La fantasía de Pinocho, una historia archiconocida, se ha presentado a un público adulto con guante de seda y que sus 125 minutos no resulten pesados, a pesar de saber lo que iba a suceder en cada tramo de la película.
Una ambientación del siglo XIX con un niño de madera con una vestimenta del siglo XV y que nada rechine, es lo que en literatura se llama pacto con el lector, y el director se tomó dicho pacto sin complejos en la película para que el espectador se dejara llevar sin cuestionamientos, es un triunfo sin duda.
La crítica sobre la dificultad de criar a niños difíciles, la formación de su conciencia y sus valores, y la crítica a la justicia en la que los inocentes van a la cárcel y los ladrones son libres, la cosificación cruel para ganar dinero o robarlo, y la asunción de la pobreza como algo normal, y que el padre se enfrenta a la epopeya de cruzar el mundo por buscar a su hijo, todo parece como muy naíf, pero son valores y cosas de la vida, y la película lo encauza sin que aparezca en ningún momento ese tono naíf o incluso infantil.
El personaje del hada, la personificación de los animales, le da un toque a la película que la hace más interesante, como una especie de fantasma venida en hada y con ropa de una noble del siglo XVIII.

Las interpretaciones, en general, son creíbles hasta en las marionetas de madera, y a pesar de ser fantasía, la pobreza tiene cierto toque de neorrealismo.

En esta película hay un no sé qué, que me recuerda a otra película italiana, 'El cartero y Pablo Neruda', quizá por cómo se recrea en paisajes simples, pero hermosos, en pueblos humildes, en la pobreza como algo cotidiano donde los protagonistas no tienen dobleces.

Esta historia reúne a cuatro personajes a punto de ser vencidos por la vida: una mujer divorciada, otra mujer cuyo marido la deja por otra, un hombre viudo, otro con hijos que no ve y una ocupación desfasada como los rodeos y cazar caballos con los que apenas puede ganarse la vida, y por último, un chico que se pelea con su padrastro y se marcha de casa para ganarse la vida en rodeos, y la madre se lo reprocha, además, de haber tomado partido por el padrastro.

El romance surge entre la mujer divorciada y el cowboy, ella es joven y atractiva, tiene mundo, y él es un provinciano. Se enamoran, pero se produce un conflicto, ella no entiende el mundo de los rodeos y no soporta que se maltrate a los animales, por lo que él tendrá que elegir entre ella o cazar caballos.

Hay una subtrama y es la rivalidad entre el viudo y el cowboy, porque a ambos les atrae la mujer divorciada, pero ella elegirá al primero, lo cual provocará el conflicto de sentar o no la cabeza y abandonar la caza de caballos.

La pareja se construye no solo por atracción, sino porque ambos se sienten con las tablas de haber vivido la vida y se comprenden, pero hay cosas que les distancian. El cowboy tendrá que enfrentarse a su amigo viudo y este le grita que se arrepentirá si opta por ella y deja los caballos, porque, en realidad, se rompe la pareja de amigos y se crea la pareja romántica con la mujer.

La vida es para parejas que se comprenden, se aceptan, y están dispuestas a renuncias como el personaje de Gable con los caballos, lo que se producirá al final con la evolución del personaje de Gable.

La estética de la película, a pesar de blanco y negro, es espectacular, cuando suben a cazar los caballos con una avioneta y con lazos atados a neumáticos en un paisaje de tierra blancuzca que parece un rodeo en la luna.

La escena de Gable luchando contra el caballo, y que al final librera, representa la lucha consigo mismo, la fuerza contra la razón, y que al final vence la última.

La película es magnífica, a la altura de grandes como Casablanca, solo que en esta la pareja acaba junta.

La manera en que entran las chicas en la historia es un giro muy logrado porque no había ninguna relación con los protagonistas, confunden a uno de ellos con un antiguo novio y este se deja llevar. Sin embargo, el espectador no lo cuestiona por el contexto, la imagen delirante de un tipo en una bicicleta con la cabeza de un unicornio remolcando un viejo Mercedes.

Es una película sin sentido, pero tiene algunos golpes buenos, como el personaje de la chica que grita en todo momento por la discapacidad en un accidente de sky. Y los paisajes, muy mediterráneos, llenan mucho la película.

El final abierto con el regreso de la mosca cuando ninguno lo esperaba, es muy literario, un final abierto absoluto.

En resumen, se puede columbrar una caricatura de nuevas generaciones.

Un escritor de 40 años se separa de su mujer por adulterio de ella, y una chica joven deja a su novio que es un pedante, ella es camarera. El escritor y la camarera se conocen y comienzan a flirtear de una manera peculiar, se tratan sin saber mucho el uno del otro, y un día descubren que sus ex parejas eran amantes. El conflicto de la película es el enamoramiento, y el clímax cuando descubren que sus ex están liados, el desenlace es cuando han de decidir cómo afrontar el asunto, pues sus ex quieren volver con ellos, pero el escritor y la camarera se han enamorado.