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Colombia Colombia · Bogotá
Críticas de PierPuccini
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Críticas 102
Críticas ordenadas por utilidad
8
5 de noviembre de 2010
7 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando escribía un primer borrador de esta pequeña apreciación, cosa que no suelo hacer en medio de una clase a menos que sea tremenda e insoportablemente aburrida, me hallaba en un lugar propicio para hablar del filme por el que me desvele la noche anterior. Estaba encerrado en las cuadro paredes de un aula universitaria oyendo (no escuchando) al profesor de turno hablar sobre la hacienda pública y el derecho tributario, cosa que en mi no suscita un mínimo interés. Y observando en derredor las caras largas, los ojos entrecerrados, pies balanceándose, en fin, una veintena de seres actuando por inercia, aguantando sin desfallecer hasta que el reloj del profesor (que usualmente está más atrasado que el de sus discípulos) marcase ya la hora propicia para ir a almorzar.

Para no irme por la tangente, así también comenzaba “Wake in fright” (retitulada “despertar en el infierno”) una película que ostenta justificadamente su status “de culto” y que hasta hace poco era algo así como el santo grial de la industria fílmica australiana, perdidos sus rollos originales sabrá Dios (o el diablo) donde, y como ya apunté, recientemente rescatado y restaurado en una calidad más que aceptable. También ha sido objeto de comparaciones (para nada odiosas) con la controvertida obra maestra de Sam Peckinpah “Straw Dogs” (Perros de Paja. 1971). Además de ser notables; en ambas se discuten los ritos masculinos, pruebas mortales en las que se verá al final de que esta hecho cada uno, si es capaz de defender su integridad física y mental abandonando el raciocinio y el dialogo, en consecuencia usando la fuerza como el único recurso valido en tierra de nadie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PierPuccini
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8
23 de abril de 2006
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la gran depresión americana, un autostopista llega por cuestiones del destino a una cafetería administrada por un hombre griego y su esposa, en ese sitio se le ofrecerá un trabajo como mecánico, además de estadía en el hogar de la pareja. Solo al ver a la esposa del hombre, el desempleado, vividor y libidinoso, acepta la oferta.

Basado en la novela homónima de James M. Cain, con un guion escrito por el prolífico David Mamet y dirigida con gran acierto por Bob Rafelson.

Un ejercicio que trae de vuelta el cine negro, esta vez mas fiel al morbo de la novela original, explota con grandes resultados el lado erótico de la pareja protagonista, algo de lo que carece la versión cinematográfica de 1946, debido a los estrictos estándares de censura de la época.

Una cinta imprescindible del film-noir, gran muestra de las habilidades histriónicas tanto de Jack Nicholson como de la exuberante Jessica Lange. Cuenta además con una fastuosa narrativa, típica de la pluma de Mamet y la habilidad de Rafelson detrás de las cámaras.

una gran puesta en escena que sirve para retratar la cruda atmósfera de los años 30 al igual que esta inolvidable historia, de un amor imposible y de consecuencias fatales, típicas de su corriente cinematográfica, bajo el eterno manto del pesimismo extremo, el fracaso, el romanticismo y la muerte.

Pierluigi Puccini
PierPuccini
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7
24 de agosto de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos años atrás, en la fría campiña inglesa, una viejecita de aspecto noble y enjuto, cavilaba sentada frente a la luz del fuego de su chimenea. Empuñando un afilado lápiz, sus ojos veían las ascuas arder, mientras su mente inquieta fantaseaba con lugares más cálidos y exóticos como telón de fondo para el crimen perfecto. Escenificar “El asesinato como una de las bellas artes” (como diría su compatriota Thomas De Quincey) era el modus vivendi de esta avezada señora. Hasta el día de hoy, la obra de la dama en cuestión continúa en la cima de ventas, y su estilo ha influido tanto en la novela policíaca “whodunit” (encontrar al culpable) desde entonces, que su nombre es sinónimo del mismo: Agatha Christie.


El director y guionista Rian Johnson tampoco es inmune a la fascinación que despierta esta gigante literaria, y se decidió en pleno 2019, cuando se cree ya caduco el género, mayormente a homenajear pero también a subvertir las claves del policíaco de Christie, igual que haría en su debut en el 2004 con la brillante “Brick”, y su reinterpretación del policíaco de los años 40 de Dashiell Hammett.


Todo inicia pues, en un caserón sacado del típico cuento gótico, en donde la familia excéntrica y acomodada de un novelista de misterio son los principales sospechosos de su muerte. El detective Benoit Blanc (Daniel Craig) inicia la investigación y no descarta que cualquiera de estos tenía razones para desaparecerlo. Craig borda su papel como si se tratara de la variación americana y sureña del Hercule Poirot que interpretaba Peter Ustinov en las adaptaciones de Christie en la década del setenta, como un “observador pasivo de la verdad”, y como si él, al igual que nosotros, no tuviese idea de lo que pudo ocurrir ni de quien está detrás de esta intriga laberíntica. Aunque en la publicidad, e incluso al inicio de la película, se nos muestra como el protagonista, es en realidad el secundario de Marta Cabrera (Ana De Armas), el verdadero eje de la historia. La sumisa pero fiel enfermera del fallecido escritor. Estos dos personajes son los más conseguidos de un reparto que podría haberse explorado un poco más, sin ser sólo un decorado, o lo que es peor, un arquetipo de poco encanto y con pretensiones de áspera crítica social.


La falta de interés en algunos personajes, los compensa un adversario de altura, una trama sin agujeros y un sinfín de sucesos, cada cual más estrafalario, que refuerza la comicidad y desencadena una conclusión muy satisfactoria, que vuelve a traer a la mente la maestría de Christie para jugar con las expectativas del público. Johnson debió sentir lo mismo que ella tras un teclado, al darle forma a una historia descabellada en apariencia, pero que al cobrar todo el sentido en su epílogo, llena de satisfacción al espectador.
PierPuccini
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8
5 de septiembre de 2006
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El profesor Abronsius y su joven ayudante, Alfred, viajan a transylvania con el fin de iniciar una investigación que los lleve a probar la existencia de vampiros en la zona. En una noche de estancia en la posada de la villa, la hermosa hija del propietario ha sido raptada y llevada a un castillo cercano, propiedad del conde Von Krolock. El profesor y Alfred partirán en busca de la damisela.

Roman Polanski y su habitual colaborador en los textos, Gerard Brach, conciben este homenaje-parodia a las cintas de terror de la Hammer.

Con una conseguida fotografía de Douglas Slocombe, una dispar pero provocativa partitura de Krzysztof Komeda y un grandioso reparto, estelarizado entre ellos por el encantador y carismático anciano Jack MacGowran, el tenebroso Ferdy Mayne, la preciosa Sharon Tate, y el mismísimo Roman Polanski como un torpe y soñador joven aprendiz.

Es obvio que la comedia no es el fuerte de Polanski, su habilidad se encuentra más en la creación avezada de atmósferas desasosegante u opresivas, sin embargo, cabe admirar su uso del slap-stick y el fast-motion, con fin de otorgarle cierta hilaridad a la pieza.

Dentro de los momentos memorables, que se cuentan por montones, están las escapadas de Shagal, las presentaciones de Von Krolock, su hijo Herbert, y el jorobado Koukol, y los tiernos momentos entre Polanski y Sharon Tate, quienes entablarían un romance en la vida real, que los llevaría al altar, tristemente por poco tiempo, luego del brutal asesinato de la hermosa actriz a manos de la sádica familia Manson.

“El baile de los vampiros” es un filme atípico dentro del currículum de Polanski, no obstante, contiene numerosos momentos simpáticos y entretenidos, y tampoco esta exento de esa inequívoca, placentera y fantasmagórica puesta en escena del director franco-polaco, con el que sus cintas transmiten la magia, el poder, y el encantamiento necesario como para disfrutar dos horas de buen cine.

Pierluigi Puccini
PierPuccini
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10
29 de julio de 2006
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
L.B Jeffries es un fotógrafo con una pierna fracturada, cuyo entretenimiento es el teatro de la vida, el día a día de sus vecinos, los observa y los estudia, descuidando así sus propias obligaciones. Una noche en vela, como cualquier otra, Jeffries muy posiblemente se ha hecho a sí mismo testigo de un crimen pasional en uno de dichos hogares.

Magnifica puesta en escena de la cotidianeidad en un pequeño bloque de edificios de apartamentos, explotando hábilmente no solo la trama de intriga y asesinato, sino también la lucha entre los siempre inconformes intereses masculinos y femeninos dentro de la privacidad del hogar.

Tal vez una de las cintas mas entretenidas y ligeras de un Hitchcock que despliega, como siempre, esa capacidad innata tanto de proveer a la audiencia de romanticismo y cinismo antológico, como de llevarlos a ser participes de las peripecias de la ambigüedad moral de sus personajes centrales, un formidable James Stewart, encarnando a un voyeur confinado a su silla de ruedas, cuyos antojos se concentran en el show que le proporcionan los vecinos de su conjunto residencial, y cuya vida amorosa se tambalea entre su incapacidad para formalizar su relación y la intensidad e insistencia de su bella y adinerada novia, la hermosa y cándida rubia Grace Kelly.

Rear Window cuenta con el usual gran apoyo de Robert Burkes en la fotografía, un divertido y ameno guión de John Michael Hayes, en su primera colaboración con Hitchcock, y la siempre embelesante maestría del director Británico por adentrarnos en una situación aparentemente común que detonará todo un sinfín de momentos repletos de tensión y desasosiego, una soberbia ejecución de planos subjetivos, de pausado tempo, engranaje necesario para una consecución final más que satisfactoria.

Otro film monumental que el gran Hitch regalaría a la posteridad.


Pierluigi Puccini
PierPuccini
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