Pobre adaptación de la novela homónima.

Thriller sin pulso, con apenas momentos de tensión, y con una investigación policial de patio de colegio.

Los personajes no están bien construidos, las relaciones personales son apenas perceptibles.

A pesar de un buen comienzo del film y una cuidada ambientación, a los pocos minutos y con la aparición del hipnotista en escena se derrumba toda la historia, permaneciendo lánguida hasta su final.

Esta interesante película de Boyle no ensombrecerá otras de su excelente filmografía. Una fotografía espectacular y una banda sonora contundente no acaban de cerrar el círculo de una película con unos personajes trabajados pero que los excesivos requiebros en la trama hacen demasiado fácil la pérdida del hilo argumental. Más de una vez a lo largo del film, el espectador puede tener la sensación de que hay algo que se ha perdido, quizás admirando las curvas de Rosario Dawson quizás saboreando la plasticidad de la fotografía de muchos planos junto a la excelente banda sonora de Rick Smith. El hecho es que esta sensación incluso permanece al acabar el largometraje. Un sabor agridulce final que nos deja al comprobar que hemos asistido a un proyecto de excelente película, pero que cojea, y mucho, por un enrevesado y a veces inconexo guión.

Si tuviera que definir con una palabra la película de Park sería con el adjetivo de seductora. Todo, la ambientación, el ritmo narrativo, las escenas eróticas, la fotografía, el vestuario, el guión, ..... está programado por el director coreano para seducir al espectador. Y ojo... a veces la seducción tiene ciertos visos de engaño; o trata, con pequeñas muestras a modo de migas de pan que marcan el camino, de atraparnos a un voyerismo que no nos dejará indiferentes; o nos embriaga con un costumbrismo victoriano-japonés lleno de detalles maravillosos. Y la verdad es que Park triunfa en su cometido seductor y nos hace obviar el excesivo metraje, la reiteración de los hechos, el engaño al espectador a la hora de ejecutar el guión o el tramo final, muy efectista, pero pobre y desmerecedor del resto del fim (parece de peli de serie B)
Se divide en tres partes. La primera es esplendorosa. Espectacular. Sensual y detallista, con un guión que atrapa desde el principio y una puesta en escena sencillamente perfecta. Si Park hubiera conseguido mantener este mismo nivel al resto de partes estaríamos hablando de una obra maestra. Sin embargo la segunda parte decae, en cierta medida por la reiteración de los acontecimientos (se da otra visión de la historia) y por el exceso efectista de ciertas secuencias, especialmente la de sexo en la que, sin aportar nada nuevo a la trama, nos convierte en cautivos mirones de una impactante escena erótica. La tercera parte me parece muy floja, flojísima. De serie B. Indigno final, que pasamos por alto a Park dada la seductora belleza de muchas de sus imágenes.

En cuanto a los personajes hay que destacar el gran papel que ejecutan tanto la doncella como la dama, combinando frialdad y pasión en las dosis convenientes. El conde también hace un buen papel, aunque creo que sobreactuado en ciertas ocasiones.

El guión es interesante, aunque echo en falta una mayor profundidad en la psicología de los personajes, una mayor oscuridad o dudas en sus intenciones, cosa que creo que hubiera dado mayor dramatismo a un thriller que se queda dulcificado por el atemperado ritmo y la excelencia del decorado. Desde mi punto de vista, muy inferior a lo que Park consiguió en su anterior film, Stoker.

Tremendo film de Fincher como nos suele a tener malacostumbrados. Con una perfección técnica y visual por encima de la media, nos cuenta una interesante historia de mentiras, verdades, medias mentiras y medias verdades de una pareja, de la cual desaparece la mujer el día de su quinto aniversario de matrimonio. Ante esta situación, nada extraña en multitud de thrillers de medio pelo, Fincher y la propia autora de la novela y adaptadora del guión Gillian Flynn, nos presentan una sólida e interesante trama a través de diversos flah-backs y de las diferentes versiones de los protagonistas ante los hechos que han ocurrido o van ocurriendo. Trama que atrapa desde un principio y no te suelta hasta el mismo final. Y es que los requiebros en el guión son tan bien ejecutados que incluso disimulan algún defectillo que nosotros, los espectadores, podamos encontrar en la historia. Y así, en un plis plas, nada por aquí y nada por allá, Fincher y Flynn nos llevan a donde ellos quieren y cuando ellos quieren; y tú, afortunado espectador, te dejarás llevar sin cuestionarte un ápice las intenciones de los afectados protagonistas. Y bien que harás: déjate llevar por la historia y disfrutarás con una gran película.

Bien Fincher bien. Queremos más y más y más...

Película amable, comedia agridulce con una buena banda sonora cantada por los protagonistas, y sorprendentemente con buenos resultados en el caso de Keira Knightley pues desconocía esta faceta suya. Irradia amor a la música, amor al proceso de creación, y a la vez infunde fuerzas para la superación de las dificultades en la vida. Quizás demasiado naif en muchos aspectos de las situaciones mostradas, pero consigue que el espectador desde el primer momento se meta en la película y empatice con los personajes principales y sus desventuras vitales. La realización también es excelente, consiguiendo que en ningún momento decaiga la atención ni el ritmo de la historia.

El largometraje posee diversas perlas (concepto que también se utiliza en la película) de forma sonora, o plástica o ambas a la vez: me encanta la escena de la grabación en la terraza o la del callejón donde están jugando unos niños a la pelota; consiguen un impacto visual y musical muy fuerte, emocionando de forma sencilla pero eficiente a un espectador que inevitablemente sonríe y saborea esas secuencias como si estuviera disfrutando de una pieza de fruta fresca y dulce en un caluroso día de verano.

Los personajes secundarios también hacen un gran trabajo, consiguiendo redondear el trabajo de John Carney. Si hubiera que poner un pero al elenco sería a Adam Levine en su debut cinematográfico, pues no logra transmitir en ningún momento los sentimientos de su personaje, Dave, hacia Greta (Keira Knighley). Es posible que su papel quede más encuadrado al refuerzo musical de la película (es el cantante de Maroon 5), aunque como he comentado anteriormente el resultado logrado por Keira es excelente.

Hacía tiempo que no salía de una sala con tan buen sabor de boca y unas ganas terribles de volver a oír la banda sonora que suena tan bien en la película. Vale la pena verla y oirla.