Aquí tenemos un ejemplo perfecto de lo que se entiende por slasher: Una película de terror centrada en las andanzas de un misterioso asesino que va dando buena cuenta de un grupo de jóvenes implicados en algún oscuro secreto del pasado. "Siete mujeres atrapadas" es una de las mejores cintas que se han hecho dentro de este sencillo y ya clásico esquema, y se la puede considerar de las más representativas y artquetípicas dentro del subgénero.
No es justo que a este tipo de películas se las pida algo que no buscan. Lo único que pretenden es entretener, asustar y divertir; y de acuerdo a ello es como uno debe valorarlas y juzgarlas.
Este film consigue todos sus propositos, y lo hace de forma brillante. Cuenta con un logrado clima de misterio y una buena atmósfera terrorífica, un buen puñado de muertes efectivas y un asesino realmente inquietante; tiene también unas interpretaciones decentes y un claro regusto clásico muy de agradecer (notable la influencia de "Black Christmas").
Tan buena en su estilo como la mejor, y totalmente imprescindible para el seguidor del slasher.

Nos encontramos ante un film totalmente inclasificable que, posiblemente por esa razón, no tiene el reconocimiento que merece. No es un giallo en absoluto, aunque algunos lo cataloguen como tal, ni siquiera un film de terror en sentido estricto, a pesar de que tiene algunos elementos del género. Tampoco se puede hablar de ciencia ficción, por mucho que se empeñen otros, ya que los posibles componentes que en ese sentido pudiera tener son muy discutibles.Yo lo veo más como un thriller psicológico de misterio o un film de intriga. La historia es extraña, ambigua y juega con subtramas como los sueños, la alienación, la paranoia conspiratoria o la sensación de soledad. En ese sentido, recuerda a otros títulos como "Il profumo della signora en nero" o incluso parece precursora de cintas como "La locataire". Pero si el contenido de la película es interesante y hasta fascinante, la forma no lo es menos. Bazzoni ("La mujer del lago", "El día negro") demuestra una vez más su maestría a nivel visual y nos regala un film donde la estética brilla con luz propia. Apoyado en la maravillosa fotografía del gran Vittorio Storaro ("Apocalypse Now") y en la bella y melancólica partitura de Nicola Piovani ("Il profumo della signora en nero"), el director logra captar con las imágenes (hermosos exteriores en la ciudad turca de Phaselis) y los sonidos, todas los estados de inquietud, confusión e inseguridad que vive la protagonista, consiguiendo transmitírselos también al público. En este sentido son clave las secuencias de la "película espacial" que vemos repetidas una y otra vez. La interpretación de Florinda Bolkan es excelente y convincente en todo momento. Toda la película gira en torno suyo por lo que el resto del reparto tiene poca presencia, aunque no hay nadie que desentone. Klaus Kinski tiene un pequeño papel, poco más que un cameo, al igual que la habitual del giallo Evelyn Stewart. Mientras que la inevitable Nicoletta Elmi, la niña del terror italiano por excelencia, tiene un rol más significativo. El film tiene un ritmo muy pausado, lánguido y casi desprovisto de acción. Por su parte, el final puede resultar algo previsible, pero su concepción y puesta en escena, entre surrealista y onírica, consiguen que te deje con mal cuerpo.

Este es un claro exponente de lo que yo entiendo por cine de terror psicológico. Una película angustiosa e inquietante, plagada de un suspense que Fleischer maneja con mano maestra, y que gracias a la magistral interpretación de Mia Farrow nos lleva a vivir la terrible situación de la protagonista de una forma casi tan intensa como ella.
Muy buen guión de Brian Clemens, todo un especialista en la materia, como ya había demostrado el año anterior con la estupenda "Y de repente la oscuridad".
También cabe destacar la acertada puesta en escena y la cuidada ambientación que posee el film, así como la acertada banda sonora con música de Elmer Bernstein.
Película modélica en su estilo y totalmente recomendable para el aficionado al suspense y el terror.

Una de las mejores películas de fantasmas de los años 70 que juega todo el tiempo con la ambigüedad y la sugerencia, para contarnos una dramática historia muy bien elaborada (magnífica la adaptación de Davenport y Humphries de la novela "Julia" de Peter Straub) e interpretada (soberbia Mia Farrow)
Si exceptuamos las muertes, que tampoco son demasiado gráficas, nos encontramos con un film de estilo contenido gracias a la sabia dirección que le imprime Loncraine, quien huye de todo efectismo y se centra en la sugestión y la incertidumbre para lograr inquietar. La atmósfera juega por tanto un papel fundamental en la película y una de las cosas que más la favorecen es la increíble y turbadora banda sonora de Colin Towns, que alcanza su apoteosis en ese poderoso y desconcertante desenlace.
La otra es la sombría fotografía de Peter Hannan que también acentúa ese ambiente depresivo casi constante.
Aunque la historia tiene algunos cambios con respecto a los personajes de la novela, en general es bastante fiel al libro de Straub.
Estimulante, incluso fascinante película que pocos aficionados al género conocen. Vale la pena descubrirla.
El film obtuvo el primer premio en el festival de Avoriaz en 1978.

Del clásico ciclo de 14 películas (12 para la Universal y 2 para la Fox) sobre Sherlock Holmes protagonizadas por Basil Rathbone y Nigel Bruce, hay un pequeño numero (4 como mínimo) que pueden entrar sin problemas dentro del género de terror.
Pero la que nos ocupa es posiblemente la más indiscutible. El propio argumento ya da una idea bastante clara al respecto, pero es que además tenemos una atmósfera oscura muy conseguida, con una ambientación magnífica en un aislado pueblecito canadiense rodeado de bosques, pantanos y niebla (recreado todo ello en los estudios de Universal). Hay mucho misterio y más de un sospechoso, incluso se juega con la posibilidad de lo sobrenatural... De los tres asesinatos que se cometen dos no los vemos, pero el otro es una de las escenas cumbres de la película, sorprendente e inquietante por lo inesperada, y por si sola ya metería a la cinta dentro de nuestro género. Después de verla no me cabe la menor duda de que su influencia ha sino notoria, llegando hasta títulos celebres e importantes que no vamos a nombrar.
Destacar la dirección artística y puesta en escena del film, que a nivel visual es una delicia, el buen guión de Hartmann y Neill, que se basa en una historia de P. Gangelin y B. Weisbeg, y no en relatos de Conan Doyle, y las acertadas interpretaciones de todo el reparto, con mención especial para los geniales Rathbone y Bruce. Todas estas virtudes apuntadas conforman esta pequeña obra maestra que es imposible no recomendar.