Vanya es un niño al que sus padres abandonaron hace mucho tiempo. Vive en un viejo orfanato, en el que le dan comida, cama, y una educación. Juega con otros niños. El funcionamiento del internado es precario, hay muchas carencias y demasiadas injusticias. Con todo ello, a Andrei se le abre una puerta, una oportunidad para salir de ese agujero y marchar al paraíso europeo. Una vida mejor, le dicen todos. ¿Afortunado? ¿Es lo que él realmente quiere? Ya no es Andrei. El Italiano le llaman.

Película producida para televisión en la que se recrean los momentos previos al alzamiento del 18 de julio desde el punto de vista de Emilio Mola.
Desde el punto de vista histórico, una buena oportunidad para llevar a la pantalla un momento clave en la historia reciente de nuestro país, abordándola desde dónde cien puntos de vista distintos: Los conspiradores, los apoyos que recibieron, la figura de Mola, la situación en Pamplona... No sé, algo. Aquí se decantan por poner el foco en la sublevación. Bien. Pero háganlo. El resultado es insuficiente.
En fin. Históricamente, orientada para alumnos del primer año de secundaria, quizá por eso no profundice mucho y también explique la falta de tensión durante toda la película, si pretenden que los niños de hoy en día pidan las revoluciones por favor.
Creo firmemente que los guionistas no se han leído una biografía decente (ni indecente) de Emilio Mola. Esto es lo que hay.

Es una de esas ocasiones en las que vemos la película en televisión y vamos al aseo y alargamos nuestra estancia. Si vamos al frigorífico, igualmente, prolongamos nuestra ausencia con tal de no volver (o retrasar lo posible) el visionado de semejante memez. A pesar de tener un argumento que puede ser fácilmente explotado, el guión es cargante hasta más no poder, previsible, aburrido, repetitivo, simple... tanto es así que puedes perderte media hora y regresar tranquilamente, que para tu sorpresa (desgraciada) no te habrás perdido nada. Sentimentalista, a más no poder. Muermo total.
Totalmente recomendable es verla acompañado de una buena almohada.

¿Podría Zapatero a base de graznidos abrirse paso en el espacio y llegar a galaxias lejanas, imponiendo allí su alianza de civilizaciones interplanetaria?
Lo que podría ser o quisieras ver no es lo que vas a encontrar en la película. Pero el envoltorio viene en HD... et voià! Maravilla al canto. Y premios como los meteoritos asesinos que podemos contemplar en la película. No hay más que planos de la tierra cedidos por la NASA, porque todo proceder de la protagonista para convertirse en héroe es un insulto a la inteligencia. Puede caerse el café y echar a perder una página del guión, pero es que ese guión debe tener más humedad encima que el Titanic. Y que otro haga el símil con una cagada de pájaro.

El cinéfilo debe ser un animal que tropieza muuuchas veces con la misma piedra. Y eso es lo que pasa con esta película, con la cual muchos caímos en la trampa de leer "Guillermo del Toro, creador de El laberinto del fauno presenta" y el cepo se cerró aplastándonos la córnea.
Absolutamente nada nuevo... Un argumento trillado, predecible y sinsentido da paso a una interpretación pobre mientras en tu mente se libra una lucha mucho más interesante: "¿No tengo nada mejor que hacer?" contra "¿por qué sigo viéndola?
Esos momentos de duda pueden ser empleados en reconsiderar si es un verdadero amigo el que te la ha hecho ver. O planificar una venganza.
100 minutos.