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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.370
Críticas ordenadas por utilidad
9
15 de noviembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El concepto de héroe (de hērōs), lo heredamos de la mitología griega y hacía alusión a una persona con capacidades sobrehumanas con las que llevaba a cabo hazañas extraordinarias de beneficio para una colectividad o para la humanidad entera. En la tríada del poder y del valor, establecida por el poeta Píndaro, el orden era (y es): Dios(es) > Héroes > Hombres.

Lo que ha sucedido de aquí en adelante, es una cada vez más atrevida y sospechosa subvaloración del concepto de Héroe que nos enseñaron los griegos… y ahora, medios y directivos, osan aplicárselo a cualquier hombre, mujer o grupo, que realiza alguna acción especial favorable a alguien. Así, los deportistas se han vuelto héroes; los que rescatan a alguien que se hallaba en notable peligro son héroes; los soldados son héroes “por defender la patria”… y al paso, los héroes que antiguamente se podían contar en los dedos de la mano, son ahora tan abundantes como los doctores o los caballeros.

Con el ánimo de hacer un notable estudio sobre el heroísmo -según lo conciben los gobernantes de los últimos tiempos-, el director Clint Eastwood, ha realizado una magnífica y reveladora película que parte del libro que escribiera el estadounidense, James Bradley, cuyo padre fue uno de los seis “héroes” que aparecen en la célebre foto tomada durante la toma del monte Suribachi (en Iwo Jima, Japón), en la cual se observan colocando la bandera triunfalista.

La adaptación, puesta en manos de, William Broyles y Paul Haggis, consigue una sobresaliente estructura con muy bien insertados saltos en el tiempo, dándonos así elementos que nos permitirán comprender los hechos fundamentales que se dieron a consecuencia de aquel curioso momento histórico de la instalación de una bandera estadounidense... y quizás sea entonces que cobre validez, aquella frase que oiremos al principio de boca del ya anciano, John “Doc” Bradley: “Buenos y malos, héroes y villanos, de eso siempre hay… pero la mayoría de las veces no son los que nosotros creemos”.

El filme funciona a todo nivel. Se propone, con gran realismo, dejar fielmente plasmadas las crueldades y atrocidades de la guerra hasta conseguir que sintamos repugnancia por todo lo que en ella sucede; y al tiempo, aborda, con suma objetividad, la búsqueda de la verdad absoluta sobre los hechos que sucedieron desde la toma de aquel monte estratégico para los japoneses.

La estructura general luce tan bien cuidada que, por esta razón, el siguiente filme de Eastwood, “Letters from Iwo Jima”, engancha perfectamente con, <<BANDERAS DE NUESTROS PADRES>>, al ser, éste mismo hecho histórico, visto aquí desde la perspectiva de los americanos, y en la siguiente película desde el punto de vista de los japoneses. Incluso, algunos planos son comunes a ambos filmes y es seguro que fueron rodados sucesivamente, para conservar la perfecta ilación de las escenas de batalla, las cuales, para mayor fidelidad histórica, consiguieron rodarse en Iwo Jima, y exactamente en los mismos lugares donde transcurrieron los hechos.

Eastwood, se abona aquí otra brillante obra que dignifica al 7° Arte, invitándonos a tener más cuidado antes de atribuirle a alguien el calificativo de héroe... ¡y cómo quedan de mal parados los gobernantes y la sociedad de aquellos años!

Reconocimiento a, Adam Beach, por su excelente y ejemplarizante aparición como el indio, Ira Hayes.

Título para Latinoamérica: LA CONQUISTA DEL HONOR
Luis Guillermo Cardona
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8
1 de noviembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
John y Lara Brennan, son una pareja enamorada… y resulta muy novedoso que, en vez de arrancar su historia con el día de boda o con una escena en la cama o en un romántico parque colmado de árboles y aves, el director Paul Haggis -para mi gusto, uno de los últimos grandes talentos del cine Hollywoodense-, la comience con una escena de celos donde podremos ver que la esposa defiende lo que es “suyo”, que no tiene un pelo de tonta, y que pareciera estar dispuesta a poner los puntos sobre las íes donde sea y frente a quien sea. De paso y tácticamente, ésto dejará abierta una presunción para lo que sigue ¡que es bien candente!

Así comienza un thriller y un suspenso que, una vez más, corrobora que no hay fuerza que tanto aliente como el amor. Científicamente, puede demostrarse que el amor reactiva las células, aumentando la eficacia de los sistemas inmunológico y curativo del cuerpo; el amor produce energía, estimula los sentidos, da valor y confianza, y de manera inexplicable -en un terreno que llamaríamos espiritual, pero no menos cierto-, pone a nuestra disposición una serie de fuerzas invisibles que parecieran conspirar para el buen resultado de aquello que por amor, y con amor, nos proponemos.

Es estupendo que, con una sola escena de enfrentamiento a plomo, Haggis logre, sin dificultad alguna, mantenernos pegados a esa historia donde, la pretensión de un marido es hacerle justicia a su mujer ante la incompetencia de la mal llamada justicia... y conste que no tiene pruebas fehacientes que demuestren su inocencia, pero, para John, hay algo que vale más que eso: Ama a su mujer, se siente uno con ella… y sabe, desde bien adentro de su alma, que Lara no le mentiría. Lo que llamaríamos: la prueba de la confianza absoluta. No es tangible, pero también es real. ¿Estará en lo cierto?

Con una edición impecable que evoluciona de planos largos que buscan interiorización, conocimiento e identificación, durante el desenvolvimiento del cruce afectivo y del choque emocional, hasta llegar a planos cada vez más cortos durante la estupenda secuencia del clímax, Haggis logra un magnífico crescendo, poniéndonos en el punto exacto junto a John Brennan, a padecer en carne propia esa profunda tensión que se aventurará en el camino.

Russell Crowe, muy contenido y con más agudeza de la que, en principio suponemos, convierte a su profesor en una suerte de héroe casual, a quien las circunstancias van llevando por un sendero que jamás imaginara. Por su parte, Elizabeth Banks, nos ofrece como reclusa y potencial suicida, una ambigüedad perfecta, permitiendo que, no amándola como la ama John, podamos mantener el beneficio de la duda durante todo el filme. Olivia Wilde, como Nicole, ofrece una deslumbrante presencia que sirve para sopesar como andan los sentimientos y necesidades de aquel hombre que ha alcanzado tres años de abstinencia; y Liam Neeson, es un breve pero eficaz Damon Pennington, un personaje extraído de la vida real a quien, Haggis, dedica su película.

Siento que, <<LOS PRÓXIMOS TRES DÍAS>>, es la suerte de remake que me deja bastante satisfecho.

Título para Latinoamérica: SOLO TRES DÍAS
Luis Guillermo Cardona
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4
11 de octubre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La profesora, Anna Veigh, no tiene razones para continuar en el colegio donde hasta ahora trabaja, pues el rector hace parte del deplorable grupo que no se merece el cargo que ahora ostenta, y entonces acepta –y será aceptada sin pregunta alguna- el cargo de tutora de un par de chicos que han quedado huérfanos y cuyo tío tan solo desea librarse de ellos. Así, en compañía de la señorita Grose llega a un lugar campestre llamado Bly, donde el personal de servicio ha sido despedido y tan solo estarán ellas dos y los dos chicos de marras que se llaman Flora y Miles, para tener unos cuantos escalofríos… y uno que otro calorcito.

Así comienza un cuento de suspenso, algo de “terror”, y unas cuantas perversiones que, libremente basado en la memorable novela corta de Henry James “Otra vuelta de tuerca” (1898), es ya la cuarta o quinta versión que se lleva a la pantalla grande, sin contar cerca de una docena que se han hecho para la televisión. Pero parece ser que ninguna consigue superar la realizada por Jack Clayton en 1961, con el título “The Innocents”.

El director Donato Rotunno (¿algún parentesco con el gran Giuseppe?), evidentemente más interesado en el morbo -que en la obra tan solo se insinúa- que en una recreación seria de la historia, decide materializar todo lo que, a borde de piel, logró imaginar al leerla y su filme se complace con un buen puñado de imágenes voyeristas, dejando de lado la profundidad psicológica en la que el autor fue tan generoso.

Incapaz de captar las tensiones que James logra con simples sugerencias, y avanzando de mal en peor, Rotunno añade clichés del cine de terror más naïf que se haya visto (¡las apariciones de Peter Quint son atroces!) y de no ser por la muy agradable banda sonora de Adam Pendse que provoca volver a oírla independiente del filme; por los innegables atractivos de Leelee Sobieski, quien se ajusta mejor a la edad del personaje descrito por el autor, (aunque, por errores de encuadre, en algunos planos le distorsionan tan terriblemente el rostro, que la convierten en una suerte de rosado pez globo); y por ese final que -aunque le faltan previas puntadas que lo hicieran mucho más impactante- es sin duda mejor que el que proponen James y Clayton en sus respectivos momentos, el filme sería un fiasco completo.

La historia nada a la deriva a punto de sacarnos unos cuantos bostezos; el agregado sáfico tan solo carga ligereza y afanes de taquilla; la puesta al día apenas sirve para evitarse esfuerzos escenográficos; y los niños no logran conmovernos ni un ápice, siendo como son una parte esencial de la historia.

Tengo que decir pues que, “EN UN LUGAR OSCURO”, es la suerte de filme que no deja sentidas huellas y que, en vez de exaltar, tan solo empaña la labor de los grandes escritores.
Luis Guillermo Cardona
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8
8 de octubre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de haber tenido alguna experiencia como actor de teatro y de haber dirigido él mismo unas cuantas obras, la década de 1960 la inició, Peter Bogdanovich, escribiendo diversos libros sobre el trabajo de notables directores como, Fritz Lang, Allan Dwan, Orson Welles y John Ford. A éste último, lo tenía en tan alta estima que hasta le hizo posteriormente un documental titulado, “Dirigido por John Ford” (1971), en el que hace alto encomio de su labor cinematográfica.

La admiración por éstos y otros grandes directores, se verá ampliamente reflejada en su siguiente realización, titulada, <<LA ÚLTIMA PELÍCULA>>, la cual se basa en la obra homónima y semiautobiográfica de Larry McMurtry, con quien, Bogdanovich, escribiría la adaptación final. Los homenajes empiezan incluyendo en el reparto a Ben Johnson -una vieja estrella del rodeo y doble en numerosos westerns- a quien, Ford, había dado roles cada vez más importantes en títulos como “Three Godfathers”, “Río Grande”… y “Wagonmaster”, cuyo cartel veremos en el Cine Royal, la sala que tiene una gran importancia dentro de la historia. Aquí, Johnson es Sam el león, un rol que interpreta con profunda entrega y que, por su calidad humana, le valdría el premio Oscar como Mejor actor de reparto.

Después, la ambientación y la fotografía nos traerán a la memoria títulos fordianos como “The sun shines bright” y “The Grapes of Wrath”. En las proyecciones que se hacen en la sala de cine, además de un homenaje a Vincente Minnelli en, “Father of the Bride", también se rememorará a, Howard Hawks, con su “Río Rojo”; y Allan Dwan será recordado con el cartel de, “Sands of Iwo Jima”… y así, el filme desborda una marcada cinefilia en medio de una historia que muestra la vida íntima de un grupo de personas que, en los años 1950, habita en un olvidado pueblo de Texas.

Muy centrada en las necesidades sexuales y afectivas de sus protagonistas, el filme comprueba que no era precisamente el pudor lo que abundaba en aquellos años, y que las cosas no han cambiado mucho de un siglo a otro en estos aspectos. Por lo demás, se logra plasmar algunos caracteres muy humanos y significativos como el de, Ruth Popper (magnífica Cloris Leachman), la frustrada esposa que, con el pupilo de su marido -el entrenador de rugby-, consigue calmar sus días desolados. Muy interesante también la personalidad de, Sonny Crawford (Timothy Bottoms en sus mejores momentos), el chico de buenos sentimientos que aún no logra distinguir entre la lealtad y sus deseos primarios; y, entre otros, conmueve Jacy Farrow (debut de la linda Cybill Shepherd, quien se convertiría en compañera sentimental del director), la insensata muchacha que, sabiéndose la más linda del pueblo, también ansía demostrar su liderazgo en otros menesteres.

Son estos, reflejos humanos que se parecen a muchos de nosotros o a seres muy cercanos, y que por su liviandad, quizás terminen haciendo parte de las cosas que, a cada instante, se lleva el viento. Pero contra todo, en algún corazón habrán dejado huella… y para cada uno de ellos, será ésta la justificación de su existencia.

Con, <<LA ÚLTIMA PELÍCULA>>, Peter Bogdanovich se anota uno de los momentos más sensibles de su carrera.
Luis Guillermo Cardona
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9
27 de septiembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Catherine es una chica newyorkina que nació siendo muy poco agraciada, y para su padre, el respetado doctor Austin Sloper, resulta además falta de tino y de negada elegancia. Esto lo lleva a pensar que, cualquier hombre que se interese en ella, no viene precisamente detrás de sus atractivos sino de los 80 mil dólares que recibe anualmente para sus gastos. Por esto, cuando el joven y apuesto, pero desempleado, Morris Towsend, decide pretenderla, el padre de Catherine aguza sus sentidos y decide profundizar hasta donde puede en aquel muchacho, mientras que el corazón de su hija se siente más y más atraído por el primer galán que ha llegado a su vida.

Historia de amor, de honor y deshonor, de ambiciones y ternura, y también de lucha de clases, que tiene lugar en la Nueva York de finales del siglo XIX, “WASHINGTON SQUARE”, tiene como punto de partida la novela homónima de Henry James, publicada en el año 1881 y que ha sido un éxito desde entonces, habiendo sido llevada ya al cine por el director William Wyler, que con el título, “La heredera”, consiguió uno de sus más preciados logros.

Dirigida ahora por la polaca Agnieszka Holland (“Europa Europa”, “El jardín secreto"…), quien se ha mantenido bastante fiel a la original historia de Henry James, la nueva versión resulta bastante convincente, pues consigue ella mantener un magnífico ambiente narrativo, al tiempo que logra profundizar sensiblemente en la psicología de sus protagonistas, demostrando un estilo bastante personal -bien distante de su predecesora- y conservando esos diálogos de gran altura que se complementan con las magníficas actuaciones de Albert Finney, Jennifer Jason Leigh y Maggie Smith, entre otros.

Basada en hechos reales, pues fue ésta, en parte, una historia que le contara la actriz teatral Fanny Kemble, James consigue recrear en su obra personajes de muy firme carácter y la trama se convierte en una suerte de tratado de la forma como esta cualidad puede servir para el control de la existencia y su carencia puede ser, al mismo tiempo, la causa de muchas amarguras. Se da también gran importancia a la manera como los padres pueden influir en la pérdida de la autoestima de sus hijos y como estos pueden recuperarla cuando hay personajes afectuosos que creen sinceramente en ellos.En este último aspecto, se impone una solidaridad femenina bastante llamativa.

De otro lado, se muestra el extraño y complejo contraste que puede darse en un hombre que da cuenta de una férrea integridad, la cual puede convertirle en alguien tan intolerante, que termina haciendo profundo daño, especialmente entre sus seres más allegados, de quienes espera que actúen exactamente (¡!) como él.

En fin, que hay aquí todo un tratado de psicología del que la señora Holland sale muy bien librada, logrando mantener el clima característico de las mejores obras del escritor estadounidense, y consiguiendo que resalte estéticamente con esa estupenda fotografía, una edición dinámica y muy precisa, un vestuario inmejorable… y una banda sonora que complace lo mismo en sus temas de aplicación complementaria, como en las tres canciones que se interpretan dentro de los hechos.

Esta es la suerte de filme que suele dejarnos bastante satisfechos.
Luis Guillermo Cardona
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