de gonzafer85
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Críticas 353
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
21 de enero de 2014
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Por su manera de abarcar el tema, ‘El quinto poder’ funciona más como pasatiempo (efectivo para mi gusto) que como biografía/informativo sobre el furor que fue hace algún tiempo Julian Assange y su Wikileaks (sí, poco tiempo ha pasado, pero he aquí la ironía para Wikileaks: en un medio de difusión como internet, lo que rápido se difunde e impacta, rápido cae en el olvido y el desinterés).

En cuanto al film del director de las dos primeras partes de la saga ‘Crepúsculo’ (que no es precisamente el mejor curriculum que se pueda tener), Bill Condon, he leído como factor común en las críticas de ‘El quinto poder’ que: 1) es aburrida, 2) es demasiado imparcial, 3) la interpretación de Benedict Cumberbatch es lo mejor del film y 4) no se termina de entender el modus operandi de Julian Assange. No estoy 100% de acuerdo. 1) El film no me parece para nada aburrido, de hecho, todo lo contrario, el frenetismo es una de sus virtudes así como su capacidad de contagiar al espectador la importancia de lo que cuenta independientemente de qué es lo cuenta (que, a modo de contenido informativo, es más bien poco). 2) La imparcialidad es clave (de hecho es parte del posicionamiento del film, sino escuchar las palabras finales de Assange) en una película como ésta, que precisamente habla sobre la complejidad de lo que se está discutiendo, la importancia de un cambio de paradigma y la doble moral de los sujetos que toman decisiones a sabiendas de sus consecuencias. Además, no creo que la figura de Julian Assange quede bien parada con esta película, con lo cual, la supuesta imparcialidad me parece que es en realidad estar del lado de Daniel Berg (el film está basado en el libro su autoría). 3) Coincido plenamente, sin duda, lo mejor del film es la interpretación de Cumberbatch (también está muy bien Daniel Brühl), es el que contagia la importancia de la que hablaba anteriormente. 4) Es verdad, no se entiende bien como es la operatoria de Assange, pero esto tiene que ver con que el film nunca estuvo enfocado para informar los detalles del hackeo de información. ‘The Fifth Estate’ se mueve alrededor de tres ejes bien distintos y cuyo peso está desbalanceado: el cambio de paradigma respecto al poder de la información transmitida vía internet; la doble moral que enfrenta deseos de justicia social vs. protección de fuentes; y la personalidad Julian Assange y su relación con Daniel Berg. Indudablemente, y es esta creo la causa de la decepción que pudo haber generado en quienes esperaban algo más revelador, gran parte de la película está avocada al tercer eje.

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gonzafer85
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8
24 de diciembre de 2013
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No me interesa generalizar, para bien o para mal, el cine mainstream proveniente de USA, creo que es un error y una gran estupidez, aunque a veces caiga en la tentación y utilice despectivamente frases como “cine yankee”. Pero sí me interesa salir en defensa de ‘Captain Phillips’, víctima de algunos detractores “por deporte”, enemigos “porque sí” de todo lo que venga de allá. Tampoco le hace falta mi humilde defensa, la taquilla habla por sí misma (aunque esto no tenga que ver con que una película sea “buena” o “mala”). Pero el punto es, por más que me rompa un poco las bolas la constante aparición de la bandera estadounidense (el Estado le paga a las productoras por cada vez que aparezca), que una gran historia no tiene banderas en realidad. Siempre y cuando se respete la credibilidad/verosimilitud, uno podría cambiar la bandera, el idioma, la nacionalidad de los actores y/o personajes y aun así conseguir el efecto deseado en el público. Lo que importa es que esa gran historia exista y que sea narrada como se merece. Cuando ésta es llevada al cine de la manera en que se llevó la historia de Rich Phillips (Tom Hanks), el espectador logra escapar de los cortes de luz (siempre y cuando haya algún cine con luz), la falta de agua, la inseguridad, los saqueos, el impuesto a las ganancias sobre el aguinaldo, el cepo al dólar, la inflación, la suegra, la esposa/concubina/novia, la ex esposa/concubina/novia, etc. Ese es el poder del cine, el despertar emociones del otro lado, ese es el poder de una gran historia.

Pero este poder sólo es efectivo si la narración lo permite, y Paul Greengrass así lo quiso. El director de uno de mis films preferidos, uno que no puedo evitar volver a ver cada vez que lo pasan en el cable (siento la necesidad de llegar al menos hasta la sublime escena donde Jason Bourne habla por teléfono con Pam Landy), ‘The Bourne Utimatum’, delinea con mucha precisión a los dos personajes centrales, los dos “capitanes”, el yankee y el somalí. Ubica la historia espacial y temporalmente también con mucha precisión y logra que el espectador sólo se dedique a “sufrir” con el suspenso y la tensión permanentes. Más de dos horas de tensión extrema, más de dos horas donde Greengrass nos manipula con su forma de narrar tanto como Phillips intenta, con menos éxito, manipular a sus secuestradores.

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gonzafer85
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7
24 de diciembre de 2013
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Grata sorpresa la del joven Gordon-Levitt, director, escritor y protagonista de ‘Don Jon’. Ya desde las primeras imágenes uno sabe que no será la porquería que podría haber sido teniendo en cuenta título y póster, a partir de los cuales uno se imagina la típica comedia romántica donde un “Don Juan” encuentra el verdadero amor luego de noches y noches de sexo casual y desinteresado. Bueno, un poco tiene que ver con esto, pero el film explora además otros lugares de la temática amorosa. Lugares “comunes” por suerte; donde comunes no se refiere a las situaciones y tips en lo que caen muchas comedias románticas, sino lugares en los que caemos los espectadores en nuestra vida cotidiana, y sobre los que esta película nos puede hacer recordar, pensar y proyectar. Claro que, para que esto sea posible, son requisitos fundamentales de forma y contenido la sinceridad, el narrar con franqueza, sin pelos en la lengua y sin la inhibición popular respecto a ciertos temas. ‘Don Jon’ los cumple.

Y va más allá. Detrás de todo, también hay una descripción (subjetiva, como todas las descripciones) y hasta una (auto) crítica -si se quiere- de cómo vivimos en los tiempos que corren. Las primeras imágenes tienen que ver, no sólo con la adicción del personaje central, sino otra cuestión más de fondo: la deshumanización a partir de la cultura de la imagen. Tal vez esa pequeña edición sea chocante como inicio de una película, pero la verdad es que estamos invadidos permanentemente, a través de los medios de comunicación, por imágenes de ese estilo, donde se establecen los estereotipos “válidos” del momento. Y como casi todos nosotros hemos evolucionado a esponjas absorbentes de esas imágenes, probablemente nos sintamos miserables y disconformes con nosotros mismos y/o con nuestras parejas (hace no mucho escuchaba una reflexión sobre este tema del filósofo y ensayista José Pablo Feinmann, mientras presentaba su último libro ‘Filosofía política del poder mediático’, en el cual le dedica 250 páginas a la “hegemonía del culo como medio de dominación en la modernidad informática”). En relación a esto, en ‘Don Jon’ nos encontramos con un personaje que prefiere masturbarse mirando porno al sexo con una mujer de carne y hueso.

Actual, sincero y libre de tabúes, así es este film que, si bien necesita un público acorde, lo consigue más fácil de lo que muchos creerían. Probablemente, el público más “acorde” esté compuesto por personas debajo de una cierta edad (40 diría yo). Más específicamente, creo que la identificación y el disfrute máximo son para la porción masculina. De todas maneras, Gordon-Levitt no se limita a esto y, desde el sarcasmo, la ironía y una mirada ácida y autocrítica de la sociedad occidental, nos hace reír a todos con cuestiones que tienen que ver con las diferencias de género, las relaciones, la conquista, la idealización y la familia (y estas dos últimas, juntas, son dinamita, sobre todo en familias tradicionales y exigentes). Este es el costado más liviano de ‘Don Jon’, hasta que las cosas se van poniendo un poco más profundas cuando empezamos a escuchar el término “unilateralidad”. Y es un poco lo que va haciendo el film, no sólo por los temas que trata, sino por la manera en que lo hace y por las transformaciones que va sufriendo Jon: hay un pasaje paulatino pero evidente desde lo superfluo a lo profundo y desde lo “real-ficcional” a lo “real-real” (es interesante, meta textualmente, cuando habla sobre el cine y la pornografía).

Para terminar, me quedo con otra cuestión que me pareció muy acertada y divertida: el tratamiento ácido y sarcástico del director respecto al lugar de la iglesia en la familia occidental “religiosa”. No sólo es una gran puesta en escena de la hipocresía institucionalizada, sino que también es una genial exposición de lo absurdo de la institucionalización en sí misma y el sistema creado para que “funcione”. La estigmatización del sexo, y la confesión-absolución de pecados mediante una tabla de castigos (rezos del Padre Nuestro y Ave María) que tiene tanta lógica como la que se usa para calcular el impuesto a las ganancias.

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gonzafer85
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6
10 de diciembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“… es el espectador quien tiene la obligación de decidir con qué se queda: si con la moraleja boba del marxismo de prescolar cubano o el desmadre explosivo de los rayos láser” (Leonardo M. D'Espósito: Revista El Amante #256). Sin duda, con el desmadre explosivo. La primera opción, en el cine, ya me colmó la paciencia, no sólo por lo utópico de todo el asunto, sino por lo inconsistente y demagógico del mensaje dicho desde lugares que alimentan y se alimentan del sistema que critican, como la gran mayoría de nosotros en mayor o menor medida.

Pero bueno, para que nos identifiquemos con el protagonista y sus motivaciones es entendible todo el discurso “pro igualdad” inicial. Max no busca ser millonario, pero tampoco quiere que le tomen el pelo; no es ni más ni menos que un tipo que está hinchado las pelotas de su condición social, de que lo exploten, de no tener una calidad de vida digna, etc. Claramente, vamos a identificarnos con él (además, es Matt Damon) y no con los ricachones de Elysium y, mucho menos, con Jodie “cara de malco” Foster. Por suerte, prontamente, el tufo a ideología barata empieza a dar lugar a la pura acción y reacción. Específicamente, cuando Max recibe la dosis de radiación letal y no le queda otra que poner en práctica su sentido de supervivencia.

Muy buenos efectos, un villano que (como decía Hitchcock) engrandece al héroe y hace más logrado el film, un guión que guarda cierta lógica y cuida sus detalles (hablando de esto, vi ‘Riddick’ antes de ver ‘Elysium’… es una muestra de cómo un guión espantoso puede destruir por completo una saga y un buen personaje) y actores a la altura. Un film de aventuras con mucha acción, donde la historia nos lleva a querer que los “buenos” derroten a los “malos”, una estrategia conocida para el entretenimiento, no por eso menos efectiva. Para pasar el rato está bien.

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gonzafer85
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8
19 de noviembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los primeros minutos -los únicos que permiten cierto relax- el film se dedica a describir el marco sociocultural de la historia: pueblo de carácter forjado por el clima hostil, de clase media, religioso, mujer ama de casa, hombre sustento económico y protector del hogar. En particular, la película se centra en dos familias tipo que disfrutan del día de acción de gracias en la calidez del hogar. A los pocos minutos, el plano de la casa rodante introduce una interferencia en el clima familiar, una tensión entre la ventana trasera del vehículo y los personajes. A continuación, el plano subjetivo que mira hacia la casa y suena a terror, marca definitivamente el acecho del mal, la catástrofe para la cual “hay que estar preparado, y esperar lo peor” (Keller Dover/Hugh Jackman).

De ahí en más, ‘Prisoners’ no da respiro, se transforma en el thriller en su máxima expresión. Las dos niñas, Anna y Joy, son secuestradas, y entramos en terreno pedregoso, en una atmosfera macabra y malsana. No se trata “sólo” de un policial, de la investigación de un secuestro y posible asesinato, ni siquiera de correr contra el reloj para rescatar con vida a las víctimas, sino que se añade a todo esto un tema tan horrendo como la pedofilia, el mal entre los males. Cuando el principal sospechoso es Alex Jones (Paul Dano), un joven con la edad de un niño de diez años, no hay procedimiento policial ni principio de presunción de inocencia que valgan para el padre de Anna, Keller, quien será capaz de hacer cualquier cosa para encontrar a su hija. Con pequeños detalles (la frase de Alex “no lloraron cuando las dejé” que sólo escucha Keller, o el maltrato casi inconsciente al perro de su tía), Villeneuve pone en Alex la figura, tanto del culpable como del falso culpable (recuerdo ‘La cacería’/’Jagten’), y entramos en un terreno de desconcierto que nos hace dudar pero sentir lástima por este personaje cuando Keller decide secuestrarlo y torturarlo. La doble moral, puesta en escena con la tortura al son del padre nuestro (hay algo de la conciencia de ‘Zero Dark Thirty’ en esta parte) y frases como “tú me haces hacer esto”, “un hombre hace lo que tiene que hacer” o “hay que tomar decisiones”.

"...impregnada de una intensidad poética que es rara en los thrillers estadounidenses. Las comparaciones cinematográficas más cercanas serían 'Zodiac', 'En la habitación' y 'Mystic River'." (Claudia Puig: USA Today)

Párrafo aparte para el detective Loki (Jake Gyllenhaal), personaje digno de un spin-off. Es el “contaminante” visual del paisaje, el elementos diferente, el que no pertenece a ese pueblo; con aires de ciudad, tatuajes varios (algunos ocultos por ese último botón de la camisa que lleva siempre prendido), reprimiendo algo que no sabemos bien qué es, pero que emerge de su mirada. Frío y calculador, intelectual, pero también pasional y comprometido con su trabajo y su misión: encontrar con vida a esas niñas. Alienado, representa la reflexión acerca de la conducta humana en situaciones límites, al menos, cuando él mismo no es parte de esas situaciones, como cuando se enoja con sus interrogados (un cura pedófilo por ejemplo, hablando de la doble moral).

“Hacer los niños desaparecer es la guerra que luchamos contra Dios. Hace que las personas pierdan su fe, los convierte en demonios como usted”. Las niñas siguen desaparecidas y pasan los días, y la trama no se detiene. Entre giro y giro (el secuestro de Alex, la aparición de un nuevo sospechoso, pistas varias, etc.), ‘Prisoners’ va superando las dos horas y el espectador ahí, fijo, suspendido en el tiempo, detenido gracias a la magia del cine de las buenas historias. Vuelta de tuerca final, inesperada pero verosímil, lógica si uno lo piensa después.

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gonzafer85
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