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España España · Málaga
Críticas de Kaori
Críticas 2.113
Críticas ordenadas por utilidad
3
5 de junio de 2019
31 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero me gustaría pedir que, por favor, no empecemos a obnubilarnos por el plano secuencia de un capítulo, que ya nos vamos conociendo y veo claro que un tecnicismo de moda infla cualquier obra hasta lo insospechado.

«La maldición de Hill House» nos plantea el argumento mil millones de veces visto de: casa gótica encantada a la que va a vivir una familia. En la vida real hay personas que han abandonado viviendas por mucho menos de lo que ocurre en Hill House, posiblemente una de las casas con más fenomenología paranormal, y encima maligna, de la ficción. Aun así, la familia protagonista está como si no pasara nada. Los Crane no se mueven de su sitio aunque desaparezcan su hijos delante de sus ojos, te estés volviendo loco o veas espectros en cada esquina. ¿Esto es razonable? La incredulidad humana es creíble, valga la redundacia, hasta cierto punto y que de una familia de siete miembros ninguno tenga predisposición a creer, sospechar, tan siquiera dudar, sobre las vivencias y testimonios propios y ajenos es en mi opinión forzar el argumento hasta hacerlo ridículo.

Porque es que toda la historia se basa en esto: en que nadie cree, pero no creen en contra de todo sentido común y a pesar de que se acepten otros fenómenos como ser vidente o «sensible» a otras realidades. Así, lo que se consigue es construir personajes incoherentes, comportamientos absurdos y una trama en la que los hechos no guardan relación lógica, cohesionada con el desarrollo. Vamos, que se me aparece el espectro de un muerto y yo paso olímpicamente del tema; no hablaré de ello, no lo recordaré, ni siquiera me influirá a lo largo de la serie. En fin, que así es lógico que los probres Luke, mi favorito, y Nell estén drogados y desequilibrados con una familia que los han tratado y tratan como locos cuando, repito, muchos de ellos saben perfectamente que sí, que lo que veían de niños y de adultos es cierto y de que hay misterios en este mundo sin explicación.

De partida «La maldición de Hill House» ya está muerta, pero la cosa se alarga durante diez capítulos en los que se sigue la técnica del cuanto más mejor. ¿Que lo de una casa encantada ya está muy visto y esto tiene que parecer una cosa serie? Pues mete drama familiar, que eso siempre da caché; con gente neurótica y muchos diálogos y monólogos, total, nadie se va a dar cuenta de los muchos cabos sueltos y la poca, repito, credibilidad del relato; y añadimos visiones varias, premoniciones, ensoñaciones, apariciones, fantasmas de todos los colores: de los que se arrastran por el suelo, de los que flotan, de los decrépitos, de los lozanos…; y amigos imaginarios, videntes con poderes extraordinarios, alucinaciones muy corpóreas, una casa con ¿vida propia?, una habitación misteriosa, porltergeists, pesadillas, locura… y más. Los siete guionistas querrían meter cada uno su rollo y estas son las consecuencias: un caos.

Y miedo ninguno. Su éxito no lo entiendo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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3
5 de octubre de 2013
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las obras clásicas de Hitchcock y otra decepción de las grandes, de esas que te dejan en shock, y nunca mejor dicho, ante el despropósito de su estilo y argumentos. A este señor sí que es para psicoanalizarle, que a lo mejor encontrábamos en su psique el germen de su mediocridad.

Lo siento, he dicho «mediocridad» en relación a Hitchcock y esto puede que sea, lo admito, síntoma de locura por mi parte, pero reconoced vosotros al menos que «Recuerda» nos cuenta una historia trasnochadísima y, lo que es peor, mal planteada. Escudarse en la psicología, el subconsciente humanos y Freud para meter una patología psiquiátrica improbable (no diré imposible) y nada fundamentada, no es propio de gente inteligente y aficionada al suspense, como se supone que era Hitchcok y sois vosotros, amigos y enemigos cinéfilos.

Así, la doctora Constance Petersen, con una Ingrid Bergman que más guapa no puede ser ni estar, conocerá, se enamorará y tratará a un misterioso hombre con una curiosa y simpática amnesia de la que él mismo no es consciente (¡!) y que no le impide recordar, sin embargo, el psiquiátrico al que debe acudir. La película tuvo asesoramiento de expertos, pero dudo mucho que estos señores hayan ideado algo semejante. En serio: repasad la secuencia de hechos y os daréis cuenta de lo incoherente y fantástico que es todo. Para rematar la ida de olla, Gregory Peck sobreactúa, cosa que nunca me hubiera imaginado, y se desmaya cada dos por tres, todavía no comprendo la causa. Eso sí: nos cuenta un bonito sueño que Dalí visualizó, consiguiendo una verdadera escena onírica que es todo un orgullo.

El desenlace sigue la tónica de Hitchcock, estirando los acontecimiento hasta lo risible y saltándose a la torera ese mínimo de lógica que el crimen necesita. Pues no, ten por seguro que el culpable se delatará solo, a parte de tener un comportamiento incomprensible desde el principio de la historia. Del enamoramiento tan extravagante y grandilocuente mejor no decir nada.

Aún con todo, hay un misterio que resolver, así que entre eso, y las gracietas de Alfred, pasas las horas, aunque sea con risas a costa de sus tonterías.
Kaori
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2
28 de diciembre de 2014
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro titán del Cine con el que nunca me había encontrado: Ingmar Bergman. Lo cierto es que ya el título, «Persona», que es seco y muy sesudo, empieza a inquietarme. Luego veo ese prólogo de imágenes yuxtapuestas y medio subliminales entre las que distingo un pene y una tarántula. Genial. Relación de ideas: vida y muerte. Ya está, ya sé de qué va esta película. También sé que va a ser un tostón de cuidado.

Que me perdonen sus seguidores, pero si así es Bergman su Cine no tiene ningún interés para mi. Lo más destacable de «Persona» sería su intento de reflexionar sobre las grandes cuestiones del ser humano y un vestuario negro muy estiloso que Ullmann y Andersson lucen en simbiosis. A parte de esto, dos actrices que se conocen desde el silencio y la verborrea constante, una casa aislada en una playa y el sopor críptico de la vanguardia cinéfila. Yo es que soy más de arte figurativo que abstracto, así que será fácil comprender que de una película espero continuidad entre lo que se dice y lo que se hace, entre lo que se piensa y lo que ocurre; y que los comportamientos de los personajes y los diálogos respondan a un desarrollo anterior y posterior coherente. Así, «Persona» se basa en una lucha de voluntades, de visiones opuestas, pero en ningún momento vemos pruebas y razones para esa guerra de «persona» contra «persona», dos cara de una sola. Debemos imaginarlo, supongo, y en eso debe de residir la gracia pero para mi gusto resulta cansino y pedante a no poder más.

Como soy terca por naturaleza no me rindo ante los genios del Cine, así que le echaré otro vistazo a Bergman. Otro día... lejano, seguramente.
Kaori
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5
16 de septiembre de 2012
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me podéis cantar cualquier alabanza de «Mogambo» que estoy dispuesta a aceptarlas todas: que los paisajes son muy bonitos, que los animales también, que Ford lo hace estupendamente, que todos son unos pedazo de actores... Todo, lo admito todo, menos una cosa: que esta historia es buena.

Puede que sea una manía meramente personal, pero a mi el triángulo amoroso me parece un espanto. ¿Por qué? Porque estoy un poquito harta de esos galanes ya daducos (¡y mira que es Clark Gable!, ¡mi adorado Gable!) con una personalidad rastrera y que sin embargo se presentan como héroes que enamoran a todas sin explicación aparente. En teoría es un macho alfa, el líder de la manada, idea, a mi parecer, nada creíble. Mujer que me lees: ¿verdaderamente te seduce Victor Marswell?

Y es que este señor es un impresentable que necesitaría que alguna mujer le diera calabazas, a ver si se le bajaban los humos. El cazador Victor Marswell es una joyita: maleducado, con faltas de respeto, prepotente, manipulador, mentiroso, chulesco, engreído y con nada de tacto ni caballerosidad. Además, que no tiene encanto ni carisma, a excepción de la propia e innata de Clark Gable, lo cual no es suficiente para salvar al personaje.

En cambio, aquí y ahora, proclamo mi amor incondicional hacia Ava Gardner. Porque no se puede ser más bella. Sólo hay que observar la perfección de su rostro, de una armonía difícilmente vista. Cejas, nariz, labios, boca, pómulos... todo guarda unas proporciones y una geometría que seguirá enamorando hoy y dentro de cien años. Grace Kelly es guapísima también, pero es que Ava... Ava es indescriptible, y creo que en «Mogambo» está especialmente hermosa.

Con un monumento así, ¿y encima Marswell se resiste? Pero ¡venga ya! Si tendría que estar aplaudiendo con las orejas, y nunca mejor dicho, de que apareciese de repente y sin previo aviso un bellezón como la Gardner. Y su personaje es mil veces más simpático e incluso más honesto (eso que tanto le importa a nuestro galán) que la insípida de la señora Nordley. Con todo lo dicho, se entenderá que, para mi, ver «Mogambo» sea casi una bofetada en pleno rostro. No me gustan los enredos amorosos, no me gusta el protagonista y ni mucho menos me gusta el desenlace, totalmente indignante. El resto de trama, poco importa; de hecho, no existe.

Sin embargo, el sufrimiento también tiene su placer, y no me queda más que aprobarla aunque solo sea por la belleza de los actores y por esa adrenalina fruto de la indignación que la historia me produce; historia no ausente de exotismo.

Por cierto, la que me encantaría ver es la original de 1932, «Red Dust», con un Gable en su máximo esplendor. Esa tiene que ser una pasada
Kaori
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10
23 de junio de 2012
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me resulta curiosísimo que una de las críticas que más se repite y enarbola para puntuar a esta película con notas bajísimas sea eso de que no incluye a ningún soldado nazi con buenos sentimientos; oh, vaya, que despiste, ¿no?

En realidad bien podría compartir la crítica si no fuese porque, sinceramente, me parece secundario. Que ante una película de semejante temática y envergadura protestemos porque salen nazis matando judíos es algo que no comprendo. ¿Qué nos molesta? ¿Que Spielberg lo retrate con tanta crudeza y seriedad, o simplemente que lo retrate? También aparecen cultos oficiales tocando el piano (y vaya momento para tocarlo), judíos egoístas y colaboradores; alemanes uniformados jugando con niños o el mismísimo Oskar Schindler, que no se quita la esvástica de la solapa durante toda la película. A destacar, el oficial Amon Goeth, personaje absolutamente apoteósico con un Ralph Fiennes deslumbrante; ¿para qué queremos nazis angelicales si tenemos a este Amon paranoico, sádico, apasionado, inmenso en su psicología, en su maldad y, por qué no decirlo, en su debilidad? Su sola mirada hiela la sangre.

Además, hay que reconocer lo evidente: no es una película más sobre el Holocausto; es «la» película. Uno de sus mayores logros es precisamente ese: mostrarnos en una progresión histórica impecable, con sobriedad, técnica, belleza y emoción, un hecho sangrante. Todos los sabemos, claro, y se ha hecho muchas veces en el cine, pero ¿acaso no es la que alcanza la mayor credibilidad, impacto y corrección? Su tremenda labor didáctica es imperecedera. Podría criticársele que se alarga demasiado, sobre todo al principio, viendo los inicios empresariales de Oskar Schindler, pero a decir verdad el conjunto tiene una consistencia bárbara y en absoluto resulta pesada.

Artísticamente es una maravilla. Ese blanco y negro es indescriptible; esos rostros en sombras, el abrigo rojo, la magistral banda sonora que pone los pelos de punta; el niño tembloroso en la inmundicia, el perfil de Fiennes, el humo del tabaco, los disparos y Bach (¿o es Mozart?); el «Te perdono» frente al espejo, el champán con bofetadas, la nieve hecha ceniza. Una atmósfera perfectamente construida, un tono lapidario con algún destello de humor, a veces cínico; diálogos que no son anecdóticos y una recta final que quizá se retrasa un poco, pero que igualmente es abrumadora.

Fue durante mucho tiempo mi película favorita. Ahora ya no diría tanto, pero sin lugar a dudas esta «Lista de Schindler», más allá de cuentos personales y visiones rebuscadas, es una excelente obra que a mi sigue emocionándome y maravillándome.

Imprescindible.
Kaori
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