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España España · Ferrol
Críticas de Sahar
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Críticas 288
Críticas ordenadas por utilidad
7
21 de febrero de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me llamó la atención el letrerito de "película venezolana más taquillera de la historia" y por eso la alquilé.

En el momento que veo a la telenovelera Ruddy Rodríguez poniendo cara de miedo con un candil en la mano y sumida en la oscuridad… me temo lo peor. Los planos y momentos architópicos continúan sucediéndose hasta que, pasada una hora, la trama experimenta un giro que la hace mucho más interesante. Para no destripar mucho, podríamos decir que empieza en la línea de "Los otros" o "El orfanato" y termina pareciéndose a "Looper" o "Los cronocrímenes".

A Ruddy Rodríguez, la protagonista, la conocía de verla con mi abuela en una telenovela que ponían en la televisión gallega ("Nena bonita"/"Niña bonita"). Aquí no lo hace nada mal a pesar de que su caracterización como anciana es terrorífica en el mal sentido.
Sahar
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7
16 de agosto de 2007
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre un guión de Truffaut, Jean-Louis Richard dirigió en 1964 a la gran Jeanne Moreau en esta entretenida película sobre la vida de la famosa bailarina/espía Mata-Hari.
Es una película más bien ligera pese a sus resonancias trágicas, y moderadamente libertina teniendo en cuenta lo licencioso de la vida de la verdadera Mata-Hari. Aún así se conoce que no se estrenó en España (o al menos es lo que deduzco de la inexistencia de la versión doblada en el DVD).
Se potencia sobre todo la parte romántica (la historia de amor de la protagonista con uno de los militares al que debe seducir por trabajo, interpretado por Jean-Louis Trintignant), mientras que la parte de intriga y espionaje, algo esquemática, está en un segundo plano (aunque reserva un par de buenos momentos de nervios y suspense).
El duro final está suavizado por una dirección distantemente respetuosa, y amortiguado por la excelente música (entre épica y romántica), que suena cada dos por tres sin cansar nunca.
Jeanne Moreau sale bellísima y recrea una Mata-Hari muy humana, picarona y bondadosa, independiente pero vulnerable al amor, alejada del tópico de espía fría y calculadora (ésa es, de hecho, su perdición).
Sahar
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8
30 de julio de 2007
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película medieval del reputado director francés Bertrand Tavernier.

Es una historia terrible, pero Tavernier evita el tono oscuro y tenebroso con que los directores suelen acercarse al medievo, logrando un interesante contraste entre la sordidez del fondo y la luminosidad de la forma.

No es una película histórica, sino emocional (no hay hechos históricos, sino turbias relaciones humanas); antibelicista como es típico del director (la guerra vuelve loca a la gente); elegante dentro de lo animal y brutal que es; amena y fluída (qué bien mueve la cámara el tío, con rapidez, vigor y expresividad).

Mención aparte para una joven, fresca y deslumbrante JULIE DELPY, nominada al César por este excelente papel de noble dama medieval (la Beatriz del título) que se niega a ser el títere que su condición de mujer le impone tanto desde la ley como desde la religión, rebelándose contra su incestuoso padre (ogro pero también víctima trastornada por la guerra), y llevando los pantalones (en alguna escena incluso literalmente) frente a su pusilánime y encogido hermano.
Sahar
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8
27 de julio de 2007
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película de enorme ambivalencia filosófico-religiosa: quien quiera verla como una alabanza de la religiosidad tradicional, así la verá; y quien quiera ver en ella una visión desesperanzadora y atea también puede hacerlo.

Magnífico el personaje del caballeroso Max Von Sydow: creo que muchos nos identificamos con esas ansias de “conocer” aquello que se nos escapa (Dios), y no simplemente “creer” en ello a ciegas.
Ya el primer plano (un cielo encapotado en el que el sol parece pugnar por salir) nos transporta a esta lucha entre la luz (el saber) y la oscuridad (el desconocer).
En este sentido, la película sentencia que estamos condenados a vivir “Entre tinieblas”, sin poder conocer ni percibir jamás lo que hay más allá de nuestro mísero mundo… ¡si es que hay algo! Porque la película nos muestra las dos posibilidades (esta última, la descreída, representada por el recio y pragmático escudero)

Me identifico mucho, repito, con Von Sydow: son afortunados los que creen (tienen ese consuelo ante su mortalidad), y también los que no creen ni necesitan creer (tienen el valor de asumir la nada). Pero, ¿y los que queremos/necesitamos creer y no podemos?
No podemos primeramente porque no hay nada “tangible” que nos lleve a ello. Pero tampoco ayuda un mundo real que, por lo podrido que está, difícilmente puede inducir a creer en un Dios benéfico.

Lo mejor y más absorbente es la desigual lucha dialéctica, con ajedrez de por medio, entre el protagonista y la Muerte. Este “tronco central” tiene tal fuerza, que inevitablemente deja a la película (para mí) un tanto descompensada: todo lo demás (escenas costumbristas en tabernas y teatrillos medievales) aparece a mis ojos como “desinflado” y menor, en comparación con la subyugante y enorme carga dramática y filosófica de la trama principal.

Pero supongo que eso forma parte de la ambivalencia que sustenta el film; siempre oscilante entre lo divino y lo terreno, entre lo solemne y lo ligero, entre lo descorazonador y lo optimista.

Y como me quiero quedar con lo bueno, aparcando la parte “perra”, me quedo con esa maravillosa escena en la que el atribulado Von Sydow deja a un lado sus tormentos espirituales por no comprender los misterios divinos, y se abandona al tranquilo placer de la grata compañía de esos tiernos comediantes, y al sabor de las deliciosas “Fresas salvajes” que éstos le ofrecen.

“No te comas el tarro con lo que no depende de ti, y disfruta de este mundo (que también tiene cosas buenas además de podredumbre)”, es lo que parece querer decirnos Bergman.

En fin, mil cosas más se podrían decir: la divinidad de los coros musicales; lo hipnótico de las imágenes pese a su austeridad; la simbología religiosa; las numerosas antítesis… Es lo bueno y lo malo de Bergman: difícilmente se puede despachar en unas pocas líneas.
Sahar
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5
19 de septiembre de 2007
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como en otras películas de Jaime Chávarri, hallamos el tema de los problemas familiares como eje de la historia.
El comienzo es malo, y creo que deberían haber eliminado ese prólogo situado en la Guerra Civil (guerra que destruye ese cierto paraíso donde el protagonista vive su primera juventud).
La cosa mejora algo cuando pasan 40 años y el prota, ya maduro y encarnado por Héctor Alterio, vive agarrándose a esos gratos recuerdos, pero incapaz de sentir y disfrutar la vida presente.
La historia no da para los ciento y pico minutos que dura la película, y la manera de desarrollarla es más bien lentorra, fría y basada en escenas aisladas donde apenas se aprecia una evolución. Algunas de ellas funcionan bien, como esa fiesta donde un personaje canta una habanera nostálgica y preciosa, que evoca muy acertadamente los años perdidos e imposibles de recuperar.
Héctor Alterio está bien como ese mago homosexual, incapaz de volver a vivir algo parecido a aquellos destellos de felicidad adolescente que se fueron para no volver.
Xavier Elorriaga (el profesor de “Tesis”), está sosísimo como su amante.
Mercedes Sampietro creo que hacía aquí su debut como la hermana del protagonista.
En general, demasiada quietud y seriedad. Me lo pasé mucho mejor con las delirantes y salerosas “Las cosas del querer” o “Besos para todos” (también de Chavarri).
Sahar
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