Película muy exitosa que se ha basado en la imagen popular del broker como un estafador simpático ejemplificado con el también querido por el público Dicaprio. Lamentablemente Scorsese sigue en sus trece: película nueva, película de tres horas y pico de duración, es decir ritmo pesado y alargado innecesariamente, con escenas metidas con calzador, y guion mal estructurado, dando importancia a chorradas y partes importantes retratadas en un suspiro. Pero el carácter de "anecdotario" del film (muchas escenas las podíamos calificar de sketches por lo surrealista que parecen, aunque ocurrieron en la vida real) le da cierta chispa al film y maquilla las carencias, convirtiéndose, de lejos, en lo mejor que firma Scorsese en los últimos 20 años (documentales aparte). El mérito, sin duda, está en los co-protagonistas: Jonah Hill está más pasado de vueltas que nunca, lo que le viene como anillo al dedo a la historia; Margot Robbie convence como "mujer interesada" y da interés a la trama amorosa, y Dicaprio, en su forma de interpretar (que no soy muy fanático) aquí está muy bien como el aprovechado que ganó millones de dólares a costa de los ingresos de gente trabajadora. Eso sí, quien busque un film coherente o un retrato serio de Wall Street, que mire en otro lado. Esto es para pasar el rato, nada más.

Ya sabemos el tema: 2a Guerra Mundial, personaje-héroe sin quererlo se mete en una situación en la que debe sobrevivir y ayudar a sus cercanos a hacerlo, con el padecimiento que ello conlleva. Está claro que en 1967 el tema no estaba tan manido, pero el resultado resulta sonrojante: un cuento bastante panfletario, que utiliza muchas escenas como cliché de conciencia social sobre los abusos del poder y la naturaleza humana. Y digo "cliché" porque lo hace de una manera tan estereotipada, tan poco creíble, tan "de postal", que eso le quita mucho a una película cuyo valor sería ponernos en la piel de los protagonistas. Anthony Quinn logra un buen papel, aunque lo meten en el papel de campesino ignorante donde a menudo lo encorsetaban. Y sobre el tufo pro-católico tampoco tiene desperdicio. Sólo para fans del cine de los 60s-70s.

Siempre los directores famosos tienen una o unas pocas obras atípicas en su haber, y por desgracia a Truffaut le pasa lo mismo que a Scorsese con "El rey de la comedia" (1982): la comedia negra no es lo suyo.

Está claro que en este caso, lo que más le pesa a la película es su lentitud, ese ritmo que da profundidad a obras como "La piel suave" (1964) aquí se convierte en un estorbo, en un entretenimiento que logra hacerte sonreir pero no llega a carcajada. La exageración de los personajes, estereotipos andantes, más que simpatía provoca vergüenza ajena. Y la trama, lejos de misteriosa, es bastante predecible y ya sabes cómo va a acabar al poco de comenzar. Por lo que aquí cuenta el cómo más que el qué cuentan, y ahí tropieza el bueno de François a un lenguaje ajeno a su estilo. Es cierto que sus guiños personales están ahí, visualmente hablando, pero es como si los Rolling Stones hicieran un disco de rock progresivo y sólo pudieramos alabar que en la portada sale la famosa lengua: un auténtico despropósito.

Lo mejor, sin duda, es esa fotografía sucia y arrabalera que acompaña al contenido del film y da un empaque visual setentero curioso. Pero apenas entretiene para un visionado.

Dice el eslógan "Del creador de Speed" y no sé realmente a lo que se refieren, si a la peli o a otra cosa... bodrio que pese al exagerado Travolta y al no menos histriónico (al menos aquí) Slater no nos crea ninguna simpatía. Buenas explosiones y escenas de acción que salvan del suspenso total al film, pero tan mala que no hay por donde cogerla. Sólo para valientes.

Scorsese ya llevaba unos años (yo lo situaría a partir de "Gangs of New York", su primer film con Dicaprio, que ha tenido sin duda influencia en el director y no sólo como intérprete) que no acertaba con la fórmula: tras su resurrección artística con Uno de los nuestros, El cabo del miedo y Casino empieza el nuevo siglo haciendo productos comerciales con ciertos rasgos de su cine (la soberbia fotografía, que da de intensidad a los diálogos; el uso de canciones de los Stones y otros grandes del rock en momentos clave; la vibrante dramatización de hechos reales en formato cine) pero que naufragan desesperadamente por un motivo: el ritmo.
Infiltrados, pese a las buenas críticas que recibió, es una de esas películas de esa década de los 2000s donde se ve ese "nuevo" Scorsese, agotado de inspiración pero con tremendo éxito comercial, en gran parte porque se le empieza a promocionar mucho más como un superviviente de los grandes directores del cine de otras décadas, siendo la película lo de menos.
Dentro de lo malo, al menos destacar que ésta es la más aceptable de la, a mi juicio, horrible pentalogía "Dicaprio" de films, junto a El Lobo de Wall Street, que también tiene un pase. En gran parte por el enorme Jack Nicholson, muy creíble en su papel de mafioso. Matt Damon cumple aunque el mérito es del guionista por haberle elegido (es bastante inexpresivo). Lamentablemente, la adaptación no logra enganchar y a mitad de film ya estás aburrido con ese juego del gato y el ratón sin gancho, porque se basa más en la popularidad de sus intérpretes que en su caracterización del papel (dicho claramente: Dicaprio y Damon hacen unas interpretaciones poco creíbles, las típicas en las que están encasillados y que al gran público gustan). Por no hablar del desarrollo final, un sinsentido que no destriparé pero que da ganas de romper el disco DVD en dos mitades, de lo frustrante que es, de la sensación de tiempo malgastado que da. En resumen, no la recomiendo (y digo esto después de verla dos veces, la segunda intentando buscar lo que no encontré en ella). Lo siento.