Como se ha mencionado en varias críticas, esta película que abre una nueva saga en el mundo de Harry Potter no está específicamente destinada a los niños. A ese público, realmente hay que darle los libros primero y después que vea las películas que los adaptan. Pero si ven esta, no sólo no es del todo adecuada para ellos, sino que se van a aburrir. Los protagonistas son todos adultos y se nota en el desarrollo de la historia que es una primera parte, muy del rollo introductorio.

En esta película se nos presentan varias criaturas fantásticas (algunas más sorprendentes que otras) y en buena parte el argumento responde exactamente al título. De hecho, por momentos nos puede hacer pensar que es una especie de búsqueda Pokémon, pero a otra escala. Los protagonistas son cuatro, aunque llevan la voz cantante dos de ellos y los otros dos tienen una relación peculiar, en gran parte forzada y con poca química que no se desarrolla de forma convincente por su escasa profundidad. Aunque sí la forma de resolverlo.

Para los nostálgicos, nos encontramos con algunos guiños pero muy escasos a Harry Potter como la sintonía al aparecer el logo de Warner, varios de los hechizos y una mención a Dumbledore. Pero existe otra que es una clave más importante que reseño en spoiler.

En definitiva, una película aceptable pero que creo que se queda a medio camino y es posible que decepcione a más de uno que esperaba toda la magia de Harry Potter. Y aquí hay magia a raudales, pero en un plano distinto. Igual es que no hemos "crecido" lo suficiente... o que lo mejor está por llegar. Pero por lo pronto, este primer intento no engancha tanto como se podía esperar.

Interesante propuesta la que nos ofrece esta película, a pesar de que su contexto se centre en el mundo adolescente. Sin embargo, son precisamente el público que resulta más vulnerable ante esta explosión de las redes sociales y los teléfonos móviles. En esta ocasión, las referencias son claras y evidentes a las recientes aplicaciones de vídeo en directo (como Periscope) mezclándose con una especie de juego de rol (¿referencia prematura o visionaria de Pokémon Go?) cuyas pruebas se van convirtiendo en más arriesgadas. Desde el principio, llama la atención al espectador, puesto que aunque pueda parecer su argumento un poco disparatado, observando lo que hay actualmente esto bien podría ser una especie de distopía. Lo que nos podríamos encontrar de seguir con este descontrol tecnológico que aunque tratemos de evitarlo nos engancha no sabemos ni cómo ni por qué.

Como protagonistas, nos ponen a una chica y un chico físicamente bastante guapetes que se desenvuelven bien en la historia y en situaciones tanto de peligro y alocadas como más pausadas, relativas estas últimas a la evolución de su peculiar relación. Los secundarios no destacan demasiado, pues son simplemente más jóvenes que completan el elenco teenager pero actuando con corrección.

Esta película no es en absoluto una historia de miedo, pero sí de thriller con algunos tintes de ciencia ficción, mucha acción y ciertos momentos humorísticos. En la parte final resulta algo cansina, pero la conclusión sí tiene los elementos necesarios para sorprender.

Desde hace varios años se venía especulando con la posibilidad de que existiese una cuarta película de las aventuras de Ash. E incluso se llegó a nombrar como Army of Darkness 2, estableciendo una segunda subsaga. Al final, tras el remake sin Raimi ni Campbell (salvo en un cameo) creo que se ha optado por la mejor opción: trasladarlo a una serie de televisión.

A la fecha actual, no se ha estrenado aún en España (cosa que me disgusta bastante) pero al menos sí he podido ver los 10 episodios de la primera temporada en versión original. Y me ha encantado. Tiene todo lo que podíamos esperar: Ash actúa e interviene en todo su esplendor, con un Bruce Campbell que no hace falta que lo dirijan (él sabe todo lo que hay que hacer). Le acompañan unos secundarios casi todos efectivos (aunque Kelly desplaza a un irregular Pablo). Y además contamos con diálogos graciosos, acertada mezcla de humor y gore con sangre a cascoporro, escenas que te dejan la boca abierta, maquillaje muy cuidado, atractiva fotografía... y un guión bien planteado y que introduce multitud de guiños a las películas.

En definitiva, un producto muy bueno y cuya primera temporada ha tenido una duración apropiada tanto en número de capítulos como respecto a los mismos individualmente considerados. Será complicado superarla, pero confío en Raimi y Campbell. Creo sinceramente que a cualquier fan de este personaje, actor y películas es imposible que no le guste la serie.

Tras sendas sagas alargadas quizá más de la cuenta (especialmente la de Viernes 13), se quiso homenajear a dos mitos del cine de terror de los ochenta. Dos seres malvados y demoníacos que han asustado a varias generaciones, pero muy especialmente a los que nos criemos en aquélla década. Personalmente soy más de Freddy que de Jason, pues da muchísimo más juego y además es interpretado por Robert Englund en todas las películas mientras que el segundo ha tenido siete, contando el de esta obra. A la pregunta, ¿era necesaria esta especie de comedia-terror? La respuesta es muy fácil, SÍ. Vale que no está al nivel de Evil dead, pero a estas alturas se agradece una autoparodia y un guión más cachondo.

A mi juicio esta película crossover se encuentra tremendamente infravalorada. No me refiero a que sea un peliculón, sino a su calificación media de 3,7. Sus aspectos negativos son las interpretaciones de los actores, todos ellos jóvenes sin prácticamente experiencia dramática y además con unos guiones bastante simples, que llegan a aburrir en algunas escenas. Pero sus interacciones con los villanos son efectivas y ya de por sí el planteamiento de que Freddy engañe a Jason para que la gente le vuelva a tener miedo es interesante. Todo ello aderezado con gags divertidos, guiños a ambas sagas, nuevas pesadillas y dimensiones paralelas, escenas de combate entre los protagonistas...

Lo mejor: Freddy Krueger con Robert Englund.

Lo peor: Jason está más quemado que la pipa de un indio.

Excelente obra de Kubrick que fue injustamente denostada por su carga de violencia, nada en comparación con algunas películas del siglo actual pero que en aquél tiempo (hace ya más de 40 años) adquirió un nivel ciertamente alto. Sin embargo, ese aspecto no es más que el grano en el pajar de una película ciertamente innovadora, precursora y rompedora. Se nos ofrece un largometraje durante el cual reflexionamos sobre la psicología humana y especialmente la violencia. ¿Es exclusivamente destructiva o por raro que parezca implica orden en sí misma?

Asistimos a algo más que la historia de un psicópata. A la evolución de su psicología tanto por las experiencias vividas como por el tratamiento al que se somete. Sus dos caras, que le proporcionan situarse tanto del lado del malvado como de la víctima y su interacción con diferentes personajes. Y durante toda la historia, unas interpretaciones soberbias (destacando algunas expresiones que lo dicen todo) en cada una de las escenas. Además, también se cuida especialmente el ángulo de las cámaras para captar con eficacia el dramatismo de la situación.

Y por si fuera poco, todavía queda espacio para la crítica política. Rematando toda esta exposición con una bella banda sonora.