Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Scott Carey
<< 1 10 19 20 21 23 >>
Críticas 112
Críticas ordenadas por utilidad
5
13 de noviembre de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de llevar los límites de la provocación al extremo con la inclasificable “Anticristo”, Lars Von Trier vuelve a dar muestras de su peculiar manera de hacer cine con este drama con toques de ciencia-ficción tan sorprendente como irregular.

La película está estructurada con una pequeña introducción de imágenes oníricas y dos partes diferenciadas. Una dedicada en exclusiva a la boda de Justine, la protagonista principal, y otra más centrada en la colisión del planeta Melancolía con la Tierra. Son tan distintas las dos parte entre sí que, dejando de lado a los personajes, casi se podría decir que se trata de dos películas independientes.

La primera es la menos interesante. Con un ritmo tedioso y unas situaciones y personajes absurdos, este primer tramo del film no acaba de funcionar. Se empieza a vislumbrar, eso sí, esa ambientación casi hipnótica que se hace mucho más evidente en el segundo episodio, pero toda esa belleza visual que Von Trier consigue plasmar gracias a una fotografía en la que predominan los tonos fríos se revela insuficiente ante un guión al que le sobran incoherencias. Que alguien me explique, por poner un ejemplo, a qué se debe la pesada insistencia del jefe de Justine para que esta le invente un eslogan para una campaña publicitaria la noche de su boda, o el extraño episodio del nuevo compañero de trabajo jugándose el puesto persiguiendo el dichoso eslogan.

Por fortuna, la segunda parte del film es considerablemente mejor. A diferencia del carácter coral de la primera, ésta se centra en la relación entre Justine y su hermana, y sobretodo en la manera en que la familia afronta la incipiente amenaza del choque entre los dos planetas. Y es aquí donde el director danés demuestra su maestría para crear climas incómodos, fabricando un crescendo angustioso de una forma delicadamente sutil. Apoyándose en elementos como el sonido (ese runrun persistente cuando los personajes salen al exterior) y en las imágenes de un cielo amenazador, logra transmitir al espectador la misma sensación de desamparo que experimentan esos mismos personajes. Y demuestra, de pasada, que otro tipo de ciencia-ficción es posible.
Scott Carey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
31 de julio de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradable comedia del argentino Sebastián Borensztein que toma como punto de partida una noticia absurda pero basada en un hecho real (la muerte de una joven china aplastada por una vaca caída del cielo) para construir una historia sobre dos personajes antagónicos unidos por el azar.

La película sustenta gran parte de su atractivo en el buen hacer de su protagonista principal, Ricardo Darín. El actor argentino realiza un trabajo espléndido metiéndose en la piel del propietario de una ferretería, solitario y metódico, al que sabe sacar gran parte de matices. Es de ese tipo de films en que el acierto en la elección del actor protagonista es básico. Esta misma película con un actor menos inspirado hubiera podido resultar un fiasco.

El film funciona perfectamente durante su primera hora. El tono de comedia con que transcurre la trama es ágil y certero. Las divertidas secuencias entre el desconcertado Roberto y su huésped chino contienen un surrealismo notable, y en momentos puntuales alcanzan una gran brillantez. No obstante, cuando la película se quiere volver transcendente (en sus últimos veinte minutos) pierde algo de fuerza. Podría decirse que a la historia le sobran las explicaciones finales, más cuando la resolución de estas acaba siendo previsible.

Este final algo errático no impide que nos encontremos ante una película muy recomendable. Una comedia que, dentro de su voluntaria modestia, transmite un mensaje inteligente y no trata al espectador de forma infantil, un defecto que poseen el 90% de las comedias actuales. Borensztein parece ser consciente de ello y a través de un triple salto mortal (conseguir que brote la empatía entre dos personajes que no pueden comunicarse verbalmente entre ellos) establece una relación basada en los gestos y en las miradas que desborda una comicidad simple pero efectiva.
Scott Carey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3
12 de junio de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cuarta entrega de la serie “Piratas del Caribe” se nos presenta como un intento algo forzado de alargar una saga que parece no dar más de sí. Gore Verbinski pasa el relevo a Rob Marshall, un director que debuta en el cine de género, pero que lejos de imprimir algún sello distintivo que diera un toque diferente a la obra, se limita a cubrir el expediente a base de escenas de acción bien filmadas pero mil vistas anteriormente y por consiguiente nada sorprendentes.

La trama, como sus predecesoras, mezcla el género de piratas con elementos del cine fantástico e incluye una historia romántica que parece metida con calzador. El intento de agradar al mayor número de público es loable, pero lo único que consigue es alargar la película más allá de lo que sería deseable. Las más de dos horas de metraje se revelan excesivas para una historia tan insubstancial que desaprovecha en gran medida su notable reparto encabezado por un Johnny Depp que parece sentirse cómodo en el papel del pirata Jack Sparrow al que dota de su particular sentido del humor. Como contrapunto, una Penélope Cruz poco creíble en el papel de hija de Barbanegra. Un trabajo que si bien habrá contribuido a aumentar su ya de por sí abundante cuenta corriente, no figurará en una antología de sus mejores películas.

¿Habrá quinta entrega de tan exitosa saga? Todo parece indicar que sí, puesto que si el público sigue respondiendo como hasta ahora, la productora no debe tener el más mínimo interés en cerrar el grifo de las aventuras del capitán Sparrow, aunque mucho me temo que los guionistas deberán realizar un esfuerzo considerable para ofrecer un producto más digno y mucho más interesante que estas “mareas misteriosas” que, dicho sea de paso, de misteriosas tienen bien poco.

Malos tiempos para un cine de aventuras que cada vez con más frecuencia deriva hacia un estilo más propio del videojuego y que hace que pierda gran parte del encanto que otros directores con menos recursos pero más ingenio supieron darle hace algunas décadas.
Scott Carey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4
12 de diciembre de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ben Affleck, en su segundo trabajo detrás de las cámaras, filma un relato policíaco de estilo clásico al que no le falta ningún ingrediente de los que caracterizan al género. La película empieza de manera aceptable. El primer atraco está rodado con nervio, logra crear tensión y parece creíble. Pero a medida que se observa la evolución de los personajes, se percata que cada uno de ellos responde a un estereotipo tantas veces repetido en películas similares. Affleck se reserva el papel de protagonista, que como no podía ser de otra manera, es un ladrón de buen corazón. Atormentado por el abandono de su madre cuando era un niño, busca su particular redención intentando abandonar su delictivo estilo de vida. Para completar la banda, no puede faltar un amigo menos atractivo físicamente pero con más mala leche y otro, a poder ser entradito en kilos, que siempre va bien porque, ya se sabe, tiene que haber alguno que caiga el primero. Como secundarios, resultan igualmente imprescindibles, una chica florero, el agente del FBI que tiene que guardar la proporción de 50% antipático y 50% tonto, y un jefe de la banda de delincuentes para el que se realizará un casting entre los actores más feos que estén disponibles. Una vez se disponga de todos los ingredientes, se procede a agitarlos bien y obtendremos el cóctel perfecto para un film que no muestra nada que no hayamos podido ver en centenares de veces anteriormente.

Aún así, con todas sus carencias y contradicciones, la película podría ser considerada aceptable sino fuera porque Affleck convierte los veinte minutos finales en un espectáculo de fuegos artificiales que no hay por donde cogerlo. No contento con ello, riza el rizo con un último golpe de efecto magistral (la manera en que el protagonista elude el cerco que la ha montado el FBI, roza lo risible) que busca ganarse la complicidad del espectador. Hay que agradecer, eso sí, que al menos el happy end no sea completo, y que un cierto tono de amargura se vislumbre en la última secuencia. Posiblemente, el único punto mínimamente diferencial de una historia demasiado explotada.
Scott Carey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
13 de septiembre de 2009
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debut en el largometraje de la directora catalana Mar Coll nos introduce de pleno en el seno de una familia acomodada en la que la incomunicación entre sus miembros y la hipocresía de la que hacen gala representan sus principales características. Pero se suele decir que en toda familia, por muy burguesa que esta sea, hay una oveja negra. Y esta no es otra que Léa, una joven de 21 años que observa descorazonada como después de un tiempo alejada de sus familiares, nada ha cambiado. Las actitudes y los convencionalismos a los que ella se opone de raíz, perduran y se extienden a traves de las ramificaciones más recientes de una familia a la que se siente poco ligada.

Mar Coll firma un debut muy prometedor, diseccionando de forma brillante cada uno de los personajes que intervienen en la historia, en una película que se sostiene principalmente por el espléndido trabajo que realizan la mayoría de actores que intevienen en ella. Comenzando por Naausica Bonnín, que en su primer papel protagonista, sabe dotar a su personaje de la frialdad y emotividad necesarias. Su mirada desencantada dice mucho más que sus palabras. Del mismo modo, destacaría al gran Eduard Fernández (aunque en su caso ya no es notícia, pues prácticamente borda todos los personajes que encarna), que está como siempre en su punto justo y realiza uno de aquellos trabajos sobrios pero rozando la perfección a los que nos tiene acostumbrados. Y secundando a los dos protagonistas, nos encontramos a un Ramón Fontserè que retrata con una verosimilitud asombrosa el personaje del hermano mayor. Un gran acierto de cásting, sin duda alguna, que a la postre representa uno de los mayores aciertos de este film.

Una película de silencios cómplices, de miradas esquivas y reproches largo tiempo esperados. De situaciones incómodas en las que es difícil no sentirte representado en alguna de ellas. Una bofetada en toda regla a una institución familiar que se resquebraja irremediablemente. Una auténtica lástima que la duración del film sea tan breve porque uno se queda con ganas de saber mucho más de cada personaje. Un mayor desarrollo del guión en este sentido hubiera acabado de redondear una de las óperas primas más bien planteadas que he visto últimamente.
Scott Carey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 10 19 20 21 23 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow