Interesante este film de pequeño presupuesto por la elegancia con la que lleva el tema principal. No se recurre nunca al terror burdo, sino que el problema y su solución se va introduciendo con delicadeza.
Creo que su efectividad está en acentuar el estado interior de la protagonista, que de sentirse acosada pasa a dudar de su propia salud mental hasta, finalmente, aceptar la paradoja en la que se basa la historia.
El resto de los personajes están también bastante logrados, como la del profesor de Matemáticas con el que la protagonista tiene una relación . El final trágico de esta es un buen contrapunto, una ruptura de las espectativas que una historia más convencional habría confirmado. Lo mismo sucede con la falsa pista de la historia del marido maltratador.
Buena historia por lo tanto, incluso contando con su final más tradicional, en el que la protagonista de hoy se ve salvada por su yo del pasado.

Excelente película sobre la vejez y la soledad. Los primeros quince minutos, que resumen la vida del protagonista y la gran importancia de la figura ausente, su mujer, son sublimes.
La parte central de la historia constituye un apartado independiente, que al principio resulta extraño de encajar con la primera parte, pero en ella los personajes que aparecen (el niño, el perro, el ave) son interesantes. Luego la historia deriva a un cuento de aventuras, con una especie de capitán Nemo que aparece como una contrafigura en negativo del viejo protagonista.

Drama familiar del que podrían aprovecharse algunos temas interesantes pero que es llevado de forma tan plana y poco inteligente que aburre.
La historia de un hijo abandonado por un padre (nunca sabemos por qué), lo increíble del enamoramiento del protagonista de su "madrastra", interpretaciones planas, no hay la más mínima explicación que supere lo superficial de la relación hijo-padre, del retorno a Israel, de la condición de alemana (y la culpa) de la protagonista...
Los actores tienen también una actuación muy plana, los doblajes son espantosos...Simplemente no hay nada aquí no ya que entusiasme, sino que mantenga mínimamente la atención.
Lo único que se salva son lo que tiene de reportaje turístico: el interior de la sinagoga de Jerusalén en la escena inicial, la llegada en avión a Israel, la entrada a Jerusalén en coche, los planos del desierto de Judea... Lo demás es perfectamente olvidable.

El comienzo de la película es espectacular, porque combina la catástrofe en todo su dramatismo y desmesura con la mirada individual y alucinada de los que sobreviven a ella desde su pequeñez.
Si la película fuese por ahí, por esos indicios que apuntaban a las historias individuales de los sobrevivientes, a los inmensos y minúsculos dramas que convierten lo geológico en emotivo, la película hubiese ganado mucho. Es de destacar en todo esto el papel de Lucas, el hijo mayor, el único que parece transformado radicalmente, cambiado de arriba abajo por una tragedia que lo convierte en adulto.
Pero la segunda parte de la película se desliza por lo más fácil (o lo más peligroso de evitar): el drama familiar, el final feliz, el reencuentro...No todo happy end tiene que ser malo, dependerá de que lo exija o no la lógica de la historia. Y en este drama lo convencional del desenlace lo hace digerible para todos los públicos, pero con una evidente pérdida de fuerza.

La película en su primera media hora consigue varias cosas: una buena ambientación e ir creando una auténtica sensación de angustia, de malestar y de peligro inminente, como por ejemplo cuando los dos protagonistas pasan por delante de esa iglesia rural desvencijada y contemplan de modo borroso a "alguien" tirando no se sabe qué por un tubo.
La continuación, digamos que las dos terceras partes del film, constituyen una auténtica decepción, porque a medida que la historia va avanzando y haciéndose más explícita, la tensión decae y todo parece derivar hacia una película de terror del montón, de lo más convencional, con un monstruo y un argumento que en determinadas escenas (el asalto al coche policial y la muerte de sus pasajeros, o el combate de ese mismo monstruo alado con la plantilla entera de la comisaría) llega a resultar ridículo y provocar casi risa, algo que -en mi opinión- destruye cualquier posibilidad de "terror".
En fin, por lo menos la actriz Gina Philps no lo hace demasiado mal y alegra el ojo del espectador. Ella sí que está de miedo.