Puede que la saga John Wick haya creado un nuevo cine de acción, el cine de acción extremo.
El capítulo 3 es una constante de acción, con peleas, artes marciales, tiros, más tiros y mucha sangre.
Salvo algunas escenas que sirven para dar continuidad al hilo argumental, encontramos larguísimas escenas de acción, incluyendo alguna persecución, y ninguna de ellas peca de ser poco espectacular.
Si tiene un punto muy positivo, es que a pesar de ser la tercera entrega, sigue manteniendo su punch, no ha perdido comba respecto a entregas anteriores, que si bien ésta sorprende menos por mantener el mismo formato probado eficazmente, mantiene el mismo nivel de calidad.
Las coreografías de las peleas son realmente una delicia.
Keanu es fiel a su personaje, más oscuro quizás si cabe, apoyado durante parte de metraje por Halle Berry, y dos grandísimos secundarios que repiten como Lance Reddick e Ian McShane. Ojo también a la aparición de Anjelica Huston.
Te quedas con ganas de más, y por suerte John Wick todavía tiene cuentas pendientes.

Miniserie documental que consta de 5 episodios de duración entre 10 y 15 min.
Cada episodio está dedicado a artistas de Pixar de diversos departamentos:
- Kemp Powers, guionista de Soul.
- Deanna Marsigliese, creadora de personajes.
- Steven Hunter, director del corto "Out" de temática LGBT.
- Jessica Heidt, correctora de guión creadora de una herramienta para mejorar la presencia de géneros.
- Dan Scanlon, director de "Onward".
En ellos, los protagonistas nos cuentan su proceso, su manera de enfocar su trabajo, y su inspiración personal para crear cada obra.
Son cortos orientados hacia sus protagonistas, muy disfrutables si eres amante de Pixar y te interesa conocer más sobre sus procesos de trabajo, su cultura y sus artistas.

"Qué fue de Brad" me ha parecido una agradable sorpresa. Es una ligera en el tono pero profunda en el contenido reflexión sobre la crisis de la mediana edad. Dos de las ideas fundamentales que podemos ver desarrolladas en la película son la comparación y competición con nuestro entorno, y la nostalgia de la juventud y ese manido tiempos pasados fueron mejores. Es una película en la que te puedes ver reflejado, ya que trata de errores en los que todos caemos, pero aquellos que sean padres, en sus cuarenta o cincuenta y, con hijos cercanos a la veintena, con mayor facilidad, ya que es la situación del protagonista. El tema principal es el viaje hacia la aceptación de uno mismo, de nuestras circunstancias y vivencias, y la comprensión de que quizá todo es mucho más sencillo de lo que las múltiples variantes que nuestra mente crea, como el hijo del protagonista le hace entender, sin él saberlo, al final de la película, a través de dos simples palabras.
Es una película que se ve bien, con buen hilo argumental, y no se hace pesada.
Las interpretaciones son sólidas, con buen entendimiento entre Ben Stiller, y Austin Abrams en los roles de padre e hijo, bastante creíbles. De los secundarios es destacable la presencia de Michael Sheen.
En definitiva, una incómoda reflexión con buen sabor de boca final.

Safety está basada en la historia real del jugador universitario de fútbol americano Ray McElrathbay, que se hizo cargo de su hermano pequeño por problemas de drogadicción de la madre de ambos.
Partiendo de esta base, tiene todos los ingredientes para hacer una buena película tocando temas delicados, pero hablamos de una película Disney, lo que edulcora mucho más la complejidad del asunto.
Aún sabiendo esto, es una buena película, que se apoya sobre todo en los valores de la familia, el deporte, el compañerismo y la comunidad, y tiene la dosis justa de humor y sentimentalismo.
El elenco no cuenta con intérpretes de renombre, siendo posiblemente James Badge Dale, en este caso en el rol de entrenador, el más conocido por sus apariciones como secundario en varias producciones.
El protagonismo recae como no podía ser de otra manera en Ray - Jay Reeves y su hermano Fay - Thaddeus Mixson, que a nivel interpretativo tienen mucho crecimiento, especialmente el hermano pequeño, pero que aportan todo eso que esperamos ver en un relación de hermanos: peleas, reconciliaciones, gamberradas, diversión, y sobre todo, mucho amor fraternal.
A nivel técnico no hay grandes alardes, salvo un par de planos en primera persona que reflejan jugadas del juego, y otros tantos en los que cambia el modo de grabación a retransmisión deportiva para escenas puntuales centradas en un partido. Por lo demás, la estética es la típica de Disney para este tipo de películas.
Es una película perfecta para ver en familia, y un pasatiempo agradable.

Sorprendente biopic de la luchadora profesional "Paige".
Antes de verla, mi sensación era la de una típica película familiar, basada en la lucha libre, con momentos graciosos, sobre todo teniendo en cuenta la presencia de Dwayne Johnson, Vince Vaughn, o Nick Frost, actores típicos de películas de este calibre. Pero el contenido es más que esto.
Una película emotiva, con temas como la constancia, la determinación, enfrentarse a los sueños no cumplidos, el sentimiento de aislamiento e inferioridad, la reinvención de uno mismo, el apoyo en el entorno y fundamentalmente, y lo que supone el motor de la película más que la lucha libre, la familia. Principalmente, el apoyo y amor entre hermanos, a pesar de los conflictos familiares que puedan surgir por circunstancias y situaciones.
Es una película disfrutable para todo el mundo, y no específicamente para amantes de la lucha libre, aunque éstos últimos se verán recompensados por el ambiente y la aparición de luchadores míticos. Por otra parte, también refleja parte del camino hacia la WWE, entrenamientos, enfrentamientos entre compañeros y rivales, y el sacrificio individual que esto supone, sin ser todo lo crudo que es, ya que no pierde el tono familiar.
En ningún momento pierde su carácter inglés, siendo constante en el humor, el ambiente familiar y los barrios típicamente ingleses.
En cuanto al reparto, Florence Pugh brilla y lleva prácticamente todo el peso, siendo la protagonista indiscutible, acompañada de Jack Lowden, bien en su papel de hermano bueno y desdichado. Nick Frost y Lena Headey son el contraste cómico en su papel de padres. Dwyane Johnson es meramente un adorno, haciendo de sí mismo. Y destaca también Vince Vaughn como entrenador, aunque su papel tiene mucho más potencial de lo que vemos.