Quien sea admirador de esta inclasificable película será consciente de que su título, que en inglés sería algo así como “mandíbulas” no es más que el trasfondo narrativo y comercial para promocionar una película (perdón peliculón) que cuenta a lo largo de su metraje bastante más que la historia de un tiburón que devora personas. Basada en el libro de Peter Benchley y que él mismo adaptó para llevarla a la pantalla, la historia gira en torno a los habitantes de una pequeña localidad que se nutre económicamente del turismo y ve como su economía peligra por culpa de un despistado escualo que pretende comerse a sus adinerados turistas. “Tiburón” es un ejemplo narrativo de cómo a través de las imágenes un genio como Spielberg puede condensar todo un libro con acierto gracias también al oficio de su escritor y guionista Benchley que evitando algunos matices de los personajes supo acomodar su libro casi al completo. En “Tiburón” son desmenuzados casi la totalidad de los miembros de la comunidad de manera sencilla pero eficaz, todos importan y aunque el trío Scheider-Shaw-Dreyfuss centren la atención la historia sólo les pertenece en el segundo acto. En el primero Spielberg lo dedica por completo al pueblo, la forma de vivir de sus habitantes, sus motivaciones, intereses y sobretodo sus miedos en el momento en que ven peligrar su forma de vida. Para el Jefe de Policía Brody la seguridad de los ciudadanos es lo primero, el alcalde lo ignora no queriendo entender la naturaleza del peligro al que se enfrenta y tratando de buscar explicaciones absurdas a lo evidente. No se menciona en la película que el Alcalde, magistralmente interpretado por Murray Hamilton es un político corrupto que a comprado y recalificado unos terrenos para venderlos a los turistas con la intención de hacer su agosto, algo que se ve truncado por la aparición del tiburón y el posible cierre de las playas con lo cual adiós a los turistas y sus añoradas ventas, razón que da sentido a su obsesiva ceguera por mantener abiertas las playas. Algún otro detalle más queda omiso del libro, pero con acierto porque algunas referencias de los personajes hubieran estropeado la química del trío formado en la segunda parte de la película y en lugar de camaradería hubieran sido enfrentamientos que romperían el afecto y preocupación que se siente por los tres protagonistas.
La sencillez con la que el director nos presenta el núcleo familiar del Jefe Brody, en una impagable y breve introducción que aporta más detalles en pocos minutos que muchas películas en horas, los matices cotidianos de los habitantes del pueblo en los que todos tienen su momentito de gloria, la pintoresca descripción de Quint y Hooper. Nada en esta brillante película está dejado al azar, todo está conectado y las consecuencias de unos afectan a otros, las apariciones del tiburón mostrado con cautela y sólo cuando es necesario, una obra maestra que lo tiene todo.

Desde su inicio, que nos recuerda significativamente a “La Cosa” de Carpenter pues el plano inicial es prácticamente clavado, más bien un homenaje, el film de McTiernan nos deja clavado en el sillón. La película sigue manteniendo su frescura y sus efectos visuales han envejecido perfectamente por su magnífica factura. Siendo como es un film de Schwarzenegger, cabe la posibilidad de la estructura quede colapsada por el musculoso actor, que ya por aquel entonces empezaba a tener su estatus de estrella que lidiaba con Stallone. En mi opinión Scharzie supo escoger mejor sus películas y “Depredador” y posteriormente “Desafío total” son el mejor ejemplo de ello. El film es una especie de versión del “Aliens” de Cameron llevado a la jungla, un grupo de militares se introduce en la selva con el objetivo de llevar una misión de rescate, terminando por enfrentarse a una criatura de la que no saben nada, todo ello acompañado por la memorable banda sonora de Alan Silvestri. A pesar de sus más que lógicas diferencias McTiernan tiene su mayor virtud en no monopolizar la presencia de Schwarzenegger en torno al film, sino que trata al equipo como tal y los desglosa de forma natural y bastante realista, implicando a todos en los acontecimientos que van desarrollándose,. Así el Depredador tiene tanto protagonismo e interés como el propio Scharzie y la caza a la que somete al grupo es planificada de manera magistral, logrando que la jungla se convierta en otro protagonista más. Un film que forma parte de la historia del buen cine de Ciencia Ficción-acción.

A veces la simple estructura de una película la hace más disfrutable por su falta de pretensiones. Esto en mi opinión ocurre con “Breakdown” uno de los thrillers más infravalorados de los últimos tiempos. Su director J. Mostow ha tenido la suficiente inteligencia como para no enredar demasiado una trama tan simple pero efectiva como la expuesta. me atrevo a asegurar que gran parte de la culpa de la efectividad de este film es gracias a Kurt Russell, un actor de presencia especialmente dotado para interpretar este tipo de personajes desesperados con un cierto aire de héroe que aquí no es. Pero la labor no sólo se limita a su trabajo sino también al brillante elenco de secundarios (Kathleen Quinlan, J.T. Walsh, Rex Linn...) y la vibrante dirección de Mostow que en ningún momento se detiene en giros estúpidos e innecesarios, un film muy bien rodado, con su justa duración y un pacto con el entretenimiento que no debiera ser desperdiciado por nadie. Seguro que alguién se pregunta ¿un 10 a esta película? Pues sí, porque no encuentro ninguna fisura ni argumental, ni técnica ni de actuación y cuando la vi la disfruté plenamente.

Ni sus propios creadores eran conscientes de lo que estaban haciendo y creando, toda una saga de películas con un guión tan clónico que hoy en día resulta un tanto risible. Esto es una lástima, pero es rigurosamente cierto (bajo mi punto de vista) que “Viernes 13” es un film que ha envejecido bastante mal. Un vistazo hoy en día nos deja una pobre impresión de uno de los títulos más emblemáticos del slasher de los 80, posiblemente el más importante después del “Halloween” de Carpenter. Quizás una remasterización sobre el sonido nos hubiera dado una expectativa un poco más alta de que realmente ofrece, pues resulta previsible y simple hasta más no poder, sólo recomendada para los nostálgicos que con ella crecimos y que somos capaces de sacar lecturas algo positivas y seguramente exageradas al respecto. Pero, al fin y al cabo el cine tiene mucho de eso, de la nostalgia y el recuerdo que su recuerdo nos deja en el tiempo. Lo más curioso de esta película no es sólo su sorprendente éxito, sino el cúmulo inacabable de secuelas que fue capaz de generar, incluso las impresentables “Jason X” y “Freddy vs Jason” una especie de secuelas mutantes que trataron de explotar un personaje ya acabado de por sí. Sería un buen momento (ahora que está tan de moda) un buen remake que limpiara ese regusto desgastado que nos deja el film de Sean S. Cunningham.

Tengo que reconocer que en su día me dejó descolocado este film de Verhoeven, apenas le di ningún valor y me pareció bastante patética. Una década después tengo que rendirme ante una crítica social majestuosa, antibelicista con el marco de la Ciencia Ficción como trasfondo. Verhoeven no deja escapar la oportunidad de buscar simbolismos aplicables a las diferentes guerras y etapas que ha vivido y vive nuestra sociedad de hoy en día. Humor negro a toneladas, ironía, sangre y realismo se mezclan con la hipocresía de la sociedad retratada, una sociedad perfecta, de chicos pijos guapos que no saben lo que les espera, fáciles de engañar por el manto de una bandera que representa unos ideales apartados de cualquier valor moral real. Para ello Verhoeven utiliza actores guapos de sonrisa profiden más propios para anuncios de colonias que para una superproducción hollywoodiense. No me cabe la menor duda de que es una de esas películas que gana con cada nuevo visionado, muy bien realizada, buena banda sonora de Poledouris y para quienes posean el DVD un audiocomentario extraordinario en el que el director nos cuenta la complejidad tanto técnica como artística de su filmación.