Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de La mirada de Ulises
<< 1 10 19 20 21 23 >>
Críticas 114
Críticas ordenadas por utilidad
5
10 de febrero de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
No es la primera vez que el cine pone en camino a un personaje para hacerle crecer y madurar. En este caso, Jean-Marc Vallée echa mano de la historia real de Cheryl Strayed, mujer que decidió hacer el Sendero de las Cimas del Pacífico, atravesando desiertos y valles, empujada por la rabia y la impotencia de una vida sin rumbo que se asomó al precipicio cuando su madre moría de cáncer. Ante todo, Cheryl necesita perdonarse y aprender a escoger la mejor versión de sí misma, porque la vida no ha sido fácil: drogas y sexo sin freno, un matrimonio destrozado y una familia rota... le han obligado a probarse y afrontar la soledad del vagabundo para salir fortalecida. Para este biopic, el director acierta al apoyarse en dos grandes actrices como Reese Witherspoon y Laura Dern, que son lo mejor de la cinta y que están nominadas a los Oscar por este trabajo.

La historia se plantea como una road movie canónica y bastante convencional, pero el problema es que nunca coge vuelo ni se carga de energía. Es como si Cheryl comenzara cansada su aventura, como si la mochila pesara demasiado, y como si el Sendero se le hiciera tan largo como la película al espectador. Resulta inverosímil desde el momento en que la joven coge por primera vez la mochila, símbolo pretencioso de la pesada carga existencial que arrastra, pero más aún lo es la transformación interior que sufre ante el niño cantarín. Los fogonazos del pasado que llegan con constantes flash back resultan impostados y con poca fuerza, como si quisieran ilustrar machaconamente la desgraciada vida de Cheryl a base de pensamientos que no le permiten vivir en paz. En el desierto y sin comida ni bebida, entre la nieve y rodeada de hombres amenazantes, en la jungla y sola con el recuerdo de su madre... siente la orfandad de una hija desconsolada y la soledad de quien reniega de Dios, hasta que aprende que el propio pasado le ha traído también cosas buenas.

Demasiada mochila para esta frágil historia de redención, salvada por el esfuerzo de una Reese Witherspoon que hace todo lo que puede y más por llegar al término del Sendero. Pero el guión es irregular y con poco pulso, y nunca llega a dibujar un personaje tan atormentado e infeliz que justifique esa puesta en marcha. Con Cheryl caminamos, como consecuencia, con paso cansino y anodino, entre un pasado de dolor y un presente de duda y temor, solo amenizado por una banda sonora reincidente... porque se ve que al director le encanta Simon & Garfunkel y El Cóndor pasa. La historia es buena y la interpretación también, pero el deambular sin rumbo por esa jungla de dolor -que no lo parece tanto- no es demasiado atractiva aunque se acabe en el Puente de los dioses.
La mirada de Ulises
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
11 de abril de 2014
Sé el primero en valorar esta crítica
Los adolescentes siguen siendo los elegidos por el cine de Sofia Coppola, y el aburrimiento y superficialidad su materia prima por excelencia. En "The Bling Ring" parte de un artículo de Vanity Fair en el que se recogían los robos de un grupo de jóvenes en casas de famosos de Hollywood. Obsesionados por la fama y por la moda que sus ídolos representaban, esos chic@s entraban en sus mansiones y en sus vidas cuando los propietarios estaban ausentes... para reproducir su vaciedad, para evadirse con sus fiestas y sus vías de fuga -drogas incluidas-, para estar en el candelero... en su caso por las redes sociales. Da pena el panorama que se nos presenta y más saber que responde a hechos reales, y produce lástima contemplar que la raíz de ese pobre comportamiento está en unos padres ausentes o presentes con su insulsez.

Sofia Coppola quiere hacer una crítica hacia ese mundo de vanidad, pero en realidad cae en su misma superficialidad, con una película de ritmo repetitivo y cansino -¿qué necesidad hay de recoger tantos asaltos y tan iguales?-, sin momentos de tensión ni de emoción, con brochazos de fotografía saturada y música ad hoc que acaban cansando, con recursos de videoclip de cámara ralentizada y con un montaje -a estas alturas nada novedoso- que inserta entrevistas a los protagonistas entre sus aventuras recordadas. Los personajes no tienen trasfondo ni pliegues que transmitan humanidad, y en realidad no pasan de ser marionetas de una sociedad de la opulencia -quizá sea lo que se haya buscado, pero son seres sin alma y sin nada que decir-, y los actores no aportan más que su cara bonita y poco más. En definitiva, que el envoltorio esteticista de Sofia Coppola impide llegar más allá de la superficie de unos personajes de rasgos gruesos y con una mínima evolución.

Al final contemplamos la imagen juvenil de un mundo adulto que podrían representar la madre de Nicki o la propia Paris Hilton. Es la posmodernidad mostrada tal cual, en estado puro y en directo, con un narcisismo que campa a sus anchas -patético es la visita a la casa de Hilton con retratos suyos por doquier-, y donde lo importante es satisfacer todas las apetencias y que hablen de uno mismo... aunque sea para mal. En ese sentido, causa dolor la última secuencia en que el personaje de Emma Watson mira a cámara para vender su exclusiva en internet... y esos amigos de Facebook capaces de todo por una exclusiva. Una película fallida sobre un mundo podrido y banal que deja vacío al espectador, lo mismo que sus personajes de ficción y de la realidad.
La mirada de Ulises
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
7 de abril de 2014
Sé el primero en valorar esta crítica
El calor aprieta y el ambiente se hace irrespirable en el páramo de Oklahoma. Todo apunta a que habrá tormenta y a que los truenos descargarán con fuerza sobre la casa de los Weston. El padre acaba de suicidarse tras varias décadas enganchado al alcohol, y su viuda padece un cáncer de boca además de una adicción a las pastillas. Al funeral llegan sus tres hijas y algo de parentela, para dar consuelo y compañía... aunque la realidad será otra, pues sus vidas respiran amargura y soledad, crispación y desencanto. Como dice la hija mayor, "si supieras lo que el futuro te tiene reservado, no te levantarías de la cama", y es que su turbulento pasado familiar y su inestable presente emocional no auguran días de vino y rosas. Este es el escenario de "Agosto", adaptación al cine de John Wells a partir de la obra de Tracy Letts, que también es el guionista de la película.

Ya en el prólogo advertimos que hay un pasado más que turbio en ese matrimonio, que se aguanta en un clima de tolerancia e indiferencia y poco más, que Violet Weston tiene un carácter fuerte y que no se anda con remilgos al decir lo que piensa y lo que no... Conforme hacen acto de presencia el resto de la familia, no nos quedan dudas del fracaso de todos y de cada uno de ellos en la vida. Se suceden las discusiones y los reproches, mientras que las acusaciones y los insultos se pasan de la raya y no hacen sino echar más leña al fuego, o vemos a una madre que se le calienta la boca -no por el cáncer- y a otra se ceba con su inseguro hijo. Hay afrentas del pasado que salen a relucir y secretos que han estado envenenando sus relaciones, y los dardos de cinismo y rencor se suceden in crescendo. A estas alturas, está claro que todos están de vuelta y que no saben contenerse, y que asistimos a una comida de funeral que es toda una caricatura de lo que debería ser la familia, ya desde la bendición de la mesa.

En una adaptación teatral como "Agosto", resulta determinante la construcción del conflicto dramático, la creación de un ambiente opresivo que llegue a asfixiar, y la interacción de los personajes con diálogos afilados desde su debilidad y necesidad. Todo ello está conseguido aquí, gracias a un guión preciso que mantiene la tensión emocional sin apenas dar un respiro y que depara algún giro trascendental, de una planificación cerrada y de una fotografía que sepulta a los personajes en sus miserias, y de unas interpretaciones soberbias en todo el reparto donde destaca por encima de todos Meryl Streep como neurótica y cruel madre, sin desmerecer los trabajos de Julia Roberts, Julianne Nicholson, Ewan McGregor o del propio Sam Shepard. En todo caso, por momentos, su intensidad se hace algo excesiva y exagerada, y parece que la historia interior -los matices de caracteres- se les va de las manos para derivar hacia el melodrama más convencional.

"Agosto" es una película de encuentros emocionales en los que saltan chispas y se mete el bisturí en la condición humana, y fundamentalmente una película donde el peso lo llevan las mujeres con sus caracteres fuertes, frágiles o inseguros... que luchan denodadamente, con uñas y dientes, para evitar la soledad. Abundan las situaciones de crispación y las palabras duras, mientras que las debilidades humanas son tratadas con amargura y sin dar lugar a la compasión ni al perdón. En este drama familiar no hay una palabra positiva ni una mano amiga que ayude a salir del pozo, salvo la que Charlie ofrece a su hijo o la que esa nativa americana presta a unos individuos fracasados reunidos en un auténtico manicomio. La película gustará a quienes busquen retratos de personajes e interpretaciones auténticas, pero no a quienes deseen historias positivas o ver lazos familiares sólidos... porque estamos en el infierno de la soledad.
La mirada de Ulises
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
7 de abril de 2014
Sé el primero en valorar esta crítica
Como sucede en las grandes películas, "La gran estafa americana" presenta una primera historia que encierra otra de mayor carga y profundidad. En apariencia nos cuenta algo que pudo ocurrir, más o menos, en la realidad... según nos dicen los títulos de crédito: una trama de corrupción que comienza con algunas falsificaciones y fraudes a pequeña escala, para ir agrandándose y terminar salpicando a la clase política de alcaldes y congresistas... siempre con la mafia vigilando el terreno. Sin embargo, la película de David O. Russell apunta, más bien, a pinchar el globo del gran sueño americano en el que cualquier ciudadano podía hacerse a sí mismo y prosperar hasta alcanzar su puesto en la sociedad. De esta manera, vemos cómo en los últimos años el cine americano ha cuestionado esos orígenes heroicos sacando de debajo de la alfombra una práctica de engaño y falsedad, cuando no de violencia y de renuncia a la propia identidad.

El guionista construye una trama complicada que funciona a las mil maravillas, con giros continuados en una huida hacia adelante... porque los protagonistas tienen que idear, una y otra vez, un nuevo plan para sobrevivir en el enredo en que se hayan inmersos. Las sucesivas implicaciones de estafadores, mafiosos y políticos exigen al espectador un permanente estado de atención para seguir la telaraña que se está urdiendo, y el buen ritmo narrativo ayuda a que no desconecte de la historia por muy alambicada que sea. Son granujas que, casi desde su infancia, se han visto en la necesidad de luchar por sobrevivir, de interpretar papeles y hacer creer a los demás aquello que quieren creer. Son artistas de la simulación que siempre tienen un plan B, expertos en el engaño que juegan con el amor aún a riesgo de salir escaldados, manipuladores de la realidad hasta confundir a propios y extraños... hasta colocarse en situaciones en las que, a veces, ni ellos mismos controlan porque las cosas del corazón traicionan lo que dice la cabeza.

No es el guión el único valor a tener en cuenta en "La gran estafa americana", pues sin las interpretaciones camaleónicas de Christian Bale o Bradley Cooper, sin el choque de trenes femeninos que nos ofrecen Jennifer Lawrence -magistral como esposa de pocas luces- y Amy Adams (el duelo de celos e ingenio femenino entre ambas es de lo mejor de la cinta), sin los buenos trabajos de los secundarios Jeremy Renner y Jack Huston... la película se quedaría en una loca historia de trampas y mentiras. Ellos dan consistencia a sus personajes, los hacen cercanos al espectador a pesar de sus mezquindades, y crean una pátina de verosimilitud para tantas reinvenciones como se ven obligados a asumir. También resulta meritoria la ambientación de los años setenta que impregna toda la cinta, con un diseño de producción que atiende a los pequeños detalles y a un vestuario, peluquería o canciones que nos llevan a esa década prodigiosa.

Es una de las favoritas a los Oscar® con 11 nominaciones, entre ellas las de mejor película y director, además de las de mejores actores para su cuarteto protagonista. En definitiva, estamos ante la radiografía de una sociedad corrupta y amoral, de ambientes sórdidos y ausencia de lealtades, donde el individuo se auto-engaña y es el resultado de unas elecciones tóxicas continuadas. Aunque también es cierto que "La gran estafa americana" es fruto de unas elecciones artísticas cinematográficas acertadas, que alcanzan un trabajo manierista y vacuo, pero también entretenido y equilibrado.
La mirada de Ulises
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
10 de mayo de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
Recientemente han llegado a los cines españoles una serie de películas de calidad estimable e incluso grande, realizadas por países de escasa tradición cinematográfica y con exiguos recursos de producción. Algunos ejemplos son "Timbuktu" (Mauritania) o "Mandarinas" (Estonia-Georgia) y ahora se suma "Difret". Desde Etiopía, Zeresenay Mehari nos ofrece un incidente sucedido en un poblado cercano a Addis Abeba en los años 90, y también un testimonio de lucha contra tradiciones que nada tienen de humano y mucho de atropello salvaje. La fuerza de la película está en la propia historia y en partir de hechos reales. Así lo dice Angelina Jolie al presentarla como una de esas que la gente debe conocer, y así lo refrenda el hecho de haber ganado el premio del público en Sundance y una mención -también del público- en Berlín.

Estremecedora es la realidad de una tradición bárbara y dolorosa la vida de esas hijas a las que sus padres a duras penas pueden proteger. Hirut es una niña de catorce años que es secuestrada y violada por un joven del lugar que la pretendía, en compañía de sus amigos. Tras una breve reclusión, logra escapar y en la huida mata al agresor, para ser encarcelada y acusada de asesinato. La abogada Meaza Ashenafi será quien la defienda desde su Asociación de defensa de las mujeres. Es el comienzo de una lucha por la legalidad y por suprimir el matrimonio por rapto, costumbre del lugar que prescinde de la voluntad de la mujer y su derecho a elegir su condición.

Sin lugar a dudas, la cinta evidencia sus limitaciones cinematográficas, y adolece en algunos momentos de la fuerza de una dramaturgia que aporte expresividad, emplea con poca sutilidad los flash back o construye un guión excesivamente lineal que va directo al mensaje. Es, en definitiva, un cine de denuncia de una realidad vergonzante realizada con corrección, que lo entiende como instrumento al servicio de la persona y la sociedad. El dúo de actrices protagonistas resuelve su trabajo satisfactoriamente, aunque sus personajes no evolucionan ni abren perspectivas a una trama previsible. Estamos ante una película comprometida y ante una historia de superación en la adversidad, con una mujer fuerte y otra herida en lo más profundo, con un pueblo ancestral al que le cuestan incorporarse a la civilización, con unas autoridades timoratas incapaces de velar por los derechos del pueblo.
La mirada de Ulises
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 10 19 20 21 23 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow