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España España · Moaña
Críticas de Bermu
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Críticas 107
Críticas ordenadas por utilidad
9
9 de mayo de 2020
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No es una de las películas más conocidas del maestro Kurosawa, que tiene obras de arte reconocidas en todo el mundo como Los Siete Samurais, Rashomon o Ran, pero esta joya escondida me parece fascinante. Ambientada como muchas otras películas del japonés en la edad Media, existe un equilibrio en la película entre el valor y la codicia, entre el humor y la seriedad, entre la comedia y el cine bélico.

No se puede hablar de Kurosawa sin nombrar a Toshiro Mifune, su actor predilecto, que lo acompaña una vez más en este película, esta vez en el papel del general Rokurota, que intenta proteger por todos los medios a su alcance a la princesa del clan Akizuki, que ha sido derrotado en la guerra por el clan Yamana y que la busca para ajusticiarla. Mifune es un actor sobrio donde los haya, que realiza su rol de una manera magistral siempre. La escena de la persecución a caballo me parece sublime, a la altura de La Diligencia de John Ford sin duda. Aunque yo creo que lo que le da ese toque especial a la película es el tono de comedia que le aportan los personajes de Matashichi y Tahei, los dos truhanes que le acompañan durante el viaje.

Estos personajes son la antítesis del general Rokurota, que representa el valor, la entrega, la disciplina y el honor. Por el contrario, los dos campesinos harapientos son codiciosos, a la mínima oportunidad intentan robar el oro y quedárselo, pero no para compartirlo uno con el otro, ni siquiera eso, si no para sí mismos. Desleales, miedosos, no dudan en delatar y traicionar a sus compañeros. Pero todo eso creo que le da ese toque divertido de comedia a la película, evidentemente rodeado de guerra, asesinatos y muerte, aunque esta vez Kurosawa pasa de puntillas sobre estos temas, creo que de manera acertada.

El final de la película me parece grandioso, después de todo lo que sufren Matashichi y Tahei, después de pelearse por el oro ambos durante toda la película, por intentar escapar engañando a los demás, al final los dos aceptan resignados su parte y ninguna la quiere para sí porque en el fondo siguen siendo los mejores amigos, lo que nos demuestra que aunque pasemos penalidades y desgracias, la gente que tenemos a nuestro lado estará siempre ahí. Sencillamente digno final para un genio como Kurosawa.
Bermu
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9
3 de mayo de 2020
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En un principio, la película nos muestra a un joven soldado alemán perseguido por desertar del ejército, escapando a duras penas de sus asesinos, robando para poder alimentarse, intentando sobrevivir al horror de la Segunda Guerra Mundial. Lo que cualquiera de nosotros intentaría hacer en semejantes circunstancias. De hecho, el director nos hace empatizar con el soldado Harold. Pero su vida se transforma cuando encuentra un uniforme de capitán abandonado en un coche.

Poco a poco, ese joven soldado -junto con la ayuda de un grupo de desertores- se va transformando de forma repentina, comienza a perder el miedo al hambre y a la guerra, empieza a actuar como un verdadero capitán. Comienza a cometer atrocidades, torturas, asesinatos, pero aunque nos parezca mentira, todo lo que sucede a continuación está basado en hechos reales.

Nos puede parecer macabro, incluso descabellado, como una simple persona, un simple soldado, aparentemente inocente, se puede transformar en un monstruo no muy diferente a los que le estaban persiguiendo al comienzo de la película por desertor. Creo que la película nos hace reflexionar sobre la condición humana, sobre lo poco que necesita el hombre para comportarse de manera brutal e inhumana. Realmente una persona se puede volver así de sádica y sanguinaria simplemente por cambiar su rol de simple soldado a capitán, o realmente ese monstruo ya habitaba dentro del propio Harold y el uniforme simplemente lo sacó a la luz.

Es evidente que el director no indaga más allá, no intenta responder a esas preguntas que se hace el espectador también, sino simplemente expone los hechos con un final que me parece antológico, cuando en su proceso se argumenta que los actos de Harold, lejos de ser considerados delito para castigarle con la horca, son más bien admirables y dignos de honor de un soldado alemán para conseguir la victoria final en la Guerra. Sencillamente sobrecogedor.
Bermu
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6
2 de mayo de 2020
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Es evidente que Guy Ritchie tiene su propio estilo, nadie lo puede negar, para quien le guste y para quien no como es lógico. El único problema es que imposible ver esta película y no recordar Snatch, Cerdos y Diamantes. El señor Ritchie tocó la gloria con esa película de los bajos fondos, perros, cerdos, diamantes y boxeadores gitanos. Después intentó hacer experimentos y le salieron fatal, por lo que intentó volver a sus raíces y a lo que le salía bien, hablar de los mafiosos de poca monta británicos y rodó RocknRolla. El problema es que no le llega ni a la suela de los zapatos.

Todas las comparaciones con Snatch salen perdiendo, desde la voz en off, a las actuaciones de sus actores (el único que se salva a mi gusto es Tom Wilkinson) ni las escenas caóticas, de locura, incluso graciosas tan típicas de las películas de Ritchie. Los primeros cuarenta y cinco minutos son infumables, no dejan de aparecer personajes pero con una parsimonia que ni los mayores fans de Ritchie son capaces de soportar (y si dicen lo contrario mienten). El resto de la película mejora pero nunca llega a enganchar del todo. Sus giros no sorprenden como en Snatch aunque lo pretenden, y al final se queda en un quiero y no puedo.

Es evidente que Guy Ritchie es un gran director, diferente por lo menos, cosa que se agradece hoy en día en la industria viendo la bazofia que hay por ahí, pero podía cambiar un poco sus miras porque sino mucho me temo que se va a anclar en ellas y se va a quedar en uno más.
Bermu
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8
30 de abril de 2020
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Desgarradora historia de Agu, un niño que vive con su familia en un territorio neutral de un país que está en plena guerra civil debido al golpe de estado perpetrado por las fuerza del CNR (Consejo de Reforma Nacional). La vida de Agu trascurre con relativa tranquilidad hasta que miembros del propio CNR atacan su aldea y asesinan a todos los hombres, incluido su padre y su hermano mayor, lo que provoca su huida por el medio de la selva y su reclutamiento como niño-soldado por la guerrilla de las FDN (Fuerza de Defensa Nativa) al mando del Comandante (Idris Elba). A partir de ese momento, comenzará su calvario que incluirá rituales de iniciación, crímenes de todo tipo y la destrucción de su inocencia y su fe.

El resultado es una propuesta maravillosa que invoca la crueldad más absoluta y las atrocidades que caracterizan al continente africano. Es evidente que el director también hace participe de todo ello a las fuerzas extranjeras, expropiadoras de la miseria del Tercer Mundo, producto de décadas de saqueo por parte de las potencias imperialistas. Además de la problemática de los niños-soldados (que es el centro realmente de la película), el director también indaga en los entresijos de las limpiezas étnicas y sociales como herramientas en las guerras civiles que invaden todo el continente.

A medida que avanza la película y con la ayuda del Comandante que lo va modelando a su imagen y semejanza, el personaje de Agu se vuelve cada vez más oscuro, mas insensible ante las atrocidades que se van sucediendo a su alrededor, se va transformando su alma, ennegreciéndose poco a poco y olvidándose de la inocencia que un día tuvo. La voz en off del propio Agu estremece incluso con su dureza, viendo la vida pasar a su alrededor llena de sangre y muerte. Incluso él mismo reconoce que ya no es un niño sino un anciano porque ha visto la guerra pasar por delante de sus pequeños ojos. Al final, siempre queda la esperanza de que un niño-soldado pueda salir de ese mundo y volver a soñar con ser un niño de verdad.
Bermu
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7
29 de abril de 2020
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Es verdad que el guión de esta película lo hemos visto ya muchas veces, un grupo de musulmanes radicales poniendo bombas y los agentes del FBI salvando al mundo. De novedoso nada de nada, pero ver a Don Cheadle siempre es un placer en un película. No digo que sea el mejor actor pero sus actuaciones siempre son correctas y sobrias, lo que ayuda mucho a películas que a priori pasarías de largo, como es este caso.

El agente del FBI Roy Clayton (Guy Pearce) sigue el rastro de los terroristas por todo el mundo aunque prácticamente su única pista es Samir Horn (Don Cheadle), un antiguo soldado americano que se ha pasado al otro bando, o eso es lo que parece. Se pasan toda la película con ese debate, se ha pasado o no?, aunque realmente con lo pobres que son los guiones en Hollywood últimamente ya se conoce esta respuesta antes casi de que empiece la película.

Obviando este detalle, la intriga de la película está bien llevada, incluso metiendo el debate de las religiones por el medio, intentando justificar la acción de los terroristas de alguna manera, abriendo el debate de si realmente son los malos o no, incluso que el espectador valore esa opción. El final de la película, aunque previsible, no te deja un mal sabor de boca y por lo menos te da la impresión de que has visto un buen thriller policíaco, que al fin y al cabo tampoco se espera más de esta clase de películas.
Bermu
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