Recuerdo haber visto esta película cuando se estrenó. No me entusiasmó en su momento pero tampoco la recordaba tan floja, por no decir otras cosas, como me pareció ahora. Tiene una trama simple pero atractiva. ¿Puede una persona normal asesinar a un desconocido para proteger a quien quiere? Un planteamiento de fuerte implicación moral y muchas posibilidades visuales y narrativas que hubiera sido ideal para el maestro (Sir Alfred Hitchcock para el que aun no lo sepa). Tampoco pintaba mal para ese extraño e inteligente canadiense llamado Denis Villeneuve, por citar un director contemporáneo. Pero en este caso el asignado a materializar la idea fue John Badham, un director cuyas películas me producen poco interés, más allá de un par de títulos sueltos en sus inicios. Y por desgracia las peores previsiones se cumplen y demuestra poca habilidad para crear suspense, más preocupado en meter imágenes de relojes constantemente y planos inclinados sin sentido. Pero ni consigue que el tiempo se convierta en un elemento de peso en el primer caso (falta ritmo y sobran relojes), ni logra la pretendida sensación opresiva con lo segundo (falta de criterio y mesura). Es una cuestión de pericia, de la que Badham demuestra carecer o al menos en esta ocasión no ha sido capaz de traducir en imágenes. En vez de optar por el depurado ejercicio de estilo que pedía a gritos o haber elaborado un dilema moral sobre el que construirlo, Badham se limita a hacer un thriller intrascendente que a buen recaudo podía haber sido un telefilm de sobremesa de no ser por los actores, con seguridad el único motivo para conseguir estrenarse en cines. Diálogos pobres, situaciones risiblemente forzadas para crear un suspense que no termina de llegar y por desgracia los actores principales, Deep y Walken, capaces de sostener solitos películas mediocres, doy fe de ello, en esta ocasión tampoco están especialmente brillantes. Una película que hace aguas se mire por donde se mire y que desperdicia una interesante idea que merecía más tiempo invertido en el guion y algo más de esfuerzo, sentido común y a ser posible habilidad en la puesta en escena.