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España España · Palm mar
Críticas de Del Mar
Críticas 795
Críticas ordenadas por utilidad
8
23 de agosto de 2012
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más me gusta de esta película es su puntuación cinematográfica. Me refiero a como marca las comas, y los puntos y seguido de una escena, y como utiliza el fundido en negro como punto y aparte. Es una lección de relato cinematográfico. Muy simple, paro bien estructurado de forma que cualquier espectador sigue perfectamente la historia. Un ejemplo de ese dominio del lenguaje cinematográfico nos lo ofrece el director en la ceremonia de la sinagoga y en la fiesta que se produce a continuación. Los planos están estudiados, el encuadre, el tiempo, la amplitud, la ambientación, todo, de manera que de alguna forma parece que estamos en esa misma escena como parte actuante. Otro valor está en su contenido, en el tema y su desarrollo. Trata de las relaciones entre seres humanos, especialmente ligadas a la relación sexual, y así vamos pasando de las relaciones de Elkin (Murray Head) con Alex (Glenda Jackson) y de Elkin con el Dr. Daniel Hirsh (Peter Finch). Pero no se trata de mostrar esas relaciones formales, sociales, sexuales, si no de mostrar como viven esos personajes, especialmente Alex y el Dr. Daniel, íntimamente esas relaciones. El gran logro del director es no quedarse solo en la historia, sino de describirnos los sentimientos de los personajes. Sentimientos que en una sociedad inglesa, con lo que tenía de hipócrita y falsa, son muy difíciles de sacar a la luz para que los demás los conozcan. Es cierto que en los 70 Inglaterra estaba dando un gran cambio, de alguna manera influenciados por la libertad que los americanos siempre mostraban en sus relaciones, pero dada la edad de los protagonistas, la que suponemos ha sido su educación, es muy probable que resultara embarazoso hacer ver a los otros sus afectos. Sin duda la interpretación de Glenda Jackson y de Peter Finch contribuyen a que esta película entre en el grupo de las pequeñas obras de arte del cine.
Del Mar
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6
30 de junio de 2014
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay teorías que dicen que los niños nacen sin una tendencia sexual definida, y otras teorías dicen que desde que nacemos tenemos determinado que preferencia sexual tendremos. Kuba, el protagonista, parece responder a la primera teoría y su posición claramente heterosexual con su novia se va a ver alterada cuando pruebe los primeros placeres homosexuales con una felación. De ahí a sentirse enamorado de otro joven solo hay un pequeño trecho. Pero es un trecho duro, difícil y lleno de contrariedades y dudas. Para recorrer ese camino hay que estar muy seguro. Lo único que ocurre es que las seguridades no están en uno mismo, sino en las circunstancias que en cada momento nos envuelven. Si estas circunstancias cambian, el drama puede pasar a tragedia. Toda esta historia de amor y definición por parte de un joven deportista está muy bien contada y el interés va en aumento ya que el director hace partícipe al espectador de las dudas y de los altibajos del protagonista, magníficamente interpretado por Mateusz Banasiuk, quien además ofrecerá a la pantalla todo el esplendor de su atlético cuerpo de nadador. Y en el agua, de la piscina, de un río, de las fuentes, de la lluvia, y hasta en el agua de una bañera por último encontraremos el símil de la purificación que no siempre es tal. La película va cargada de un fuerte, tenso y bien compuesto erotismo que ayuda mucho a entender lo que le ocurre a Kuba y lo que siente el espectador. Vale la pena verla.
Del Mar
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8
4 de septiembre de 2012
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta frase que dice Molina al principio de la película es lo que habría que pedirle al espectador, al menos en un primer visionado, porque, como las películas que cuenta él mismo, esta es una película de amor. Lo que ocurre es que tiene un magnífico guión basado en una magnífica novela de Manuel Puig, y a partir de ese guión, el director ha sabido tocar, sin convertirlos en más importantes que el amor, los temas de política, homosexualidad, represión, delación, etc. Un gran logro, y para que no se nos olvide que se trata de una historia de amor, el director incluye las escenas cinematográficas de la película que Molina le va contando a Valentín, su compañero de celda. En ese ambiente tan claustrofóbico de una celda, salir al mundo de la imaginación es necesario, pero el director lo dosifica de manera tal que consigue en el espectador una absoluta implicación. Seguramente la interpretación de William Hurt y de Raúl Julia en menor medida, logran que la historia avance de manera interesante. Película que hay que ver más de una vez y así descubrir la riqueza de temas que el director ha sabido sacar del guión y de la novela.
Del Mar
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8
13 de enero de 2012
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un corto magnífico pues en apenas un cuarto de hora te cuenta una hermosa historia de la forma más natural. Sus planos cortos en el tiempo y casi siempre primeros planos nos introducen en el mundo de los sentimientos de estos tres jóvenes y muy especialmente en el de Leo, el muchacho ciego, que va construyendo la realidad de lo que le rodea por propia intuición y ayudado por sus dos amigos. Entonces aparece el amor en él como un sentimiento, venido del contacto físico y amistoso con el compañero que le lleva a casa del brazo. La interpretación de los dos muchachos y la interpretación de la muchacha son dignas de ser estudiadas en las escuelas de arte cinematográfico por su naturalidad ante la cámara y la realización, casi amateur, es un ejercicio para sobresaliente en cualquier escuela. La película llega por la sensibilidad receptora del espectador si este está dispuesto a creer en los cuentos.
Del Mar
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8
28 de agosto de 2011
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre un magnífico guión basado en la novela homónima de Roger Peyrefitte el director construye una película llena de sentido y sensibilidad para captar los matices de la inocencia, de la amistad y del despertar homosexual entre dos jóvenes de un internado francés regentado por frailes que llevan al máximo su hipocresía sin tener en cuenta el valor de los sentimientos de las personas. El autor de la novela la considera en parte autobiográfica pues vivió el mismo estos hechos en su juventud de estudiante en un internado. Así mismo y durante la supervisión del rodaje de la película el propio Roger Peyrefitte mantuvo relaciones con un muchacho de 12 años que actuaba como figurante. La fotografía es impecable y el ritmo, acostumbrado como estoy a la lentitud del cine francés, es adecuado para seguir los encuentros y desencuentros de los muchachos. Sin duda la película gana muchísimos puntos con la interpretación de Didier Haudepin como el joven Alexandre capaz de cautivar con sus miradas y sus sonrisas al espectador. Sin embargo no es así de buena la interpretación del protagonista principal, Francis Lacombrade, demasiado envarado ante la frescura de su oponente y la magnífica actuación como secundario de François Leccia. Los movimientos de la cámara por pasillos, claustros y capilla, acompañados de música cantada por voces blancas aumentan la sensibilidad del espectador. Hay que verla y reconocer el magnífico tratamiento que se hizo de este tema tan difícil en los años 60.
Del Mar
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