Esta película me fascina
Me encanta su historia, sus personajes, la trama, todo.
Los debates morales, las posiciones diferentes de los protagonistas, la resolución final.
Y Humphrey Bogart que está maravilloso, con esas bolitas que mueve incesantemente y lo hacen inolvidable.
Yo sé que hay un pilón de películas donde Bogart está sensacional. Pero esta es mi preferida.

Extraordinaria película de Woody Allen. Quizás para muchos está entre las mejores, pero hay algunas que la superan. Para mi humilde opinión, es ésta la mejor de todas de W. A. La vería mil veces. Un verdadero clásico. Todo es armonioso y justo, no sobra ni un centímetro ni un segundo del film. Un homenaje al cine, a los que hacen cine, a los que ven cine. Inolvidable. Y si la pesco en la tele, inevitable quedarse a verla, una y otra y otra vez más.

La película es del montón, tirando a mala. Aburrida, con pocas emociones, poco clima.
Temas reiterados, bajos fondos de barrios negros, lo visto hace tiempo. Lo hemos observado en mejores cintas.
Pero el mundo LGTB presiona y cada tanto hay que mostrar que el Oscar no tiene dinosaurios.
Y hay que mostrar el mundo gay en donde menos se lo espera: nada de bailarines, coiffeur, jóvenes profesionales, actores o chefs; eso es muy estereotipado y aburre. Ya se ha visto y el mundo heterosexual se rió durante años de ello
Hace 10 años, en 2005, lo visualizamos en el rudo mundo de los vaqueros de la alta montaña. Impensable. Oscar a los enamorados vaqueritos
Hoy, en 2016, en el duro mundo de los barrios negros feroces y violentos.
'¿Ven? ¡Se puede ser gay en cualquier ámbito! Ser gay ya no es minoría, es una opción más', pareciera ser el mensaje de la Academia, más preocupada por atender a minorías negras y gays (maltratadas por siglos, no descubro nada) que premiar filmes.
En 2025 ya veremos un Oscar a la vida de un luchador de la WWT, o de boxeo, o un jugador de futbol americano que es gay. Y si no un feroz camionero. Para que quede claro que gay podemos ser todos y deberíamos replantearnos los heterosexuales porque no lo somos.
Eso sí, jamás plantear la cuestión al revés, porque pecas de homofóbico.
Oh... lo políticamente correcto...

El cine argentino, que en la década de 2010 venía con producciones interesantes y sin didactismo y bajada de línea, está cayendo lentamente en un error: crear y mostrar ambientes muy cotidianos, con sugerencias, silencios miradas, pero sin acciones ni sucesos que modifiquen las situaciones. Son películas donde la mitad es adivinar la interrelación entre los personajes que aparecen, y la otra mitad sucede algo importante y de repente termina la película, dejando el interrogante de como se resuelve todo. Como los tiempos son breves (un día, a lo sumo dos) el grado de detalle y minuciosidad en hechos intrascendentes y rutinarios se hacen muy reiterados. Esta película Los sonámbulos, o Recreo, o en gran parte de las obras de Lucrecia Martel, quizás el gran referente de toda esta movida, son exponentes de este cine.

La crítica, en general, valora estas películas. Esta, por ejemplo, fue elegida para representar al país en los premios Oscar por sobre 'La odisea de los giles' o 'El cuento de la comadreja', filmes donde se relata una historia, con principio, desarrollo y final, con recursos estéticos, con todo elemento que se precie de buen film.

Hay cierta cobardía de resolver las historias. La falta de resolución, el abuso del final abierto, es más una falta de coraje de definir la historia que un recurso cinematográfico. Esa es mi modestia apreciación, no soy cineasta, solo un espectador.

Pero se está privilegiando fomentar este tipo de cine intimista, de climas, ante aquel otro quizás más comercial, más taquillero... aunque no necesariamente sea menos artístico. Los argentinos somos amantes de las dicotomías. Y los críticos de cine tienen siempre esa pretensión de descubrir 'perlitas' más que alabar a la película que tiene éxito comercial. Como si esto fuera en desmedro de la película con salas llenas. Como si Picasso, Scorsese o Los Beatles no hubieran sido a la vez exitosos y talentosos.

La peli, si cuento, spoileo, por eso las síntesis son tan exiguas... ahí va:

Otra buena producción de la muy interesante directora Bemberg. Siempre es interesante el cine de Bemberg.
Lo más valioso es mantener en forma permanente el atractivo de la película, la buena reconstrucción histórica (vestuario, espacios) y despertar la curiosidad por conocer más de esta gran y singular poeta.
Lo más flojo (que proviene de la obra de Octavio Paz) son algunas interpretaciones libres de la vida de Sor Juana, que sus biógrafos no respaldan (por ejemplo, la relación con la virreina), y algunos personajes y situaciones que están al borde de la caricatura.