Entretenida comedia de vampiros y mafiosos italianos que en gran parte se salva gracias a la graciosa interpretación de Robert Loggia como jefe de una banda de gangsters que se transforma casi accidentalmente en vampiro y que da pie a divertidas situaciones ante la sorpresa de haber resucitado y de encontrar las ventajas de ser inmortal. Éste gana la partida a la que en principio es protagonista de la película, una preciosa vampira que encuentra la coartada perfecta para saciar su terrible hambre y no levantar sospechas, en los ajustes de cuentas que se producen entre bandas rivales. Sin más pretensiones que entretener y divertir, con humildad y dosis de humor gamberro, pero discreto, se desarrolla esta obra menor del desgraciadamente venido a menos John Landis pero que deja en bastantes momentos sus señas de identidad de genial creador de situaciones absurdas pero magníficas.

Simpático e irónico homenaje a las películas de Ciencia-ficción de serie B de los años 50 con el telón de fondo de la crisis de los misiles de Cuba en plena guerra fría.
En un pequeño pueblecito costero del sur de Florida, a tan sólo 150 Km. de la isla vecina, se desarrolla un cuadro costumbrista con unos adolescentes como protagonistas quienes van mostrando sus preocupaciones e intereses tanto en el plano amoroso como en su afición por las películas de monstruos y mutaciones por radiación nuclear (en este caso se llevaba al plano de ficción una realidad que estaba en boca de todos debido al supuesto peligro de un ataque por parte de los rusos con armas nucleares).
Un productor de cine dedicado en cuerpo y alma a este tipo de películas interpretado magistralmente por John Goodman se persona en el pueblo para proyectar en el cine local en sesiones matinales su última creación: "Mant" (una horripilante mutación entre un hombre y una hormiga).
No sólo se trata de sorprender y aterrar con esta nueva creación, sino que además implantará en la sala de proyección toda una gama de efectos sonoros, visuales y tangibles acordes con lo que suceda en pantalla para que el público viva aún más la experiencia que están viendo en pantalla.
Lo que no tiene desperdicio es la película que se proyecta, es absurdamente graciosa y llena de tonterias tan grandes que la hacen simpática siendo ésta tan mala.
Mantiene siempre el humor y la frescura de las buenas comedias tanto cuando transcurre con el divertido pase de la película como con el temor de los vecinos del pueblo a ser atacados por los comunistas.

Aunque se trate de una relación amorosa que conlleva la infidelidad a una esposa por parte de su marido, nos encontramos ante un precioso encuentro amoroso que se va forjando a través de silencios y miradas tan reveladores que cuando llegan las primeras palabras, sean cuales sean éstas, transforman ese primer diálogo en una de las mejores experiencias que se puedan vivir. Como no todo son caminos de rosas y menos en el amor, el protagonista en cuestión va mostrando cierta sensación de ansiedad ante los acontecimientos que se le presentan, no demostrando esa madurez que se le supone por ser un hombre de reconocido talento y admirado por sus seguidores y sobretodo por su familia; claro está que se encuentra en una comprometedora situación de la cual no quiere trascender nada llegando todo ello a desesperar y a desconcertar a la joven amada. La decadencia es inevitable, como un azucarillo en el café o las hojas de un árbol en otoño llega el desengaño de todo lo perfecto y bonito. Ante todo y gracias a la sutileza y al pulso del gran François Truffaut nos encontramos ante una película en la que uno se va maravillando de como trascienden los pequeños detalles, una decisión tomada u otra, un breve encuentro casual o forzado y sobre todo la naturalidad de las cosas que hacen que todo sea más humano y más sincero.
P.D. Este tipo de finales se le dan mejor a Claude Chabrol.

Me parece totalmente desacertada la definición de infantil en esta película, como he leído en varias de las críticas.
Porque la integridad y el buen juicio del niño protagonista, como pocas veces se ha visto en cine, da buena muestra de ello. Su ejemplar comportamiento da una buena lección a muchos adultos y como lección pedagógica para los más pequeños es notable.
Infantiles sí son "Los juegos del hambre", "Peppa pig" o cualquiera de Adam Sandler.
Que unos simples muñequitos de plástico se conviertan en seres reales podría haber dado pie a un simple divertimento y en este caso lo que hace es trascender hasta la vida misma de esas personas que tuvieron su momento en la historia y que ahora están presentes.
Ya me gustaría ver en muchas de las películas para adultos a gente tan adulta como el niño protagonista.

Gran desilusión al visionar la ópera prima del posiblemente más famoso guionista gracias a sus excéntricas historias llevadas al celuloide casi siempre con una correcta factura.
En esta película encontramos la excentricidad a cuentagotas y total para no aportar nada de nada, a no ser que se tenga en cuenta como tal la torpeza de la narración que al hacerla totalmente ininteligible puede hacer creer que asistimos a algo mágico, surrealista o que nos transporta a otra dimensión.
Podemos darle un márgen de error al tratarse ésta de su primera película dirigida y además tratándose de una empresa difícil ya que aunar todo lo que cuenta no puede caer en manos de cualquiera, toda una vida de un personaje aquejado de diversos y variopintos males, físicos y morales que le lastran durante toda su existencia, y el defecto más grande de todo ello es el sinfín de malabarismos que se hacen para pretender hacerla interesante quedándose todo en un cúmulo tras otro de despropósitos difíciles de entender.
Si en ningún momento consigue que sientas empatía por ese personaje, y vaya que lo intenta con toda la suerte de desgracias e inconvenientes que se le presentan, y lo único que consigue es aburrirte y DESCOLOCARTE literalmente todo lo que vas viendo en pantalla, desde la historia que cuenta hasta sus personajes, llegas a la conclusión de que es un auténtico desastre y además largo.