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Críticas de John Dunbar
Críticas 707
Críticas ordenadas por utilidad
7
14 de julio de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una bonita historia de aventuras que bien podría empezar con ese encabezado si se tratara de un libro para niños. Lleva el sello de Disney por lo que encantará a los más pequeños pero a los mayores tampoco les disgustará.
Todo expresado con una gran inocencia. Los malos de la película, como no podía ser de otro modo en este tipo de producciones, a los ojos de un adulto provocan por momentos más una sonrisa (si no una carcajada) que miedo.
Corramos un tupido velo en lo concerniente a mezclar animales salvajes del continente africano como avestruces, hienas, buitres y hasta un guepardo con algunos del continente asiático como un tigre o un elefante indio. Todo sea por el bien de la ilusión infantil.
Muy bonita sobre todo para ver con niños.

P.D.: la casa que se construyen en lo alto de un árbol da como ganas de ir a vivirse ahí una temporada.
John Dunbar
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9
21 de julio de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me planteo si lo es o tan solo se le acerca. Evidentemente, desde el enorme catálogo posible, se trata solo de una pequeña licencia adoptada por un servidor ausente de una visualización más completa para ofrecer una respuesta digna a su totalidad, no conociendo todas y cuantas series se llevan producidas en el viejo continente. Y es que desde el clan Savastano y allegados, protagonistas de este traje a la europea sobre los devenires de la mafia, en este caso napolitana, tienen alguno de los atributos esenciales que envuelven en una especie de mitomanía psicopática este tipo de crónicas, siempre tan crudas por el realismo que encierran detrás y tan suculentas para el buen aficionado, a salvo de esos mundos clandestinos, por convertir en populares las aberraciones, corruptelas y demás filias ilegales de los clanes mafiosos.

La serie parte del estudio y seguimiento exhaustivo durante años, a riesgo de su integridad física, del periodista y escritor Roberto Saviano autor de la novela homónima, siendo un golpe de autoridad sobre cómo hacer una serie igual de contundente que de complaciente en suelo europeo sobre el acercamiento a la camorra.
No obstante, mis primeros contactos con ella me han producido extrañeza, un leve y comprensible rechazo superado tras unos cuantos episodios en que el cerebro se adapta, desdibujando algo que ha venido siendo una marca y sugiriendo sensaciones diferentes, otra forma de ver y hacer ver a lo que, desde el otro lado del charco, se nos tiene acostumbrados. Ese diseño que suele oscilar entre lo glamuroso y lo obsceno pierde la primera parte de esa habitual condición y nos da un retrato más tosco, desde el viejo rol aceptado como indispensable de que el mafioso italiano por ser italiano ha de vestir bien. La realidad dictamina que la fachada, como el lenguaje, se acercan más a la exposición de 'Gomorra' que a la de Scorsese, Coppola o de Palma, como referentes más próximos. Surgen de sus entrañas más niñatos que adultos para alimentar la camorra, alejando la elegancia de un buen traje y dejando paso a un estilo más chabacano, más juvenil, a la par que los viejos Cadillacs son sustituidos por motocicletas ligeras que comienzan a desfilar con agilidad por la calles de Secondigliano, el barrio napolitano testigo de los desmanes y acciones fuera de la ley que la camorra acomete a diario.

'Gomorra' gira siempre en torno al clan Savastano, familia de cuño postizo para esta recreación veraz, que explora de un modo adictivo las guerras entre bandas por el control de los barrios, las traiciones, la captación de los más jóvenes (el cómo y el porqué de esta cuestión están especialmente bien descritos en la novela, algo que no deja de ser un recurso tan necesario como cualquier otro para la sostenibilidad del clan) o la demostración de hasta dónde llegan a nivel político sus poderosos tentáculos. Se arranca con el patriarca Pietro Savastano, 'Don Pietro', con el 'Don' de la jerarquía siempre por delante, recio y temido, pero las tramas se anticipan a la realidad o, sencillamente, la retratan y, como un viejo lobo, el teórico reposo sobre sus hombros engaña con prontitud para que éste vaya perdiendo en el desarrollo fuerza en detrimento de su hijo Gennaro y de Ciro Di Marzio, su amigo y mano derecha del 'boss', apelativo que entra en funcionamiento de manera habitual para dar a conocer a quien ostenta el mando, algo que también en la novela es mencionado con frecuencia.
Sobre estos dos personajes vale la pena pararse, ellos son los que delimitan con sus diversas distancias y acercamientos la intensidad y los fines perseguidos. El odio y la amistad entre ambos determinan que también en estos ámbitos se han de cumplir ciclos, aunque es Gennaro, Genny o Genná según la proximidad, quien muestra un profuso cambio hecho a marchas forzadas; un comienzo tembloroso en donde descubre quién creía ser y quién es realmente y rápido el modus vivendi esperado aparece para hacer de él una transformación en macho alfa que no abandonará hasta el final.

Confieso que al principio le costó atraerme y me planteé continuar con su visionado. No fue hasta el episodio cuatro, tampoco demasiado tarde, donde situaciones drásticas proporcionan la sorpresa y, de paso, un perfil inédito, rompiendo con el escenario presumido para dar pequeñas insinuaciones de que el juego no ha hecho más que comenzar. Por otra parte, la decisión de cerrar cada capítulo con la música del grupo electrónico Mokadelic también se destaca como un acierto, que incentiva y actúa como epílogo. Unas notas que forjan empatía general con el argumento y más mi simpatía por él desde el recuerdo.
Escribiendo esto a falta de cerrar con una quinta y definitiva temporada sobre la que me cuestiono su necesidad y que veremos a ver cómo engarza, le digo: estoy encantado de haberte conocido.
John Dunbar
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10
5 de febrero de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una de las películas que más veces vi cuando era niño. Una película que no pasa el tiempo por ella. De las mejores películas familiares de todos los tiempos, por encima, incluso, de cualquiera de Disney. Pero con la diferencia de que en comparación con muchas otras que se las podría ubicar en ese género, ésta se puede ver con cualquier edad, sólo o en compañía.
¿Cómo olvidar las andanzas de la familia Von Trapp? ¿Cómo olvidarse de esa colección de niños y sus travesuras para lograr con ellas despedir a cada una de las institutrices que su áspero padre les imponía? ¿Cómo olvidar a esa novicia -interpretada por una maravillosa Julie Andrews- que ve cómo la vida le cambia cuando llega a casa de la familia Trapp y conoce a sus miembros? ¿Cómo se los gana, a pesar de sufrir las mismas jugarretas, entendiéndolos, convirtiéndose en su cómplice y en definitiva llenando el hueco dejado por la ausencia de una madre? Y por supuesto ¿cómo olvidarse de esa espléndida música, de esas melodías pegadizas, de esas canciones que forman parte de la historia de los grandes musicales del cine?
No en vano, el título original es "El sonido de la música". Toda una definición de lo que consigue con la llegada de María a esa casa. En donde antes reinaba la rectitud y el aburrimiento, con el sonido de la música aparecen la alegría, las risas, las fiestas...
A pesar de su larga duración, no se hace pesada en absoluto, gracias a una historia sencilla que nos hace a todos partícipes.

Por cierto... ¡vaya mansión!
John Dunbar
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10
24 de junio de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas series o películas han mostrado el valor de la auténtica amistad como ésta serie, y mira que es puesta a prueba en muchos momentos. Ni la guerra, ni la cuestión de la abolición de la esclavitud, ni personajes siniestros y maquiavélicos con los que se encuentran a lo largo de los años que les ponen en contínuas encrucijadas son capaces de romper la amistad de dos tipos afines y por ende sus familias siendo más las cosas que les unen que las que les separan a pesar de todo.
Magníficas interpretaciones de todo el reparto, con apariciones estelares de actores de la época dorada de Hollywood y todo aderezado con la maravillosa música de Bill Conti.
Genial como pocas de principio a fin, es de las pocas series que pueden presumir de que por muchos años que pasen nunca se quedara añeja; siempre se podrá ver.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
John Dunbar
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10
21 de enero de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces que hay personajes que parece que hayan sido escritos y descritos para un actor concreto sin haberlo hecho con premeditación; que por su físico, su porte, rasgos, color de cabello y ojos, o bien por su elegancia o su manera de expresarse encajen como un guante dentro del personaje. Como si no hubiera ningún otro actor mejor para encarnar ese personaje y estuviera predestinado a interpretarlo. Esto me pasa especialmente con dos: uno es Christopher Reeve como Superman; el otro es Schwarzenegger como Conan. Este hombre que venía de ganar seis veces seguidas Mister Olympia y que ya había hecho sus pinitos en el cine en alguna que otra producción menor, entró por la puerta grande con esta película de aventuras basada en el cómic.

Conan es la búsqueda de la venganza: de su familia primero y de su amada Valeria después. Convertido en ladrón para sobrevivir cuando se le da la libertad, la venganza es su principal razón para vivir.
Conan, ese niño al que le arrebatan la inocencia, que es utilizado como esclavo, puesto al servicio de la brutalidad bárbara para deleite de sus amos y al cual le dan la oportunidad de liberarse agradecidos por los servicios prestados. Craso error haciendo valedera la sentencia de Nietzsche con la que arranca la película: lo que no nos mata, nos hace más fuertes.

Ambientada en una época inexistente pero que bien podía haber sucedido, combina elementos del género fantástico por momentos con el más puro estilo del cine de aventuras.
Además cuenta para mi gusto, con una banda sonora del señor Basil Poledouris que si bien nunca volvió a hacer nada semejante, aquí sencillamente hizo una obra de arte. Dota a cada escena de la película de la fuerza, la ternura o el erotismo, según el caso, necesarios. De hecho subraya cada escena.

Quien no la haya visto no se a qué esta esperando.
John Dunbar
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