Talento y la falta del mismo, de eso trata esta película. Talento del protagonista real de la aventura, Philippe Petit, por cometer el valiente y loco acto de hacer equilibrismos a más de 100 metros de altura y vivir para contarlo y hasta escribir un libro al respecto.
Falta de talento de un Zemeckis de vuelta en esto del cine, y de un frustrante Gordon-Levitt que sólo recordará con cariño de esta película los ceros que le dejará en su cuenta y el peluquín que luce en ella.
Fríos efectos por ordenador para un engendro de casi 2 horas sin guión, con actores desganados en papeles puramente alimenticios, un ejemplo más de carencia de ideas del cine made un USA, donde un pequeño chicle con sabor se estira tanto hasta que rompe.

1ª Revelación: no matarás. Moralina de Caín y Abel de dos hermanos amiguísimos y que en una tarde tonta tarifan y duramente.
2ª Revelación: no tocarás las viles armas. Papá Weaving tras la mirilla por otra tarifa tonta (dónde estaba el hermano?).
3ª Revelación: serás el rey del torniquete. Sin diferenciar arterias de venas, y debido a la gracia iluminadora del creador, salvarás a un transeunte atropellado (qué es un pueblo de locos al volante, no hay quien cruce la calle con la cachonda del brazo con ese tráfico) y al llevarlo al hospital (con cientos de embatados paseantes, ninguno hace nada), Él te recompensará con una pelirroja.
Hay poca acción en el pueblo, veo unos estandartes nazis en el cine y me alisto. Allí, como buena película con tópicos que se precie, ya sé que estarán mi amigachos: flipao, intelectual, exhibicionista, bigotitos, irlandés, polaco, italiano, sargento cabrón... Si es que son como de la familia: me pegan igual de vez en cuando, pero me quieren horrores. Soy el más veloz, el más rápido, el más sigiloso, el más leal, el más patriota... y me montan el pollo por no haber leído la letra pequeña, que en el ejército hay que disparar y matar. ¡Qué engañifa es esta!
-Pero sargento, que yo quiero ser médico! Qué leído ENTERO un manual de primeros auxilios!
-Pero chaval, que no diferencias un japo de un yanki, vas a diferenciar un codo de una oreja!
-Todos son hijos del señor, y nos matan pero poquito.
Y de repente....
4ª Revelación: harás nudos corredizos con dos orejas.
Salvamos juicio que padre trae el comodín del amigote de la guerra buena, y a la chicha, los tiros y explosiones.
Tanto dar vueltas para esto, que es a lo que vinisteis.
Y es lo de siempre, pum pum, tracatracatrá. Nada nuevo, excepto que encargaron unos buenos muelles para las trampillas y trajeron buena lumbre para asar chorizos. Confusión y mediocridad.

Pastiche sin pies ni cabeza a la mayor gloria de Mr Crowe. La cosa promete desde el prinicipio, cuando nuestro protagonista en la escena que se supone que da título a la película (porque no vuelve a demostrar más sus supuestas habilidades), luce su pecho palomo (que hay que demostrar que ya no estoy fanegas, que mi dieta y mi gimnasio me ha costado perder 30 kilos) encontrando agua en el subsuelo de su finquita rústica.
Tras esto asistimos a una aberrante sobreactuación de su señora esposa, demostrando cuan loca está. De chiste. Pero hay mucho chistes más, tranquilos. Toda la película en realidad es una sucesión de tópicos, un tutti-frutti que no sabe ni a fresa ni a limón ni a nada que sacie a un espectador con una exigencia y una inteligencia mínima para tener carné de conducir.
Escenita con el curilla. Magnífica. Nunca habíamos visto esa dualidad moral y ese choque maestro de caracteres tan opuestos. Y que bien resuelta, con un jaque mate que ni Gary Kasparov.
Viajecitos por aquí, paisajes por allá, mezquitas por acullá (hay que promocionar Turquía, que alguien los engañó para que pusieran pasta en este cimborrio).
La cachonda de la Kurylenko de turca moderna (que está milonga no se la salta ni el mayor artista de la garrocha), un nene de 10 años perfectamente bilingüe (se nota que está bien educado), un general cruel pero legal y amigo de sus amigos, un sargento bruto y borrachín, un burócrata toreado y burlado, un par de frases célebres de la zona a calzador (como quien satura con ambientador el ambiente tras haber descomido un buen tordo).
Y claro, más escenas de lucimiento de nuestro gran hombre: exhibición de manejo de caballo y concurso de saltos, escena de ojitos tiernos y velitas con la cachonda (que estaré viejo pero aún puedo dar un par de tiros), demostración de deportes de su tierra a los lugareños incultos (la aparición de ese bate deja las hazañas del mago Copperfield como de juego de Magia Borrás) y momento padrazo con el horroroso actor que le secunda (que somos muy machos y muy agrestes, y vendré a buscarte desde el culo del mundo, y por eso hoy en vez de la mano te doy ese abrazo desde lejos, sin arrimarse).
Multitud de desbarajustes, desquiciante en muchos momentos. Otro ejemplo más de película inflada desde la promoción de los distribuidores y que no es más que un mojón. Un 2 por el director de fotografía que se ganó el sueldo, ya que sale todo muy bonito. No pierda el tiempo, de corazón.

Un arquitecto adinerado ingresa en prisión acusado de un atropello y en espera de juicio. Rodeado de presos habituales y en una cárcel donde reina la corrupción y el dinero, sólo queda adaptarse para sobrevivir.

Tremendas actuaciones de Franco Nero como Vanzi y de Turi Ferro como jefe de los guardianes.

Dos personas que se conocen, tontean al estilo de los años en los que viven y al ser una relación en mitad de un divorcio de uno de los protagonistas, pues tiene sus consecuencias. Punto.
Me dan igual los géneros del argumento o la puesta en escena preciosista (lo mejor de la película esto y el vestuario), es que no interesa lo más mínimo. Diálogos planos, montaje plano, desarrollo y conclusión planos, actores intentándolo todo para levantar la historia pero es que no da más de sí. Aburrimiento o lo que es peor, la indiferencia de en el minuto 30 te dé igual lo que pase.
Tratar de justificar el anti-lesbianismo oprimido de los años 50 y posteriori como ancla de este melodrama de bajísimo nivel no es ponderable.
Es una mediocre película, simplemente.