Es la típica película independiente americana cuya historia de vidas normales te deja cosas sobre las que pensar. En este caso, y sin que sea algo raro, se centra en la soledad y lo poco que hacemos para que cambie. Curiosamente estaba pensando sobre lo mismo mientras paseaba esta mañana recién levantado. Lo peor de la pelicula es que se queda ahí, sin ofrecer nada más, siendo sólo correcta en el apartado técnico e interpretativo.

Por entablar la comparación: Mientras que en The Visitor, película del mismo director y que recomiendo encarecidamente, se muestran las ganas de vivir y el buenrollismo por encima de todo, aquí se alterna entre pasajes simpáticos y otras escenas que son simple y llanamente duras.

Documental, de belleza fotogénica y musical, que realiza un acercamiento al conflicto vasco a través de entrevistas con personalidades de todos los bandos (ETA, abertzales, PSOE, UPN, victimas, familiares de presos, miembros destacados de la opinión publica vasca). Trata el surgimiento del nacionalismo, los años de plomo, el euskera, la cultura vasca, las torturas, el dolor de victimas y familiares. Bastante recomendable

¿Es posible meter toda la belleza del mundo en 100 minutos? ¿Enlatarlos, exponerlos al cine y ahorrarnos miles de euros en viajes? Quizás no sea imposible, ya que su director, Ron Fricke, se acerca a base de una composición de imágenes rodadas en todo el globo, en un proyecto que tardó 5 años en rodarse y ha contado con la últimisima tecnología para dejar más de una boca abierta ¿Brutal, no? Pues no... quizás la perfección aburre

Peliculón de los que merece ser contado, Liam Neeson espectacular y la recordada fotografía en BN. Pero...
No instruye como Apocalipsis
No tiene el tono simpático de La Vida es Bella
La falta la épica de Salvar al Soldado Ryan
Ni es tan explicita como Noche y Niebla
Podría tener (y no la tiene) la camaradería de Indigenes
O darle un poco de valentía como a Chaplin en El gran dictador
Ser más picaros para parecerse a los de La gran evasión
O ahondar en el drama personal de Adrien Brody en El Pianista.

Pero sabeis lo que pasa... que recordar tantas grandes películas tiene su parte buena, aguanta la comparación con cada una de ellas, y aunque personalmente no me haya llegado hasta el fondo, nadie podrá negar su valor artístico e histórico. Un Spielberg que nunca se tomó tan en serio eso de hacer cine

Un agente del MOSAD es el encargado para eliminar a todos los responsables de los atentados de los JJOO de Munich'72, dónde la organización terrorista Septiembre Negro organizó un gran secuestro y asesinó a varios atletas israelíes.

Spielberg rueda del carajo, consiguiendo inmiscuirte en la ambientación y dándole a sus películas un ritmo narrativo soberbio, pero es hollywoodiano (y judío) y a cambio de tener grandes presupuestos necesita héroes moralistas