La película comienza siendo una especie de thriller sectario y termina siendo un drama psicológico. El problema es que no profundiza en ninguna de las dos vertientes ni explota el potencial de los actores y deja a Martha como una niñata consentida que no sabe lo que quiere.

El ritmo es tan lento que el espectador está siempre varias escenas por delante de la acción y la trama es tan ambigua que es el propio espectador el que termina construyendo la historia y buscándole un final.

Inquietante propuesta de elegante estética. Sospecho que el producto final no se corresponde con la idea inicial y, aunque la historia se queda a medio camino entre dos realidades, el desenlace me resultó perturbador, aunque es cierto que lo pillas un poco antes de que sea revelado. La cinta es algo así como un capítulo de Black Mirror.

Me resultó simpático que Toby Jones interprete en esta película una escena que recuerda mucho a otra, interpretada también por él mismo, en Total Recall.

Pese a que todo parece indicar lo contrario, la historia no tiene nada que ver con la inteligencia artificial, ni con robots. Toda la trama gira en torno a los esfuerzos de alguien por construir algo para recuperar algo que ha perdido...