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Críticas de Manuel Esteban
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Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
8
31 de diciembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para algunos es difícil hoy establecer cual es el director más interesante dentro del cine británico; otros
no dudamos de que es Ken Loach, un realizador con 81 años de edad, que sigue trabajando arduamente después de más de 50 años de trayectoria, y el cual este año volvió a ser mencionado y reconocido por el estreno de su cinta más reciente, "Yo Daniel Blake". ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes del año pasado, así como el BAFTA a mejor película británica, y el César a mejor film extranjero y el Premio del Público en el Festival de San Sebastián. Por ende nunca está de más, repasar alguna de sus obras, aunque hayan pasado años de su estreno.

"Buscando a Eric", sin duda alguna, se presenta como una de las producciones más atípicas de Ken Loach, sabiendo desde antemano que Eric, el protagonista, al borde de sobrepasar un momento de plena angustia y crisis existencial, reciba una inesperada visita de quien reconoce como su ídolo máximo; el peculiar futbolista francés Eric Cantona, siempre recordado por su carrera futbolística en el Manchester United inglés. Inicialmente Loach recordará muchos de sus goles, y grandes jugadas que lo hicieron ser figura de devoción para los seguidores del club, pero a medida que avanza el film, también se recordará aquel suceso negativo, la famosa patada brindada a un hincha por el cual recibiría una severa suspensión de ocho meses.

Lo que en un principio parece más abocado a recordar la técnica y la singularidad del jugador francés, sumado a algunas bromas y comentarios que hace en medio del metraje, paulatinamente se vuelca a los problemas que atraviesa Eric, tanto con la madre de su hija, con la que está peleado desde hace décadas, como con sus hijos adoptivos, y las amistades poco agradable que los muchachos tienen. Será quizás, uno de los consejos del futbolista el que abra el ángulo de percepción de Eric, cuando le diga que el mejor momento de su carrera no fue un gol propio, sino un pase, un obsequio, porque en ese instante sintió que podía depositar la confianza en otro. en un compañero, y eso era fundamental.

Es por eso que en esta odisea personal, Eric muchas veces está solo, y ahí cobra fuerza el espíritu de
Cantona, que emerge como una figura imaginaria, pero que, de forma inusual, es el envión anímico que el protagonista necesita para dar la cara antes los problemas y no refugiarse en la nada. Quizás Loach quiso reafirmar esa condición del humano en creer cosas que no son tangibles, que son invisible a los ojos, pero es lo que lo reanima a uno en esos momento de crisis y soledad, como una forma de esquivar la depresión y el recaer en lugares oscuros y poco reconfortantes. También permite el hecho de la redención, reconocer un error y saber dar lugar a instancias que muchas veces se prefiere evitar, pero que terminan siendo necesarias, en especial cuando hay seres preciados de por medio.

No obstante, Buscando a Eric quizás no tenga ni el vuelo, ni el compromiso social de cintas emblemáticas de Ken Loach como "El Viento que Acaricia el Prado", "The Navigators" o "Tierra y Libertad", pero no podemos negar que estamos ante un trabajo impecable, dotado de una cantidad importante de momentos emotivos, con ciertas licencias, pero que a lo largo de casi dos horas entretiene y no nos hunde en un concepto vació, sino que nos lleva a la reflexión y al análisis de los hechos y su naturaleza.
Manuel Esteban
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9
23 de febrero de 2018
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quienes conocemos las realizaciones del director griego Yorgos Lanthimos, sabemos que estamos ante uno de los responsables de darle nuevos aires al cine de actualidad, y de incluso poder trabajar sobre viejos conceptos del llamado cine de autor. Es por eso que el desembarco en las salas argentinas de "El Sacrificio del Ciervo Sagrado", no es un dato menor, siendo una de esas películas a las que hay que prestarle la debida atención. La primera cinta relevante de Lanthimos es "Colmillo", o "Canino", una atractiva producción griega en donde se perciben dosis de humor negro y un trasfondo psicológico peculiar. En la siguiente, "Alps", sostendría el estilo, pero con resultados menos convincentes. Sin embargo "Langosta", film realizado en 2015, daba a pensar que Yorgos Lanthimos no era una casualidad, y que quizás estábamos frente a uno de los grandes cineastas de nuestra era, entrecruzando ese marcado humor negro, con cuestionamientos a la sociedad vigente.

En "El Sacrificio del Ciervo Sagrado" los sucesos giran en torno a Steven (Colin Farrell) y su familia. Él es un importante cirujano y su mujer Anna (Nicole Kidman) una respetada oftalmóloga. Viven un matrimonio feliz, estable, junto a sus dos hijos: Kim (Raffey Cassidy), y Bob (Sunny Suljic).
Steven, pese a que la vida en familia lo reconforta, o al menos eso parece, se encariñará e intentará ayudar a Martin (Barry Koeghan), un joven adolescente que perdió hace poco a su padre, y vive con su madre desempleada (Alicia Silverstone). No se presenta con claridad qué es lo que lleva a tomar esa posición, pero conforme avanza la película, pareciera que la razón sea un poco la culpa de no haber podido ayudar en la salvación del padre de Martin.

Pese a parecer en un principio un joven amistoso e indefenso, Martin comenzará a exigir más la presencia de Steven, asediándolo por momentos, y hasta pretendiendo que lo visite a él y a su madre más asiduamente, presentando algunos rasgos típicos de un psicópata. Tras esto, la inesperada recaída de salud del hijo menor del matrimonio, complicará notoriamente las instancias. En medio de lo incómodo que puede ser tener a un hijo en medio de tales circunstancias, Martín avanzará en su trastorno, acusando al cirujano de la muerte de su padre, y dirigiendo las cosas hacia un rumbo siniestro y perturbador, planteando un contexto al borde de la amenaza.

Lanthimos no opta por el camino fácil, ni da todo por sentado. La utilización de simbolismos será clave para el desarrollo y comprensión de la historia misma, de fuerte tono psicológico. La pesadilla que vivirán los protagonistas, por momentos retumbará en el mismo espectador, invitándolo a formar parte de los hechos; en ocasiones el sufrimiento se hará palpable, la tensión se sentirá como propia, y es por estas cosas que podemos decir que el director griego va más allá de lo hecho previamente. La inclusión certera de sonidos, más una serie de planos y encuadres delineados a la perfección, no harán más que sostener al máximo la intensidad durante las casi dos horas de película, llevando por momentos a un clima turbio, exasperante y tormentoso.
Las actuaciones están a la altura de las circunstancias, lo poco a criticar es quizás la presencia de cierto extremismo en alguna que otra escena o diálogo, pero por lo que en general representa, termina siendo una experiencia que para quienes exigimos un poco más del cine, nos haga sentir que no todo esta perdido, que todavía hay directores que nos pueden dar una buena cachetada; y uno de esos es Yorgos Lanthimos.
Manuel Esteban
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8
12 de mayo de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La reina del miedo" es la cinta debut tanto de la aclamada actriz Valeria Bertuccelli, como de Fabiana Tiscornia, quien está a cargo de la codirección. El rol en Bertuccelli en la misma es completo; dirección, guión y papel protagónico, poniendo un peso enorme sobre si misma, y un máximo de compromiso con el proyecto. Vale añadir también que la actriz argentina ganó un premio por su actuación en el último Festival de Sundance.

Quizás no haga falta decirlo, porque muchas veces los títulos son engañosos, pero no es el caso; el foco principal en "La reina del miedo" está puesto exactamente sobre el miedo mismo. La película inicia con la protagonista Tina, una exitosa actriz, interpretada por Valeria Bertuccelli, que tras un corte inesperado de luz en el medio de la noche siente pánico. Sus movimientos, su voz, su rostro lo expresan; la sensación de pánico que vive en el momento está latente, por lo que acude a la empleada doméstica para que la asista y la saque un poco de esa instancia, que pese a todo persiste. Eso será Tina a lo largo de toda la cinta, y la actuación de Bertuccelli será tan acertada y pertinente, que su presencia siempre estará en el aire. Su entorno es escandaloso; gente trabajando todo el día en su casa, una obra que está por estrenar que representa un sinfín de presiones, un ex marido que acaba de abandonarla sin muchas explicaciones, y demás instancias que sostendrán a la actriz en un constante estado de estrés. Tras enterarse de la compleja situación de salud de un amigo que vive en Dinamarca, al cual en algún punto descuidó, decide ir a visitarlo, un poco por culpa, otro poco porque le importa, y quizás otro tanto porque necesita escapar de un entorno que la aqueja, la sofoca y la amedrenta, exponiendo su frágil estabilidad psicológica constantemente, dejándola al al borde de un colapso.

Sin dudas estamos ante una gran película; pese a que tanto Bertuccelli como Tiscornia son debutantes en la dirección, Bertuccelli supo construir y desarrollar un personaje en base a sus capacidades actorales, que no son pocas; quizás este sea su papel más completo y complejo hasta la actualidad. La actriz logra sobrellevar a la perfección a una mujer que lucha tanto contra el miedo externo, así como demonios propios, con inseguridades, y con un constante estado de estrés y una ansiedad insostenible. Otro de los grandes aportes es la actuación de Diego Velázquez, así como las breves, pero oportunas, apariciones de Gabriel Goity y Darío Grandinetti. La historia está delineada casi a la perfección, con un más que interesante trabajo de guión. Por momentos jugando con la comedia, pero sin dudas sobre un trasfondo puramente dramático, a veces la cinta incomoda, y eso es logro tanto desde el despliegue actoral, como desde la dirección. El trabajo de cámara, fotografía, y encuadres, brindan a su manera fuerza a la historia, así como algunas pausas, y pasajes, que en su totalidad la dotan de ciertos rasgos que la aproximan al cine de autor, aunque algunos lo renieguen. Quizás haya algún que otro detalle a cuestionar, pero son mínimos, en una historia que vale la pena ver.
Manuel Esteban
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7
14 de septiembre de 2007
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo reconocer que no soy, ni jamás seré, seguidor del cine épico. Es que por lo general las películas que superan las dos horas de extensión me aburren, y eso es una ley para toda película que deba llamarse épica.

Pero saber que en esta ocasión teníamos trás las cámaras al gran Martin Scorsese, me llevo a ver "Gangs of New York", y la diferencia con cualquier otra película del género es notoria.
Es que al hablar de cine no se nos puede escapar un punto clave; cualquier director que se pueda tratar de grande y excepcional, a la hora de filmar el género que sea demuestra sus virtudes; pasó con Kubrick, pasó con Polanski, pasó con Truffaut y, desde ya, pasó y pasará con Martin Scorsese.

"Gangs of New York" es la película por la que el cine épico debe sentirse orgulloso.
Esta cuenta la historia de Estados Unidos allá por mediados del siglo XIX y la situación que atravesaban los extranjeros por aquel entonces, y la dura y violenta vida en la que se estaba sumergido.
Scorsese marca a la perfección los tiempos a la hora de narrar la historia, de tal forma que a los largo de las dos horas cuarenta de film nunca llega a aburrir. A la vez no pierde ocasión de utilizar algunas de las características de su cine violento, aunque más moderado que en otras ocasiones.

Vale agregar la capacidad de Scorsese de encontrar en Di Caprio un actor a la talla y hacer notar a Cameron Diaz, aunque ella ya había demostrado su talento en películas anteriores como "Being John Malkovich".
La banda de sonido en su totalidad esta adecuada al film, y debo añadir que el tema de U2 compuesto para la ocasión y titulado "The Hand That Built America", hace su pequeño aporte al cierre del mismo.
Manuel Esteban
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7
11 de junio de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El intérprete (Timocnik)" es la nueva película del cineasta eslovaco Martín Sulik, realizador de filmes como "Neha", "El jardín" o "Gypsy". No obstante, el dato más interesante de esta co-producción entre Eslovaquia, República Checa y Austria es que uno de sus protagonistas es Jirí Menzel, uno de los nombres claves de la Nueva Ola Checoslovaca, director de películas como "Trenes rigurosamente vigilados", "Un verano caprichoso", "Mi dulce pueblito" o "Yo serví al rey de Inglaterra".

La historia de "El intérprete" comienza cuando Ali Ungar (interpretado por Menzel), un hombre de unos 80 años, decide ir a buscar al responsable de la muerte de sus padres, al darse cuenta mediante un libro escrito por un ex oficial de la SS de que fueron asesinados por orden de este. Una vez llegado al lugar en cuestión, se encontrará con Georg Graubner (Peter Simonischek), hijo del oficial Graubner, quien le informa que este no se encuentra, debido a que está muerto desde hace años, y poco sabe de lo que hizo en vida, aunque no le son ajenas las actividades que realizó su padre durante la Segunda Guerra Mundial. Pese a no iniciar esta relación de la mejor manera, por razones evidentes, Georg decide posteriormente ir al encuentro con Ali y contratarlo, para realizar un viaje e investigar sobre el pasado de su padre. Una vez embarcados en el viaje, las personalidades contrapuestas de ambos no tardarán en hacerse notar; uno más serio, conservador, estructurado; el otro más alegre, liberal y despreocupado. Pese a los problemas que de esto puede devenir, parte de lo planeado lograrán llevarlo a cabo.

SI bien en "El intérprete" Martin Sulik toca un tema muy recurrente, es interesante la propuesta en algún sentido, ya que, sin dejar de lado lo dramático que es propio de una historia como la abordada, en instancias la desvía al plano de la comedia, logrando una interesante cruza de géneros, que coopera en la fluctuación de la cinta durante su primera mitad. Las actuaciones de Menzel y Simonischek es otro de los puntos destacables, jugando desde ese suerte de contrapuestos, cada uno muy acertado en su lugar, así como la utilización de la música, el trabajo de fotografía, y la exposición de ciertos paisajes que ayudan a la hora de imbuirse en la historia. Quizás lo mas cuestionable sea que la extensión algo larga de la cinta se perciba de manera muy marcada por momentos, generando cierta des-conexión con la trama, y que no todo lo referido al plano de lo humorístico funcione, siendo algunas situaciones recurrentes y oportunas, mientras que otras resulten poco atractivas. Por lo demás, "El intérprete" es una propuesta válida de ver.
Manuel Esteban
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