Haz click aquí para copiar la URL
España España · Santa Cruz de Tenerife
Críticas de gerardops
<< 1 10 19 20 21 61 >>
Críticas 304
Críticas ordenadas por utilidad
6
18 de abril de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El realizador español Jaume Collet-Serra comienza a ser una presencia habitual en las carteleras norteamericanas. Tras debutar con la floja cinta de terror “La casa de cera”, publicitada al máximo en base a la participación en ella de la artificial millonaria Paris Hilton, continuó su línea ascendente en las taquillas con “La huérfana” y, sobre todo, con “Sin identidad” y “Sin escalas”, protagonizadas ambas por el actor Liam Neeson y que recaudaron a nivel mundial ciento treinta y doscientos veinte millones de dólares, respectivamente. En virtud de esos éxitos previos, se repite por tercera vez el tándem entre director y actor con el estreno de “Una noche para sobrevivir”.
Es indudable la clara preferencia de Collet-Serra por la acción, un género muy complicado para destacar, puesto que la utilización de tópicos y estereotipos para narrar las historias es moneda común. En este nuevo proyecto se percibe su esfuerzo por dotarlo de mayor originalidad y por otorgar a alguno de los personajes una relevancia superior. Así, a su habitual tendencia por la recreación de ambientes tensos y angustiosos, añade ahora tenues pinceladas de creatividad visual por medio de movimientos de cámara más elaborados, a la que suma un contenido más relevante del papel protagonista. Por lo tanto, se puede concluir que su labor profesional es superior en esta última cinta que en sus antecesoras y que, en general, alcanza los objetivos básicos de una cinta convencional de acción.
Rodada en un escenario nocturno y opresor, supone sin duda un punto de inflexión positivo en la evolución artística del cineasta catalán. Sin embargo, tanto sus esfuerzos como los de su elenco chocan con un guion de desarrollo plano y construido sobre diálogos insulsos que impide el adecuado desarrollo del largometraje. Es entretenido, posee un ritmo ágil y su acción, al llevarse a cabo en pocas horas, resulta trepidante, de modo que satisfará a los aficionados de este tipo de cine pero no al sector de público más exigente. Paradójicamente, a pesar del incremento en el nivel de calidad, los resultados de taquilla pueden tacharse de decepcionantes. De un presupuesto inicial de cincuenta millones de dólares, apenas ha recaudado la mitad en el mercado norteamericano, quedando a la espera de la respuesta en el resto de países para constatar si la inversión será o no recuperada. Cuenta la historia de un veterano sicario, conocido como “El Cavatumbas”, muy atormentado a causa de una vida dedicada al crimen. Para su desgracia, su hijo se ve envuelto en la misma atmósfera delictiva, debiendo escoger entre el clan criminal al que pertenece y su propia familia, desatendida durante demasiados años.
Liam Neeson encabeza el reparto y endereza su errática trayectoria de los últimos tiempos. Después de una época dorada en la que reunió sus más destacadas interpretaciones en títulos como “La lista de Schindler” (por la que recibió una nominación al Oscar), “Michael Collins” o “Kingsley”, dio el salto al cine de acción con la sobresaliente “Batman Begins”. Pero, posteriormente, comenzó a enlazar films menores como “El equipo A” o “Ira de titanes”. Junto a “Caminando entre tumbas”, esta “Una noche para sobrevivir” le devuelve a un puesto de privilegio en el escalafón que nunca debió perder. Le acompañan en el equipo artístico algunos intérpretes brillantes, aunque con papeles pocos aptos para el lucimiento. El magnético y siempre efectivo Ed Harris merece un guión radicalmente distinto a éste con el que poder exhibir su inmenso potencial. Y sucede lo mismo con Nick Nolte, cuya aparición ni siquiera consta en los créditos finales, si bien esa circunstancia no impide que los amantes del Séptimo Arte le reconozcan con facilidad.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3
27 de marzo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este fin de semana, como tantos otros, tenía complicado elegir una buena película entre la oferta de estrenos. La primera opción era la nueva versión de “Cenicienta”, del otrora director de cine Kenneth Branagh –a día de hoy, un mero operario de las “grandes” productoras, que aspiran únicamente a alcanzar la cima de las taquillas-. La segunda, “Focus”, suponía el retorno de Will Smith a un papel protagonista desde 2008 con “Siete almas” –voy a ser benévolo olvidando las lamentables “Men in Black 3” y “After Earth”-. De las dos alternativas, las declaraciones del que fuera cineasta británico (creo que continúa siendo británico pero, desde luego, no cineasta) publicitando su cinta como una revisión necesaria del famoso cuento insistiendo en su aspecto sexy, unidas a sus impersonales y prefabricados últimos trabajos, me hicieron decantarme por “Focus”, aun a sabiendas de que no era un gran largometraje. Pero lo que ignoraba es que fuera tan pésimo.
Cuenta la historia de un estafador profesional que decide ayudar a una hermosa joven, novata en el mundillo de las estafas. Inician de inmediato una relación sentimental que él decide romper de repente. Pasado un tiempo, vuelven a encontrarse y se introducen en una espiral de engaños y mentiras que les pondrá a ambos en peligro. El film posee numerosos defectos, desde una trama poco creíble a un guión tramposo, pasando por unos personajes caricaturizados, un entorno de lujo excesivamente forzado y artificial, una serie de timos disparatados y una narración que, ni cuando quiere ser intensa, ni cuando quiere ser divertida, consigue su propósito.
Además, el despropósito ha sido llevado a cabo, no por uno, sino por dos directores, Glenn Ficarra y John Requa. Responsables de la aceptable “Crazy, Stupid, Love”, han mostrado, sin embargo, su peor cara como autores de los guiones de “Bad Santa” o “Una pandilla de pelotas”. En esta ocasión, se limitan a intentar atrapar a los espectadores por medio del lujo, la belleza y el gancho mediático de su actor protagonista. Todo lo demás es un inmenso agujero vacío. Mucha luz de neón, mucha rubia imponente, mucho dinero, mucho palco de primera y mucho cochazo. Porque eso es lo único que pueden ofrecer. Es decir, que no ofrecen nada. Nada de cine, al menos.
Me consta que Will Smith es un actor destacable, que ha demostrado sobradamente su valía en la excelente “Ali”, “Seis grados de separación”, “Buscando la felicidad” o “La leyenda de Bagger Vance”, entre otras. Cuenta con una extraordinaria habilidad para la comedia y sabe conquistar a la cámara. Sin embargo, lleva demasiados años enlazando proyectos fallidos, una tendencia peligrosa que está provocando que su talento se olvide. Y el anuncio de su próxima participación en “Dos policías rebeldes 3” no parece la mejor manera de retornar al buen camino. Por su parte, la actriz australiana Margot Robbie se limita a explotar su innegable atractivo, sin aportar más cualidades. Su aparición en “El lobo de Wall Street” le otorgó cierta fama pero, por desgracia, continúa representando el mismo papel. Está por ver si es capaz de acometer otro tipo de registros.
Viendo “Focus” no pude por menos que recordar otros títulos sobre especialistas en timos y estafas, como “El golpe” de George Roy Hill, “Los timadores” de Stephen Frears, “Nueve reinas” de Fabián Bielinsky o “Atrápame si puedes” de Steven Spielberg. Y pensé que es imposible que sus responsables hayan visto ninguno de ellos porque, de ser así, no se hubieran atrevido a perpetrar esta proyección de más de cien minutos sin sentir una punzada de vergüenza.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3
20 de marzo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director australiano Roger Donaldson suele coquetear a menudo con el cine de acción más comercial, pero sin superar la plasmación más tópica y previsible de dicho género. En 1984 se atrevió con un remake de “Motín a bordo”, en el que Anthony Hopkins daba vida al personaje que interpretaron Charles Laughton en 1935 y Trevor Howard en 1962, mientras que un jovencísimo Mel Gibson asumía el papel de Clark Gable y Marlon Brando en las citadas versiones. La innecesaria revisión de aquel clásico resultó un sonoro fracaso pero Donaldson, lejos de aprender del error, tropezó con la misma piedra en 1994 con el estreno de “La huida”, otro intento fallido de reproducir el largometraje que protagonizaron en 1972 la pareja formada por Steve McQueen y Ali MacGraw, sustituidos ahora por Alec Baldwin y Kim Basinger. Si bien cosechó cierto éxito con el film “Cocktail”, cuyo reparto encabezaba la entonces estrella emergente Tom Cruise, y rodó algunas cintas de moderada repercusión (“Arenas blancas”, “Un pueblo llamado Dante´s Peak”, “La prueba”), su estilo seguía siendo tan predecible como las historias que contaba, y quedaba patente su esfuerzo por triunfar en una taquilla que se le resistía, lo que lastraba la calidad artística de sus trabajos y los reducía a meras producciones prefabricadas en los grandes estudios, sin que el cineasta pudiera aportar talento y creatividad propios. En mi opinión, sólo se salvan de su filmografía “No hay salida” y “Trece días”, ambas con un excelente Kevin Costner, y con las que sí logró elevarse por encima de la mediocridad.
Ahora presenta “La conspiración de noviembre”, su enésimo conato malogrado de reivindicarse como especialista de acción. No es un título mal filmado, pero los personajes resultan demasiado estereotipados y la trama excesivamente manida, defectos que le privan de ser considerado un referente del género. Relata la historia de Peter Devereaux, un ex agente de la CIA muy cualificado que es persuadido para salir de su tranquilo retiro con el fin de realizar una última misión: proteger a una testigo que puede revelar la verdad sobre un antiguo caso pendiente de resolución. Devereaux descubre que este encargo le convierte en objetivo de un antiguo amigo protegido por la propia CIA, de modo que ya no le queda nadie en quien confiar.
Pese a su pulcritud técnica, al moderado nivel de tensión e intriga y a un montaje ágil, el resultado no deja de ser muy similar al de otros muchos largometrajes anteriores y en ningún momento se aprecia una aportación novedosa e interesante. Aunque a ratos resulta entretenido y se disfruta con algunas de sus secuencias, la sensación final es la de ser otro proyecto diseñado por los sesudos analistas de las taquillas que se olvida con facilidad. Reconozco la dificultad de ser creativo y original a estas alturas, pero ahí es donde reside precisamente el reto del actual Séptimo Arte. Limitarse a copiar, a transitar caminos ya recorridos, a repetir clichés, tal vez sea rentable económicamente (en este caso, ni siquiera eso) pero cierra las puertas al buen cine. Los profesionales deberían reflexionar acerca de esta realidad.
A este respecto, leí recientemente una entrevista al realizador español Juan Antonio Bayona que, preguntado por el denominado “cine de autor”, respondía que, para él, sólo había dos tipos de cine, el honesto y el deshonesto, y que la diferencia entre ambos estriba en la existencia de implicación personal y emocional del autor con sus obras. “La conspiración de noviembre”, por desgracia, no deja lugar a dudas.
El actor Pierce Brosnan, reacio a abandonar su perfil de agente secreto, preside un elenco en el que le acompaña la bella Olga Kurylenko, ex chica Bond de su también colega 007, Daniel Craig.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
4 de octubre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La discriminación racial en Estados Unidos es una de esas heridas que, en mi opinión, no han terminado de cicatrizar, pese a que el paso del tiempo parezca indicar lo contrario. Ya decía Albert Einstein que "es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio", por lo que esos fantasmas del pasado, en parte, del presente y, seguramente y por desgracia, del futuro (similares a los que imaginó Charles Dickens hace más de ciento cincuenta años) se presentan con cierta frecuencia en la cultura norteamericana en general y en su cine en particular. Mientras veía determinadas escenas de “El mayordomo”, no podía evitar que pasaran por mi mente otras de “Arde Mississippi” o de la más reciente “Criadas y señoras”, dos modelos muy diferentes de abordar esta sensible y peliaguda cuestión. En este caso, el prisma utilizado también difiere. Si la primera cinta era un thriller policiaco y la segunda una comedia melodramática, en “El mayordomo” predomina el drama biográfico.
Traslada a la pantalla la historia real de Cecil Gaines, un hombre de color que sirvió como mayordomo jefe de la Casa Blanca a ocho Presidentes de los Estados Unidos, desde 1952 a 1986, por lo que pudo apreciar la evolución social, política y racial norteamericana tanto desde la residencia presidencial como desde los barrios más modestos que frecuentaba como ciudadano. Se trata, por tanto, de un interesante largometraje, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta y, sobre todo, por el magnífico ejercicio interpretativo de su extenso elenco de actores. Los grandes aficionados al Séptimo Arte disfrutarán de un casting de lujo integrado por caras conocidas, en su mayor parte a cargo de pequeños papeles, pero logrando en conjunto un resultado brillante.
En el apartado masculino, tanto Forest Whitaker como Terrence Howard y Cuba Gooding Jr. poseen estatuillas o nominaciones y demuestran una habilidad frente a la cámara digna de mención. A ellos se unen otros muchos, formando una mezcla de lo más singular, desde el músico Lenny Kravitz a actores más asociados al género de comedia, como Robin Williams o John Cusack. En el femenino, la estrella televisiva Oprah Winfrey, hasta la fecha sin apenas intervenciones en la pantalla grande, da vida a su personaje de forma memorable, al frente de otro ramillete de figuras destacadas como Vanessa Redgrave, Jane Fonda o la cantante Mariah Carey. No es aventurado afirmar que varios de ellos figurarán en las listas de nominados a los próximos Oscars y Globos de Oro.
No obstante, cabe señalar que el ritmo del film languidece a ratos y que el intento de que cada personaje disfrute de su particular momento de lucimiento provoca que la narración no siempre resulte coherente y se enrede en un estilo dramático que, en ocasiones, le impide brillar como debiera.
Por lo que respecta a su realizador, Lee Daniels, se dio a conocer con “Precious”, otra tragedia centrada en la marginalidad. En ella trasladaba una visión de las miserias humanas por medio de la recreación de un universo angustioso y opresor que llegaba a contagiar al espectador, de tal manera que, aun reconociendo sus méritos, era imposible abandonar la sala de proyección con un buen sabor de boca, tan llena como estaba de la amargura transmitida por Daniels. Ahora, el público tendrá más opciones de disfrutar con este visionado pero será igualmente inevitable que perciba parte de ese denso universo de pesadumbre en el que se mueve su director. En cualquier caso, tras varias semanas viendo malas películas, por fin he contemplado cine de calidad. Y lo echaba de menos.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
9 de febrero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Sean Baker se caracteriza por su especial sensibilidad para abordar la fragilidad humana y la inocencia infantil, y por ensalzar lo que de extraordinario se esconde en las vidas cotidianas. Transita por ese interesante pero complicado mundo del denominado “cine independiente” y en dicho círculo goza de una reconocida posición. Ganador del premio “Independent Spirit Awards” en 2013 y ocho veces nominado a lo largo de su carrera profesional, puede presumir de arrancar los más encendidos aplausos en festivales tan dispares como el de Sundance, Los Ángeles o Sidney. Películas como “Scarlet” (2012) o “Tangerine” (2015) descubrieron a un cineasta obsesionado con los personajes corrientes y las realidades cotidianas. Sin recurrir a grandes precisiones técnicas ni a minuciosas formalidades, se centra en relatar historias comunes y fácilmente reconocibles con las que el espectador tiende a empatizar.
Ahora presenta “The Florida Project”, sin duda su mejor trabajo hasta la fecha. Con él ha dado el salto de la exhibición y distribución minoritarias a las del gran público y, de ahí, a aspirar a los galardones de los más prestigiosos certámenes. Vuelve a poner el foco sobre unos supuestos perdedores (tal vez habría que definir primero qué se entiende en esta vida por ganadores y perdedores) y, para ello, se decanta por la siempre pura e imaginativa visión de los niños. Es habitual que los títulos protagonizados ellos supongan un arma de doble filo. Sin embargo, en este concreto caso, Baker encauza correctamente los impulsos y la energía quizá poco sofisticada de los menores en beneficio de su obra.
Una niña y su heterogéneo y pintoresco grupo de amigos disfrutan de sus vacaciones de verano. Mientras tanto, los adultos de su entorno se ven obligados a lidiar con la crisis y a asumir sus responsabilidades. La pequeña sueña con ir a Disneylandia, aunque lo más cerca que ha estado de allí es un motel barato en el que vive con su joven madre a las afueras de Orlando. A su vez, lo más parecido que tiene a un padre es el gerente de dicho establecimiento, llamado a preocuparse por cuestiones que exceden a sus meras ocupaciones laborales.
Se evidencian algunas carencias técnicas y el estilo narrativo es simple pero, aun así, se suple con una sobredosis de sentimiento y autenticidad. La capacidad para plasmar hermosura y emotividad a partir de la derrota y el desamparo es un virtud muy destacable y propia de este cineasta. Logra contagiar un halo de alegría a partir de una filmación fuertemente crítica con la precariedad a la que se ven abocados numerosos seres humanos. Es imposible, pues, no sentirse conmovido y compelido por esa mezcla de optimismo y denuncia que acompaña a la proyección de “The Florida Project”.
Tanto la National Board of Review como el American Film Institute han elegido “The Florida Project” entre las diez mejores producciones del año y la London Film Critics' Circle ha distinguido a Sean Baker como mejor realizador. Willem Dafoe opta asimismo al Oscar y al BAFTA al mejor actor secundario, y también compitió en los Globos de Oro dentro de la citada categoría. En definitiva, el film se trata de una admirable rareza que de cuando en cuando se cuela en las salas de proyección.
Dentro del elenco artístico destaca el ya citado Willem Dafoe, un peso pesado cuyo larguísimo currículum se compone de algunas cintas memorables (“Platoon”, “Arde Mississippi”, “Nacido el cuatro de julio”, “El paciente inglés”) y que figura en todas las quinielas gracias a esta interpretación honesta y efectiva. Le acompañan la jovencísima y precoz Brooklynn Prince y Bria Vinaite, sin bagaje previo pero con desparpajo de sobra para llevar a cabo un buen trabajo.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 10 19 20 21 61 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow