Satisface las necesidades de los amantes de, espectáculo de GRANDES HÉROES de la historia del comic llevados al cine.

Ahora el enfrentamiento es entre dos monstruos muy monstruosos y de los que ya se ha contado todo. No defrauda porque ofrece lo que se espera y lo que se espera es lo de siempre mejorado y rocambolesco.

Una buena diversión para esta Semana Santa, si no te has planteado vacacionar.

Diederik Van Rooijen, su director, Muestra un exquisito respeto hacia sus personajes; necesita que los entendamos y a la vez nos pongamos en su lugar; lo cual solo consigue a medias.
La trama no termina de cuajar, al establecer su prioridad por mantener la atmósfera y esa tensión ambigua, mientras intentamos descubrir hacia donde se dirige.

Un relato poco estimulante, al no alejarse de los tópicos, donde tan frecuentemente desemboca. Los matices que soporta la historia no son suficientes para mantener el interés.

Desdibujada. Intenta llegar pero no lo consigue, se queda en todo momento a medio camino.

En ocasiones los cineastas se pierden sin tener en cuenta alguno de los aspectos fundamentales, y aunque un guión sea brillante, o su puesta en escena, si no acertamos con la elección de los protagonistas, el director de fotografía, la iluminación, la música, el ritmo impuesto... El trabajo desluce, por muy buenas intenciones que nos acompañen.

En esta película fallan algunos de esos aspectos que deben cuidarse. Que cada uno saque sus propias conclusiones, no daré más pistas...

Con el título de esta crítica podría definirse la parte emocional a la que nos traslada THE MUDGE BOY.

Un trabajo intimista, correcto, agradable; que con una sencilla trama y cierto dinamismo, construye personajes arquetípicos que entroncan alejándose de lo que hubiera podido ser una historia convencional.

Un 7.

Si el desastre se apodera de tu vida, y todo... absolutamente todo te sale mal. Es en esos momentos cuando piensas que la mejor salida es tirar la toalla, porque no tienes un solo instante de descanso, ni un solo proyecto al que aferrarte.

Ken Loach se ha casado con la desesperanza, el dolor vital, la insatisfacción, para trasladar una historia tan lúgubre como pesimista. Magníficamente interpretada, tal vez no sea el mejor cine para ver en casa durante estos momentos. Aunque... quizá no esté mal, para ir conociendo una parte de lo que nos espera.