Película de serie B, ochentera total, que por su toque absurdo y delirante podría considerarse de culto,en ese grupo de películas casi inclasificables, que siendo de escasa calidad te llegan a resultar agradables por algún motivo, y es que esta película, tratándose de terror te provoca la sonrisa y unos ojos bien abiertos, casi de incredulidad, ante una situación esperpéntica y surrealista, que te hace pasar un rato de "terror divertido".

Está claro que esta película no es ninguna obra maestra, pero cuando la vi en el cine de joven, aluciné con esta película de acción simple, pero a la vez con algo que no sabes que es, pero engancha. La volví a ver muchas veces, fascinado por la aventura que tiene lugar cuando los dos tipos duros deciden ayudar a un amigo presionado por una Corporación-bancaria-mafiosa a vender el local donde crecieron , robando a su vez a esta Corporación sin sospechar donde se meten.

La estética de los protagonistas junto a su chulería mezclada con su visión filosófica y pseudoexistencialista del mundo me fascinó y hizo de ésta una de mis películas de culto.

Otra cosa que me llamó la atención, fue lo que en mi opinión es un claro homenaje a la grandísima "Dos hombres y un destino", con muchos diálogos y situaciones claramente inspirados en ella (especialmente en el salto a la piscina).

Buena química entre los dos protagonistas, los cuales se pueden considerar al igual que la peli, actores de culto, ya que ni el prometedor Rourke, ni el que fuese una superestrella de la TV con "Miami Vice", Johnson, llegaron a ser lo que se esperaba de ellos en el cine.

Buena historia sobre la manipulación de la ética y la moral por parte de predicadores y su influencia en unas masas necesitadas de alguien que "les guie e ilumine".
Pero lo verdaderamente grandioso de esta película es la interpretación de Burt Lancaster, llena de fuerza, y realmente impresionante con su magnetismo y capacidad de seducir y manipular.

Mala, muy muy mala,la película (¿pelicula? je, je, je...de alguna forma hay que llamarla) más lamentable que he conocido, sin argumento coherente y con unas interpretaciones y puesta en escena por el director realmente penosos. El único aliciente posible para verla es poder decir que se ha visto la peor película de la historia.

Memorable, colosal... si no existiera habría que inventarla. Con escenas que estan ya para siempre en la memoria colectiva del cine como la aparición de Marlon Brando al inicio de la película o la escena del caballo. Que decir de la magnífica banda sonora que ayuda a mantener la tensión durante las casi tres horas de película, de las inmensas interpretaciones y de una puesta en escena de todo el conjunto perfecta por parte del director. Y como guinda del pastel, el Oscar concedido a mi actor de cabecera, y es que nadie puede (o debe) imaginar a otro actor que no sea Marlon Brando como ese icono en que se ha convertido su carismático personaje en la película. "El Padrino" no es una obra maestra...es LA OBRA MAESTRA del cine.