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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de MatiasR
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
8
3 de junio de 2017
82 de 119 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre que llovió, paró. Y vaya que había llovido mucho en el, hasta ahora infructuoso, universo cinematográfico de DC. Lejos del éxito de la compañía rival, con la crítica especializada en contra y el público dividido, las nuevas incursiones de Superman y Batman no habían sido las más estimulantes (ni hablemos del Suicide Squad). En ese contexto llegaba la primera película individual de Wonder Woman, la heroína más famosa del mundo de los cómics. Y contra la mala racha y el escepticismo, Diana no sólo sale victoriosa sino que marca un camino que puede ser muy halagüeño para el maltrecho universo de DC.

La principal virtud de esta película es que tiene muy claro cuál es el personaje tiene entre manos. Dicho de otro modo, quién es Wonder Woman, qué significa y hacia dónde debe ir su desarrollo como heroína. Diana es una guerrera formidable, curtida en mil combates, pero también representa ternura, compasión y esperanza. Y, a pesar del desconocimiento inicial, el personaje nunca duda de su convicción, ni se aparta de la senda de descubrimiento que todo héroe debe recorrer, sin desvíos, ni atajos. Patty Jenkins encuentra el equilibrio justo entre la liviandad sobrecargada de gags humorísticos que constantemente alteran la tensión narrativa y la solemnidad trascendental que le corta las alas al héroe y le impide brillar con luz propia. Gracias a ello, Wonder Woman es creíble e inspira.

Otro punto a favor es Gal Gadot. Quien fuera motivo de críticas por su (supuesta) falta de adecuación física al rol, se erige como uno de sus principales soportes gracias a una interpretación muy correcta que cumple con todas las facetas del personaje. Tanto su costado impulsivo e ingenuo cuando sale por primera vez al mundo como su despliegue acrobático en las escenas de combate (excluyendo, por supuesto, aquellas que están totalmente digitalizadas). En relación con este punto, Chris Pine es un punto de apoyo decisivo para la protagonista, ya que ambos muestran una química increíble en pantalla, regalando algunos momentos de mucha hilaridad (sin caer nunca en el hastío).

En el aspecto técnico sobresalen algunas secuencias de acción donde se pueden apreciar los poderes de Diana en todo su esplendor, gracias al uso de la cámara lenta (aunque algunos cambios en la velocidad de los movimientos molestan un poco) y también a la banda sonora del personaje que, como hiciera John Williams con el Superman de 1978 o Zimmer con el Batman de Nolan, se ha convertido en un icono que le calza como un guante al personaje cada vez que aparece.

En resumen, hay vida después de Nolan. Luego de tantos años de espera Wonder Woman tiene su propia película en la gran pantalla y es un rotundo éxito. Además, seguramente va a servirle a DC para recuperar un poco de prestigio y así rearmar su universo cinematográfico con otras perspectivas.
MatiasR
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7
25 de abril de 2019
101 de 161 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando sobran las emociones, faltan las palabras. Y vaya si hay mucha emoción en Avengers: Endgame, la culminación de un ciclo para un universo cinematográfico que ya tiene más de diez años de antigüedad y una veintena de películas. El cual seguramente tendrá mucho recorrido por delante, aunque ahora todo parezca demasiado lejano (incluso la inminente secuela de Spider-Man). Yo creo que cualquier crítica debería tener un poco de distancia respecto a la película sobre la que se va a escribir, pero yo esbozo estas líneas apenas unas horas después de salir del cine, más como catarsis que como análisis puntilloso.

Avengers: Endgame es muchas cosas. Primero que nada, es un homenaje. Un viaje. Un recorrido respetuoso, cargado de nostalgia y guiños (de películas previas, pero también de los cómics), por las historias que precedieron a esta conclusión (siendo, por supuesto, Infinity War la referencia obligada). También es una despedida cariñosa y conmovedora de algunos de los personajes que protagonizaron cada uno de estos capítulos, y que merecían un cierre a lo grande. El resultado es un “golpe” directo al corazón de los fans, cargado de emoción, dicha, y mucha tristeza. Pero muy satisfactorio. A la altura de la expectativa que supo construir.

Pero además es una continuación digna de Infinity War, ya que retoma de forma acertada las nefastas consecuencias que tuvo el chasquido de Thanos en aquel impactante final que nos había dejado al borde de la butaca. Con varias sorpresas en el camino, apariciones, y reencuentros conmovedores que confluirán en un último tercio sencillamente épico y majestuoso, que supera en escala todo lo que se ha visto en este universo cinematográfico, en el género de superhéroes, y que dudo que se vuelva a ver en el corto plazo en una pantalla de cine. Algunas imágenes, y frases, se marcarán con fuego en la memoria de los espectadores que llevaban años esperando. Las armaduras de Tony, el escudo del Capitán, el martillo de Thor, las Gemas del Infinito ya son mitos y forman parte del legado de estos héroes.

Por supuesto que no todo es perfecto. Y la expectativa desmesurada hará que no todos estén satisfechos con el desarrollo de los acontecimientos. Pero cuando Endgame ofrece lo que prometió durante meses y allana el terreno para que sus personajes brillen en todo su esplendor (y no me refiero sólo al campo de batalla), la película alcanza niveles de emotividad y épica tan grandes que convencerán hasta a los más escépticos. Por lo menos, así lo hizo conmigo. “Parte del viaje es el final” dice Tony en un momento dado. Y qué final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MatiasR
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8
4 de agosto de 2014
41 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viéndolo con perspectiva, el final ambiguo de Evangelion, su desmesurado éxito y las quejas de muchos aficionados, eran tres condiciones más que suficientes para que se realizara alguna extensión a la historia que le diera un poco más de “luz” a un cierre que había sido muchas cosas, pero no claro, ni conciso. Los problemas de presupuesto obligaron a Anno a cambiar un poco el tono del final y algunas cuestiones quedaron afuera.

En primer lugar, aclaro que yo interpreto esta película como un complemento del final del anime y no como su reemplazo, debido a que el largometraje ubica la historia, principalmente, en un plano físico que involucra a todos los personajes, mientras que la serie se enfocó más en la psicología de los personajes principales. El resultado es un cierre más completo, pero no definitivo, como lo prueba el reinicio de la franquicia que se hizo hace unos años, que todavía no terminó.

La historia retoma y continua el estilo de la segunda parte de la serie con mucha precisión, ya que la trama se mantiene tan enrevesada como siempre (y avanza a un ritmo vertiginoso), el tono depresivo/catártico “inunda” cada plano, los golpes bajos se suceden uno atrás de otro y los personajes siguen “rotos” como en la serie. En relación con este punto, Shinji, el protagonista, está en el fondo del abismo, perdido en las instalaciones de NERV como un alma en pena, mientras el mundo se deshace (literal y figurativamente) a su alrededor. Y si bien es cierto que el personaje atraviesa muchas situaciones difíciles, también creo que su retroceso se exagera bastante y, a veces, queda un poco desubicado.

Es decir, en veinte minutos de metraje, Shinji pasa de la búsqueda desesperada por algo de reconocimiento o ayuda, a una completa abstracción/desinterés por sí mismo y por los demás. Mientras algunas de esas personas, a las que les pide ese reconocimiento, todavía lo necesitan. No afirmo que su “progreso” como personaje sea malo. De hecho, en la serie, y a pesar de que contrasta con el prototipo del protagonista héroe, uno consigue empatizar con muchos de sus miedos y sus dudas. Pero aquí su recaída es bastante pronunciada y esa enajenación del mundo, en varios momentos decisivos, termina produciendo un poco de hastío y desesperación.

Por otra parte, y en contraste con la actitud de Shinji, otros personajes secundarios (pero relevantes) asumen un posicionamiento más activo. Destacándose el personaje de Misato, quien asume la responsabilidad por Shinji, y Asuka quien lucha desesperadamente por su vida, en una de las mejores escenas, no sólo de la película sino de toda la saga, debido a una animación muy bien coreografiada, con sangre salpicando toda la pantalla, y una música “suave”, pero que encuentra el tono justo para trasmitir la intensidad y el dramatismo que merece la escena.

La animación es impecable, sobretodo a partir de la segunda mitad, cuando Anno opta por llenar la pantalla de dibujos e imágenes muy sugerentes, con una enorme carga simbólica, para narrar la etapa crucial del film. Además, la música elegida (al igual que en la serie) siempre da en la tecla adecuada. Por ejemplo: la canción “Komm susser tod”, que suena de fondo en dicho instante trascendente, tiene la letra y la melodía apropiada para convertir a dicha escena en una de las más perturbadoras y brillantes de toda la película.

Sin embargo, detrás de la trama compleja, y de muchas de esas imágenes que están abiertas a la interpretación del espectador (como dijo el propio creador de Evangelion), se esconden dilemas más cotidianos y que son los que verdaderamente le importan al autor: el miedo a la soledad pero también a relacionarse con las personas, el desafío de aceptarse a uno mismo para poder aceptar a los demás, y el beneficio de un vínculo real pero con el riesgo de ser lastimado en el camino. Todo el largo clímax final está al servicio del planteamiento de esta cuestión. De hecho, mientras el mundo se derrumba a su alrededor, el protagonista se pregunta: “¿Dónde puedo encontrar la felicidad?” Así de sencillo y así de complicado. Y, a fin de cuentas, Evangelion siempre trató de eso. Una gran obra, sin dudas, imprescindible y emblemática en el género de animación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MatiasR
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8
31 de diciembre de 2018
29 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez haya sido por el magnetismo que siempre tienen las calles de París. O por la humanidad que se desprende de cada uno de sus personajes. O por las grandes interpretaciones de Vicent Lacoste e Isaure Multrier. O por todo eso junto. Pero la verdad es que, pese a mis moderadas expectativas, "Amanda" me conmovió bastante.

Puede que no hay demasiada originalidad en esta película. Tampoco creo que "Amanda" pretenda hacer gala de tal cosa. En cambio, sí hay una historia sencilla y enternecedora. Con el mérito extra de que consigue "tocar" fibras emocionales en el espectador, sin caer en el melodrama desenfrenado, ni recurrir a golpes bajos gratuitos. Se siente la pérdida de la madre sin necesidad de mostrar demasiado acerca del atentado, gracias a ese primer tramo en el que se nos presenta el núcleo familiar con mucha precisión y simpatía.

El gran motivo para ver "Amanda" es su dúo protagónico. Tanto David como Amanda son dos personajes entrañables, con los que no cuesta nada empatizar, incluso antes de que la tragedia les caiga encima. El eje de la narración está centrado en cómo sobrellevan el duelo, mientras van reconstruyendo su vida entre idas y vueltas, silencios incómodos, inevitables reproches y lágrimas a escondidas. El rostro cansado de David, su andar apesadumbrado, y los llantos repentinos de Amanda sacuden cualquier cimiento. Y ese abrazo en el departamento de la tía, cargado de ternura y afecto, conmueve hasta al más frío espectador. El desarrollo de esa relación (a través de las muchas escenas que comparten) es sin dudas el mérito más destacado de esta emotiva historia.
MatiasR
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8
6 de diciembre de 2016
98 de 168 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como casi cualquier serie realizada por HBO, Westworld cargaba con una cruz muy pesada: la expectativa. ¿Será la nueva “Game of thrones? Se preguntaban muchas personas en las notas o videos donde se anticipaba el estreno de esta nueva serie. Las comparaciones siempre son odiosas, sobre todo cuando ambas historias poco o nada tienen en común. Lo cierto, tras haberla visionado por completo, es que estamos ante una de las mejores series del año. Luego que cada uno arme su ranking como quiera.

Westworld tiene una premisa interesante (un parque de atracciones integrado por robots cuasi humanos) que se complejiza capítulo a capítulo. Las capas de complejidad vienen dadas por: las intrigas en torno a los intereses que se esconden detrás de “la cortina”, la psiquis de los “anfitriones” (y también de los humanos) y de una historia que se divide en tramas, líneas temporales y personajes; y que ondula entre el drama existencial, la ciencia ficción, el thriller clásico y la ambientación típica del western, aunque los elementos de ese género estén subordinados a los anteriores, ya que entre que son “vestuario” y meras narrativas ficticias, y que “el juego está arreglado” (los anfitriones no pueden lastimar a los huéspedes) se difumina la tensión típica de los tiroteos del lejano oeste.

Por supuesto, cuando se trata de robots o androides, no faltan las habituales preguntas que determinan la existencia misma de los anfitriones: ¿quién soy? ¿Estoy vivo? ¿Qué es real? Si la existencia (y el sentir en todas sus formas) está condicionada por un recuerdo distorsionado ¿eso quiere decir que es falsa? Éstas y otras preguntas aparecen a lo largo de toda la temporada y condicionan, mucho más de lo aparenta a simple vista, el desarrollo de los acontecimientos. Las conversaciones entre anfitriones y programadores, las frases sueltas y sus recuerdos son piezas de un gran rompecabezas que va encajando poco a poco.

El nivel actoral es excelso. Hopkins se pasea por delante de la cámara con una naturalidad magnética, interpretando un personaje que parece hecho a su medida (que trasmite una supremacía intelectual que ya se le había visto). Ed Harris se luce haciendo del tipo violento y obsesionado que busca incansablemente algo “real” (con todo lo que ello implica) y Jeffrey Wright interpreta un papel del que no diré nada, aparte de que está fantástico y tiene una química con Hopkins muy bien conseguida.

No me olvido, por supuesto, del reparto femenino y destaco a Evan Rachel Wood y Thandie Newton, quienes por su condición de anfitriones, no tenía papeles fáciles, ya que tenían que cambiar constantemente su gesticulación (“análisis”, “vuelve en línea”) y lo hacen de manera muy creíble. Además de que sus personajes cambian, se alteran, conforme se desarrolla la historia dejando atrás esa superficialidad y/o ingenuidad inicial. Respecto al elenco, también hay que decir que el guión ayuda mucho a los actores, porque algunas líneas de diálogo son excelentes.

El apartado visual es impresionante. La serie te “sumerge” tanto en los distintos escenarios del parque, como en las futuristas instalaciones de control y programación de los anfitriones. La banda sonora acompaña bien y tiene algunas piezas de piano realmente preciosas.

El cierre es tan bueno que responde muchos interrogantes, formula otros y deja abiertos unos cuantos para una segunda temporada que ya fue confirmada para el 2018. La espera, como siempre en estos casos, será eterna. Desconéctenme y pónganme en línea cuando llegue el momento.
MatiasR
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