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Críticas de Pabpab
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
6
9 de junio de 2009
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el sistema de puntuaciones de las estrellitas, a veces echo en falta un valor entre el 6 (interesante) y el 7 (buena), que podría ser 6,5 (agradable). Esta es la puntuación que yo le habría dado a esta película. Cenizas del cielo, es una película que se ve sin esfuerzo ni tensión emocional. No aburre, ni divierte demasiado; un poco como mirar pasar la gente a la mesa de un café callejero.
He asistido a las vicisitudes de los personajes sin demasiada implicación, y tanto sus dramas como sus alegrías me han dejado con la misma sensación de placidez. No obstante valoro mucho el trasfondo de crítica hacia el sistema de generación de energía mediante el uso de centrales térmicas. Animo a los que estéis leyendo esto, a que busquéis algo acerca de su impacto en el medio ambiente y su responsabilidad en el problema del calentamiento atmosférico (en Internet hay mucha información).
Para mí vale varias estrellitas amarillas, el hecho de que un director trabaje para denunciar cualquier maltrato infligido al planeta. Recuerdo ahora mismo las palabras de una política muy conocida en Madrid, que dijo no hace mucho, algo así como que es más importante el bienestar de las personas que el bienestar del planeta. Contra este postulado es contra el que lucha el personaje, encarnado de maravilla por Celso Bugallo, en esta película de José Antonio Quirós, mediana, amable, con unas pícaras pinceladas a lo Russ Meyer y que se ve, casi toda ella con una sonrisilla en los labios.
Pabpab
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3
11 de junio de 2009
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para no romper la estructura de la crítica, la ofrezco entera en el "spoiler"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pabpab
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7
16 de junio de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba yo en mi casa tranquilamente haciendo un poco de zaping con los tres o cuatro canales que no me dan mal rollo de los 2000 que hay ahora, cuando caí en el principio del pase que Versión Española estaba ofreciendo de esta película. Y la verdad es que no tenía pensado quedarme hasta las tantas viendo una peli, que hay que levantarse a las 7, pero es que no podía ni moverme del sillón. Qué miedo. Miedo morboso, la verdad, y curiosidad, porque estaba presenciando los entresijos del horror. De un horror más, de la extensa lista de horrores asociados a la genética enrevesada del bicharraco que hoy día domina el planeta.
Enseguida puedes ganar mucho dinero. El poder. Matar a una persona como el que mata una cucaracha. Hoy me das un beso, mañana me enseñas el cañón de tu metralleta. Bonitos objetos, las mujeres. Hay mucho estrés. Ser rico y estar podrido. No hay ley y sí muchas armas. Es dificil proteger a la familia. Ser un pez fuera del agua. Lo más despiadado se pasea por tu barrio.
Cuando se sabe hacer cine, con pocos medios y actores desconocidos, se puede hacer una película como esta, tan intensa y verosimil, que uno a veces cree estar viendo un documental. A pesar del final, un poco abrupto y sobrevenido, me quedé con la sensación de haber visto una película buena y contundente.
Total, que me fui a la cama con mucho alivio de no tener que ser un narcotraficante.
Pabpab
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8
21 de marzo de 2018
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que entrañan tanta verdad que tratar de escribir una crítica sobre ellas es tan difícil como ponerse a escribir una crítica sobre un niño que está dibujando o la crítica de un atardecer madrileño, de esos que inspiran nostálgica añoranza.
¿Y qué es eso de la verdad en el cine?, porque estoy poniendo encima del mantel un criterio muy poco científico. Recuerdo haber leído algo acerca del efecto que producía el cine de los hermanos Lumiere en un público que jamás había visto antes una escena proyectada; al parecer había personas que huían de la pantalla pensando que un tren las iba a arrollar. Por momentos para estas personas, eso que veían era verdad. En el caso de “En cuerpo y alma” esa verdad de la que hablo, no se refiere tanto a lo literal de las imágenes como a algo que distingue ciertas producciones de la especie humana: el arte, y de entre estas, eso que venimos llamando “obras de arte”. Impepinablemente, más allá de todos los análisis técnicos a los que podemos someter a estas producciones humanas, todas ellas tienen un valor en común: verdad. La Capilla Sixtina, Madame Bovary, Ordet, el 4º concierto para piano de Beethoven, por poner algunos ejemplos, todos ellos llevan al espectador/lector/oyente (o como diría Pepa Fernández: “escuchante”) a una exposición incondicional, no hay dudas, no hay distracciones. Ante estas obras uno no puede hacer otra cosa que aquello para lo que fueron creadas. Mirar, escuchar, leer y emocionarse.
Salvando todas las distancias y diferencias de calibre tenemos aquí una película con mucha verdad. Su directora Ildikó Enyedi, una mujer con el corazón roto, emprende sin grandes expectativas su proyecto: la historia de dos personajes también con el corazón roto. Resignadas ya a una vida sin amor pero con ocultas reservas, sólo el empuje de su inconsciente, y alguna dosis de azar, propicia el encuentro. Como quiera que se trata de dos seres profundamente heridos e irremediablemente solitarios, este encuentro no es sencillo, hay muchas defensas, hay mucho miedo, y esta historia se refiere a cómo el amor se va abriendo camino por las dificultades como si de la quilla de un rompehielos se tratara. En un contexto sabiamente elegido (las dos personas son directivas de un matadero de reses), el sufrimiento de los animales, mostrado con valor, sin regodeo y con un sensible respeto, parece por momentos reflejar el discurrir resignado de la vida de los protagonistas.
Y por último están los sueños, la otra cara de sus tristes realidades, ese lugar donde están limpios de taras, y son salvajes, libres y hermosos, ese lugar donde se buscan, ajenos a sus cuerpos, siendo sólo almas.
Las interpretaciones son muy ajustadas a la historia, sin estridencias, de modo que lo que sucede se va instilando al ritmo pausado de la cinta, lo que facilita el paladeo emocional. Destaco la actuación que hace del personaje masculino Géza Morcsányi, un actor amateur que no había hecho cine en su vida, y que en realidad se dedica a dirigir una editorial.
En tiempos de tanta pomposidad, tanto artificio, tanto marketing, tanto ruido y tanto empalagamiento, se agradece mucho una película sencilla y directa, clara y fresca como el agua de un arroyo de montaña donde beben dos ciervos.
Pabpab
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7
3 de agosto de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que un verano de la infancia leí la novela de Simenon, que dio origen a esta película. Los acontecimientos del relato aparecían flotando en un clima amable, casi familiar, a pesar de contener los ingredientes de un escenario diseñado por un psicópata asesino en serie. La novela se leía con tal placidez, que la hacía perfecta para la hora de la siesta, con la chicharra a tope, los deberes de matemáticas terminados (?) y las cortinas flotando con pereza.

He visto con una sensación parecida la película; qué casualidad, otra vez verano. Y pienso que puede tener que ver con la ambientación, con el clima que rodea a la acción. Da la sensación que los actores, los figurantes (sobre todo ellas) fuesen tías de las que se tienen en los años 50, con sus vestidos de lunares y sus escotes portentosos; de esas que te llevan al parque, y te invitan a un helado porque hace calor- cosa que tus padres no hacen ni por asomo.

También puede tener que ver con el hecho de sorprender al inspector en plena escena doméstica, con pantuflas y viendo la tele ¿o era tomándose un gazpachito?, casualmente en la hora nostálgica del ocaso de un día de verano. Hay algo común a los personajes principales de la película: en algún momento revelan cierta faceta que inspira estival cercanía y familiaridad.

Dan ganas de colarse en las calurosas calles del Paris recreado en esta película. Me pasa un poco como en alguna película de Bresson. Apetece meterse allí, ajeno al desarrollo de la acción, y estar un par de días haciendo turismo del pasado.

Esta es una película ideal para ver una noche de verano. Seguramente contribuirá a que el día concluya suavemente, sin grandes emociones ni sobresaltos y aportará unas imágenes finales muy refrescantes.
Pabpab
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