Una película de una canadiense y que con mayoría de ingleses en el reparto realizo unas declaraciones que decían que para la producción de la película conto con colaboración de ambos bandos y que además desconocía que antiguos miembros del I.R.A trabajaron en ella como asesores, pura palabrería y maquillaje, la realidad es que “50 hombres muertos” es una cinta que nos presenta al I.R.A como a los (únicos) malos de la película, con una estúpida historia de amor metida con calzador que se limita a vomitar hechos sin ninguna explicación previa ni desarrollo, además de que algunos de los hechos que cuenta son directamente mentira, ni siquiera funciona como simple thriller si obviamos sus connotaciones políticas. Lo mas destacado es su ambientación, cosa que ni tiene mucho merito ni es de extrañar ya que es en la propia Belfast donde se rodó.

Sin ningún atisbo de tensión argumental ni sentimental, tampoco vemos ningún tipo de crítica social, y ya creo que sobra decir que ni política, visto esto no es de extrañar que hasta el propio McGartland repudiase de ella y de su personaje, aunque posteriormente retirase la demanda que le había impuesto a la misma, quien sabe si bajo la influencia de algún fajo verde comportandose como la rata que siempre fue.

“Wonderful days” es otra película más que nos advierte del negro y sucio futuro que nos aguarda si seguimos despilfarrando energía y contaminando el planeta.
De entre las aguas emerge una próspera ciudad que necesita de la contaminación para seguir creciendo, no es que la industria de la ciudad contamine, sino que la misma contaminación es la materia prima.
La historia se centra en la relación de tres personajes, amigos del pasado pero separados por un hecho trágico y sus diferentes posiciones respecto al conflicto que enfronta a los habitantes de la gigantesca ciudad y sus exteriores, cuando un ataque a al mismo corazón de la ciudad pone en peligro a los ciudadanos con el consecuente plan para salvar la ciudad pero con terribles consecuencias para los que habitan fuera de ella.
No obstante los personajes son seres vacíos a quienes el guión no consigue dotar de vida ni emoción, por lo que el principal reclamo de la película es sin duda su apartado visual, que todo sea dicho, es espectacular.

No se puede negar que “Yakuza” es entretenida y se puede ver sin dificultades, el problema es que la película esta creada a raíz un de un videojuego del mismo nombre que supongo que a los fans de este, el film les parecerá la leche y habrá (digo yo) innumerables guiños y referencias al jueguecito de marras, pero yo, que me quedé en el Alex Kidd valoro la película como lo que es, una película, una película donde se omiten todos los porqués y desconozco de donde aparecen el protagonista y la niña, ni se porque buscan a la madre, no me creo ningún personaje, todos demasiado esteriotipados, el prota muy duro, el malo muy malo y muy loco, sus esbirros muy torpes y tontos, las chicas todas muy monas, la reacción final de la madre no la entiendo, el tema de uno contra todos esta demasiado visto, el propio Miike lo ha tocado varias veces como en “Agitator”, “Cementerio Yazuka”, “Deadly Outlaw: Rekka” o “Rainy Dog” (por cierto, todas ellas mucho más realistas), aunque sin duda alguna, si me tengo que quedar con alguna película de este genero, seria con la coreana “A Bittersweet Life”.

Pasable pero bastante olvidable dentro de la filmografía de Miike.

El argumento gira en torno a un pueblo japonés cuyos habitantes son maldecidos por una espiral, que arrastra paulatinamente a la población, llevándolos a consecuentes muertes y suicidios, dicho así, puede pintar interesante, pero la base explicativa es inexistente, y el film solo se apoya en su desarrollo onírico y bizarro

Partiendo de esa base y de que el máximo exponente del terror que vamos a presenciar es un tío que se convierte en caracol y una tía a la que se le riza el pelo, poco o nada cabe esperarse de este experimento, el director rellena la película de espirales, espirales que dan auténtico terror, ¿Por qué quien no se ha cagado encima al ver un rollito de pescado? Jeje, con solo decir que lo que más miedo da, es el chico que persigue a la protagonista lo digo todo.

Eso sí, la película me divirtió más que otra cosa, de ahí el 4, por la actuación del padre del protagonista, obsesionado por coleccionar cualquier cosa con forma de las dichosas espirales, hasta el punto de dejar su trabajo por la supuesta afición y por la innovación del tema, aunque resulte fallida.

El final es de lo peorcito que he visto últimamente, mostrando claramente la falta de ideas del salido este de Higuchinsky (un quiero y no puedo seguidor de Lynch, digo yo, vamos) que se ve que no sabía ya ni como acabar. Y con las sensación de que o bien el tío este es muy malo, o de que simplemente nos ha tomado el pelo.

Igual de indeiferente me ha dejado Hong Sang Soo, que no sé si me ha decepcionado mas por su vuelta a lugares comunes, la frialdad de lo filmado o la aparente insustancialidad de los personajes. El coreano vuelve a jugar con el punto de vista, partiendo de una propuesta muy interesante que no se nos desvela hasta bien entrado el metraje: vemos una relación de pareja a través de cada uno de los dos protagonistas, observando el mundo en que cada uno se mueve por su cuenta. A partir de ahí el espectador debe reconstruir el núcleo central de la obra, la naturaleza, transcurso y ruptura de una relación amorosa, que no se nos muestra (salvo en un inciso final) para intentar evocar un misterio que, se ve superado por el desinterés.

Las constantes de Hong Sang Soo siguen siendo las mismas; esta vez se limita a utilizar planos estáticos y un único fundido en negro para partir las dos mitades de la cinta; hace gala de su habitual sutileza y carácter elíptico (pero alejado, por ejemplo, del carácter de caleidoscópico rompecabezas que hacía en su debut “The day a pig fell into the well”

PD: Hong Sang Soo en esta ocasión vuelve a cagarla mostrando los micrófonos en pantalla.

Totalmente prescindible.