Sólo he leído un cómic (que no estaba mal) de Capitán Marvel y ninguno de su versión femenina pero me encantan los cómics "cósmicos" de Marvel. Y cuando me enteré de que esta película la había dirigido y escrito una pareja que hasta ahora hacía cine independiente y que decían que iba a ser feminista creció mucho mi interés por ella, aunque no tenía muchas esperanzas en lo segundo después de la decepción que supuso Wonder Woman en ese aspecto.
Desgraciadamente no se han cumplido mis expectativas de que fuera algo diferente porque o bien sus guionistas no han querido arriesgarse lo más mínimo o Marvel ha metido mano en el guión, ya que es de lo más convencional y parece que haya sido escrito con una plantilla de "cosas que funcionan en películas de este tipo" con el objetivo de contentar a todo el mundo. Y eso hace que todo resulte muy previsible, incluyendo las supuestas sorpresas de la historia que se ven venir de lejos. Y en cuanto al feminismo brilla por su ausencia salvo un par de detalles en la historia de Carol y su amiga Monica.
A pesar de esto y afortunadamente Capitana Marvel es muy buena técnicamente, tiene escenas espectaculares, es muy entretenida (que al fin y al cabo es de lo que se trata), tiene una gran banda sonora con canciones noventeras muy bien elegidas y está muy bien dirigida y en general bien interpretada, destacando en este aspecto a Larson y Law. Por lo que merece la pena verla y en pantalla grande.
Eso sí, me parece imperdonable lo que han hecho con un personaje tan carismático como Nick Furia, convirtiéndolo en un payaso y encima sin ninguna gracia (y malgastando a un pedazo de actor como Jackson). Una cosa es que sea joven y otra que sea tonto del culo.

Infinity War me encantó y me pareció una de las mejores películas de superhéroes que he visto así que esta segunda parte tenía el listón muy alto. Y por desgracia no ha llegado a alcanzarlo, lo que no quiere decir que sea mala en absoluto, de hecho sigue siendo mejor que la mayoría de películas de Marvel (y de DC) de los últimos años.
Como la anterior (y en general todas las de la Casa de las Ideas) está estupendamente dirigida, técnicamente es una maravilla (con secuencias que te dejan con la boca abierta) y todo el reparto está muy bien, resultando difícil destacar a un intérprete. Aunque también es un poco larga de más.
En cuanto al guión también es mejor de lo habitual en este tipo de películas, sigue teniendo un tono más adulto que se agradece y tampoco abusa de los chistes, lo que suele ser uno de los principales problemas de las películas de Marvel. Además en Juego final las escenas de acción duran lo justo al contrario que en La guerra del infinito, sobre todo la estupenda (e inevitable) batalla final que en la primera parte se hacía eterna. Pero desgraciadamente es menos redondo que el de la anterior porque el recurso que usan para resolver la situación no está bien planteado del todo y su lógica interna falla en algunos momentos y porque se nota demasiado que han intentado contentar a todos los públicos. Y que un villano tan carismático como Thanos salga mucho menos perjudica a la película.
Pero la verdad es que junto a su predecesora me parece una magnífica manera de cerrar una etapa, y es que Endgame deja muy claro que es el fin de una era en el universo cinematográfico Marvel revisando escenas y personajes secundarios de las películas anteriores y sobre todo con unas secuencias de las que no se puede hablar sin destripar la película.

Aunque no había visto ninguna película de Isaki Lacuesta me animé a ir a ver esta por las buenas críticas que tenía y no me ha decepcionado en absoluto. Sus directores demuestran que saben muy bien cómo contar una historia y que dominan el lenguaje tanto del drama, evitando siempre caer en lo lacrimógeno y en lo tremendista a pesar de que se trata de una historia muy dura, como del thriller, sabiendo crear y mantener la tensión en los momentos en los que el argumento lo requiere. Además prueban tener un magnífico manejo de la cámara y del montaje y una estupenda dirección de actores.
Aunque la película está muy bien hecha en todos los aspectos destaca la buenísima fotografía de Diego Dussuel, que capta a la perfección los gélidos y nevados paisajes invernales del Pirineo catalán donde está rodada la mayor parte, algo que me parece un gran acierto por parte de Lacuesta y Campo ya que resulta un contraste muy efectivo con la intensidad de las emociones de los personajes y las tensiones que hay entre ellos, que parecen siempre a punto de estallar.
También hay que destacar el gran nivel interpretativo de todo el reparto, especialmente de los tres protagonistas principales Emma Suárez, Sergi López y Àlex Monner, que bordan unos papeles muy complicados, sobre todo emocionalmente. De los dos primeros ya sabía que son magníficos actores pero Monner me ha sorprendido muy gratamente (no he visto la serie que le dio a conocer, Pulseras Rojas) ya que a pesar de sus juventud (21 años) no sólo está a la altura de Suárez o López sino que hace totalmente creíble un personaje bastante extremo (en las dos escenas en que le dan ataques de ansiedad está perfecto).
El principal problema que le veo a la película es que en algunos momentos la historia resulta un poco inverosímil a pesar de que en principio es muy realista y que a veces me parece que juega demasiado con la ambigüedad para confundir al público. Además, puesto que sé muy poco de psicología, me pregunto si tendrá verosimilitud el aspecto psicológico de la trama, fundamental para entenderla, aunque supongo que Lacuesta y Campo, que también son los guionistas, se habrán documentado al respecto.

Para quienes no lo sepan Jordi Costa es un crítico de cine español que lleva más de 20 años trabajando para el periódico El País y para Fotogramas, la revista de cine más antigua de España.
Después de haber leído una crítica suya favorable de esta película decidí ir a verla al cine y convencí a unos amigos para que me acompañaran a verla. Y todavía no entiendo como no me retiraron el saludo por ello. Es de lo peor que he visto en mi vida (y he visto mucho cine de todos tipos), malísima en todos los aspectos: dirección, que es digna de un telefiim de los cutres; reparto, que excepto Jeffrey Combs, que encima sale poco, está entre mediocre y horroroso; efectos especiales, que de forma inexplicable ganaron un premio en Sitges (supongo que Filmax sobornaría a la organización) pero que son de lo más cutre, tanto que en una escena en la que sale una serpiente de la barriga de una chica se ve perfectamente el borde del látex; y sobre todo el "guión" (por llamarlo de alguna manera), con momentos y diálogos que dan verdadera vergüenza ajena como este:
- ¿Erais amantes?
- No, sólo follábamos
Y no es que sea cosa mía, para que os hagáis una idea de lo mala que es os diré que gran parte del público que había en la sala se fue antes de que terminara y que cuando mis amigos y yo, aburridos y enfadados por haber pagado por ver semejante basura, nos pusimos a hacer comentarios chistosos en voz alta, no sólo nadie nos llamó la atención sino que el resto de espectadores se reía. Es más, cuando por fin terminó una pareja que había en la fila de atrás nos reconoció que se habían quedado sólo porque se estaban divirtiendo con nuestros comentarios.
Con el tiempo descubrí que el señor Costa suele hacer criticas favorables de bodrios tan infumables como este, no se si porque tiene un gusto terrible, porque le gusta llevar la contraria o porque le pagan las productoras para que las haga. En cualquiera de esos tres casos no entiendo cómo es posible que trabaje de crítico y encima en medios importantes y durante tanto tiempo. Siempre me arrepentiré de no haber enviado en su momento una crítica como esta a Fotogramas y al propio señor Costa.

A pesar de las pésimas críticas de espectadores que leí en esta web decidí ir a verla animado por amigos y familiares a quienes les había encantado y porque Del Toro es uno de misdirectores favoritos. Y me pareció una maravilla, la mejor película del mexicano junto a El laberinto del fauno.
Es cierto que como dicen muchas críticas está llena de cosas inverosímiles desde el principio hastal el final y normalmente odio las películas así, incluso las fantásticas ya que hasta estas deben guardar una cierta verosimilitud. Pero hay una excepción y es cuando la propia película deja claro que dicha verosimilitud no importa para nada, como ocurre por ejemplo en dos de mis películas preferidas: Dentro del laberinto y Eduardo Manostijeras, que tiene bastantes cosas en común con La forma de agua. Y en esta nueva película de Del Toro lo dejan muy claro ya desde esos preciosos títulos de crédito con la voz del narrador y esa magnífica secuencia onírica bajo el agua: esto es un cuento de hadas (eso sí, para adultos) y como tal hay que tomárselo.
Del Toro usa ese tono de cuento de hadas para adultos para, al igual que Tim Burton en Eduardo Manostijeras, hacer una romántica y preciosa defensa de la diferencia, la tolerancia y el poder del amor. Y en este caso también realiza un ataque frontal al autoritarismo, la ambición desmedida y la estrechez de miras que por desgracia son tan comunes en nuestro mundo y además una declaración de amor al cine como fábrica de sueños y válvula de escape de la realidad.
Todo esto lo hace mediante una historia que lo tiene casi todo y en su justa medida: romance, drama, humor, suspense, violencia, esos toques de gore a los que tan aficionado es su director y sexo, que al contrario que a muchos críticos no me parece que sobre en absoluto porque ayuda a comprender el personaje de la protagonista. Y para ello cuenta con la colaboración de un magnífico equipo técnico, en el que destacaría la espectacular fotografía de Dan Laustsen y un no menos magnífico equipo artístico, desde un reparto que parece nacido para esos estupendos personajes hasta Alexandre Desplat, que vuelve a demostrar porqué es considerado uno de los mejores compositores del cine actual.