"The Rain People" es un buen drama de corte intimista, donde un Coppola primerizo nos sirve un plato agrio, donde se retratan situaciones que duelen, y unos personajes de los que es inevitable comparecerse.

Apoyándose principalmente en la magnífica interpretación de Shirley Knight, el film es una road movie que al contrario de la alegría y fogosidad que emergía de producciones similares de la época, aquí se convierte en un viaje sin retorno, donde los personajes sumidos en una profundo clima de declive, buscarán, en vano, el sentido de su existencia y concavidad.

Como todo cuento macabro, la explosión llega en el tercio final, donde un Robert Duvall que excepcionalmente crea un rastrero y bastardo personaje, logrará la explosión de la frialdad retratada en los anteriores tramos del film, convirtiendo a "The Rain People" en una buena pero pesimista película, ideal para ver en una tarde lluviosa como hizo un servidor.

Si en la segunda parte Miner lograba construir un más que digno slasher a base de utilizar muy sabia y elegantemente los tópicos del género, aquí su labor si limita a cumplir, dotando a la película de cierto aire de "Grand Guignol".

Los puntos de partida son los mismos, grupo de chicos, terreno rural alejado de civilización y Jason Voorhees a machetazo limpio. Tenemos como prólogo el final de la anterior parte, cosa que nunca entenderé: ¿Es necesario? ¿Es para rellenar metraje? ¿El que quiera ver una tercera parte no será porque ya ha visto la segunda?

"Friday 13th Part III" es una decente secuela, nuevamente bien rodada, que aunque por momentos abuse de la auto parodia (demasiados falsos sustos) tiene ciertos aires cómicos que Miner sabiamente introduce para no hacer una secuela calco. Lógicamente me refiero a las muertes, aquí cada vez más estrambóticas, intentando superar a la anterior.

Miner consigue nuevamente un film tremendamente atmosférico, logrando unir perfectamente los ruidos ambientales con la elegante música de Manfredini, simple pero efectiva (sintetizadores incluídos).

En esta parte Jason nace tal y como le conocemos, con su máscara de Hockey, ropas rotas y machete. Impagable su primera aparición con esta estampa y la muerte que acontece a continuación.

Conclusión de la "Trilogía de las madres" de Dario Argento, quien tira de familia de nuevo y nos ofrece a su hija Asia como mero vehículo para adentrarnos en la atmósfera de terror que esta vez vuelve a crear el romano.

Si bien desde el primer momento se nota el buen hacer de Dario, adentrándonos en la historia a base de una brutalidad asomobrosa, donde el terror gótico y más paranormal que nunca hacen acto de presencia, utilizando en algunos momentos la locura colectiva como herramienta de creación de una angustia bastante efectiva.

Las muertes son apabullantes. Rozando el "splatter" más grotesco que se haya podido ver últimamente en el cine de terror (y en la filmografía de Argento), dichas escenas no hacen más que enriquecer al film, recórdandonos que detrás de él está uno de esos italianos que en los años 70 y 80 poblaban las "Grindhouse" de auténticas obras de arte del cine de género.

En "La Terza Madre" se nota la artesanía de un autor como Argento, pero es una lástima que guión sea terriblemente malo y que en algunos momentos se use algún cliché demasiado facilón. Concebida como sus antecesoras como un macabro "cuento de hadas", no decepcionará a los amantes del fantástico italiano, pero sí que a un autor como el que nos ocupa, y más viendo su anterior filmografía, sí que se le podría exigir algo más.

Parido en los últimos días del western mediterráneo, a mediados de los 70 cuando ya el género estaba en plena decadencia con cada uno de sus clichés totalemente quemados, Castellari rodó la que a día de hoy él mismo considera su mejor película "Keoma".

"Keoma" parte de un guión de Luigi Montefiori (George Eastman, ese icono de la serie b italiana) al que el propio Castellari fue modificando sobre la marcha durante el propio rodaje las oportunas modificaciones. En mi opinión no es sólo un hito del Spaghetti Western, sino uno de los mejores western que se han rodado jamás.

Con un impresionante Franco Nero (pocas veces ha estado mejor), la película se sitúa en una región invadida por la peste, dónde un pistolero (prototipo de antihéroe total, como buen Spaghetti) volverá a su pueblo natal donde verá que una banda de criminales se ha hecho con el control total del mismo en medio de un clima absoluto de enfermedad, suciedad y polvo. Este retorno servirá para que el protagonista rememore algunos de sus momentos de infancia (increíble William Berger en el papel del padre) que, al fin y al cabo, es una explicación de el tipo de persona que Keoma ahora es.

"Keoma" es un cuento macabro, rodado excelentemente bien por Enzo G. Castellari (hasta los plagios a Peckinpah quedan elegantes) convertido en un puro cómic negro, un cómic sucio con una ambientación onírica, fascinante, repleto de absolutos bastardos, con un uso de la cámara formidable. El guión retrata genialmente a los personajes, interpretados por un plantel de lujo: no sólo Franco Nero está formidable, también tenemos a un habitual del Spaghetti como William Berger, a Olga Karlatos (tremendamente bella y con un peso especial en el film), Woody Strode, Orso Maria Guerrini...

La película sumerge al espectador desde el primer fotograma (grandiosamente mágico y ténebre el prólogo del film) en un clima de infierno, de tristeza y en definitiva de muerte, como si el que visiona la película fuese un pueblerino más infectado por ese ambiente de enfermedad, maldad y muerte.

La música, con reminiscencias de Bob Dylan o Leonard Cohen, creada por los hermanos De Angelis, es fabulosa, y aunque en principio parezca lo contrario no sólo queda de fábula en el film sino que multiplica esa sensación de relato deprimenente que impera en la película.

"Keoma" es una experiencia cinematográfica única, un descenso al infierno de la estampa humana, repleto de metáforas sobre la vida y la muerte, la libertad y la maldad del ser humano, una absoluta maravilla de película.

La principal baza con la que James Cameron triunfa en su primera gran película es que consigue muy modestamente que una historia aparentemente insulsa llegue al espectador.

Y es que, con esa historia de ciencia ficción, Cameron construye un cómic macabro, con una siniestra atmósfera que aterroriza desde el primer minuto. Muchos han intentado aterrar al espectador con bestias gigantes, criaturas de otros mundos, etc. Algunos lo consiguieron, otros no. Cameron sí lo consigue porque aquí el terror es real. Es la historia de como el producto de lo que alguien ha creado se puede rebelar contra su progenitor en cualquier momento. Lo que ocurre en Terminator, podría pasar mañana y no sólo en el ámbito de las máquinas.

Pero esta película no sólo aterra. Es una cinta de acción increíblemente rodada, con una estética oscura, sucia y ténebre que es un elemento primordial de la cinta, como un personaje más. Cameron no tenía muchos medios, pero sabe como utilizarlos, como hacen los maestros.

Todos los personajes son adorables. Desde un Kyle Reese derrochando carisma (que pena que Michael Biehn se perdiera después) hasta una preciosa Linda Hamilton que aunque aquí la vemos como una chica recatada y muy modosa la evolución que emprenderá en la segunda parte será tremenda (siendo este uno de los puntos fuertes de la película). Arnold es Arnold. Su papel no le pide más de lo que hace. Él es Terminator. Él es la película.