Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Críticas de Juankiblog
<< 1 2 3 4 10 13 >>
Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
1
11 de enero de 2016
49 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el fondo, esto es motivo de celebración. Os lo digo completamente en serio. Después de esto, si hay una cosa que tenemos que tener clara, es que al menos durante un par de décadas no volveremos a tocar fondo. Es imposible. El listón ya no puede estar más bajo. Podemos respirar hondo y seguir acudiendo al cine en masa, sabemos que por muy jodida que vaya a ser una película, no va a ser peor que la que hoy nos ocupa.

Me aventuraría a decir que pocas veces vamos a tener la oportunidad de presenciar desastres cinematográficos de la magnitud de Segon Origen. Y soy muy positivo al respecto, porque estoy firmemente convencido de que a veces es necesario que cintas así nos pongan en nuestro lugar. Estamos muy mal acostumbrados.

Nosotros, los espectadores, juzgamos continuamente, desde nuestra cómoda torre de marfil, largometrajes que en realidad no son tan horribles como nos empeñamos en hacer creer. He leído a gente echar mierda sobre películas que no se merecen ni la mitad del odio que se les ha profesado. Y me parece muy injusto. Afirmaciones como «¿Star Wars: El Despertar de la Fuerza? ¡Basura infecta!» o «¿Iron Man 3? ¡La peor película de la historia!» me parecen de lo más injustas y desproporcionadas, y más a día de hoy cuando el cine comercial puede pecar, quizá, de prefabricado y en ocasiones carente de alma, pero rara vez nos aburrimos con una de estas películas.

Tenemos mucha suerte últimamente y no nos estamos dando cuenta. Nos quejamos de vicio sin pararnos a pensar en todo lo bueno que hay a nuestro alcance. «¡¿Cómo?! ¿Que la última de Pixar no es tan buena como la penúltima de Pixar que se estrenó hace sólo unos meses? ¡Esto no puede ser! ¡Menudo ultraje!». Que sí, que muy de vez en cuando nos encontramos algún tordo como The Ridiculous Six, pero es que incluso a un bodrio de ese calibre tiene pequeños momentos salvables.

Veo mucha negatividad en la gente, y me parece muy feo. A día de hoy, incluso la peor película de estudio que se estrene, es disfrutable. Si no legítimamente, al menos sí desde el punto de vista adecuado. Sin ir más lejos, siempre he considerado toda la saga de Crepúsculo como una de las mejores series de comedias involuntarias jamás creadas. Porque, si hay algo que yo adore en esta vida, es el cine. Yo el cine no lo disfruto, yo el cine lo vivo, lo respiro. Lo gozo casi tanto con el blockbuster más palomitero de Michael Bay como con la gafapastada más inaccesible de David Lynch. Y aunque una película no me guste, siempre intento buscar su lado positivo y quedarme con un buen sabor de boca.

Porque, señores, para que yo lo pase mal con una película no me vale con que sea simplemente mala. No. Tiene que darse una combinación de factores muy concreta. De entrada, tengo que haber pagado por ella, que eso siempre me pone un poquito más de mala hostia. También tiene que darme la sensación de que el punto de partida daba para una película mucho mejor. Tengo que imaginar en mi cabeza una versión ideal de esa misma idea y lamentarme de que el resultado final haya sido tan terrible.

Pero eso no es suficiente. No vale sólo con que esté mal escrita, mal actuada o mal dirigida, no, tiene que causarme auténtico sopor, tiene que ofenderme como espectador, tiene que obligarme a sentir algo tan grave e inconcebible como que realmente podría haber estado haciendo algo mejor que sentarme a ver una película. Y eso no es fácil. Está al alcance de muy pocos. Que una película funcione tan mal en todos los aspectos es un logro en sí mismo.

Y esa es Segundo Origen.

Bigas Luna, director del que nunca fui demasiado santo de su devoción pero al que puedo reconocerle ciertos méritos, llevaba varios años con el gusanillo de rodar la versión cinematográfica de esta novela, y por desgracia se quedó a las puertas. El proyecto comenzó su preproducción en 2009, pero se vio terriblemente afectado por el fallecimiento de Bigas Luna en 2013. Después de un corto periodo de incertidumbre fue finalmente su productor, Carles Porta, quien decidió tomar las riendas y terminar el último gran proyecto de Luna haciéndole a su vez un sentido homenaje.

Se podría haber quedado en su puta casa.

Llegados a este punto, os habréis dado cuenta de que todavía no he comentado nada abiertamente sobre la película en sí. Y el caso es que ni siquiera sé muy bien cómo debería enfocar esta crítica. Tengo claro que no puedo limitarme a escribir una reseña convencional porque ésta no es una película corriente. Esto es anti-cine en su máximo esplendor.

Sentarse a ver Segundo Origen es una experiencia incómoda. Es una película tan profundamente artificial, tan aburrida, tan dirigida a absolutamente nadie en particular que no sólo no me sorprende ni me apena su espectacular fracaso en taquilla, sino que hasta cierto punto me alegro un poco.

No tengo ni la más remota idea de cómo debió de ser la producción de esta película, de verdad que no. Ni siquiera me apetecía particularmente investigar al respecto. Me da igual, porque al fin y al cabo el resultado final es el que habla por sí mismo. Y las sensaciones que deja es que un producto tan absurdamente impersonal ha tenido que ser fruto de una financiación accidentada. No sé para qué querían 7,3 millones de euros de presupuesto, porque después de todo cualquiera diría que se los han gastado en cocaína, ya que en pantalla quedan totalmente deslucidos. No sé para qué los querrían, pero me da la sensación de que tuvieron que vender más de un alma para conseguirlos.

(Sigo en spoilers, sin ser spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juankiblog
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
12 de febrero de 2016
48 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como fan acérrimo declarado de la primera parte que soy, sería de necio intentar ocultar que estuve durante más de diez años esperando el estreno de esta secuela como agua de mayo. Las expectativas estaban muy altas, pues se trata de la continuación de una de mis comedias favoritas de todos los tiempos —habrá gente soltando espuma por la boca tras leer esto último—, pero también tenía una confianza ciega y absoluta en que Ben Stiller no me decepcionaría.

Y aquí os tengo que reconocer que tengo un problema muy gordo.

Cuando Zoolander se estrenó, fue absolutamente vilipendiada por cualquiera que la viese, pero con el paso del tiempo se convirtió en una película de culto cada vez reivindicada por un mayor número de personas, lo cual propició el estreno de esta secuela pese al relativo fracaso taquillero de su predecesora. Lamentablemente, no creo que vaya a ocurrir lo mismo con Zoolander No. 2 ni de lejos.

¿Y cuál es mi problema entonces? Que me ha encantado. Demasiado. Mucho más de lo normal. Mucho más de lo recomendable, incluso. Zoolander No. 2 se ha convertido, oficialmente, en la nueva película que pese a haberme fascinado en todos los sentidos, no me atrevería a recomendársela absolutamente a nadie por el riesgo de ser ingresado en un centro psiquiátrico inmediatamente después.

Sí, sé que a todos se os estará pasando por la cabeza que no será para tanto, que en cierto modo era exactamente lo mismo que pasaba ya con la primera. Pero no. Es que esto es peor. Mucho peor. Zoolander No. 2 es tan chunga, en términos puramente cinematográficos, que hace que Zoolander parezca El Padrino a su lado.

Lo primero que llama la atención de la cinta es el enorme despliegue de medios en pos de la subnormalada más grande del que hace gala. Desconozco cuál habrá sido el presupuesto, pero si no ha sido cara de producir, desde luego lo parece. Esta secuela es más larga, más absurda, más espectacular, más ambiciosa y a una escala mucho más grande que la primera.

Ayuda, y mucho, el hecho de que Ben Stiller dirija como los dioses. Siempre ha sido un director interesante estéticamente hablando, pero en esta película ha perfeccionado su estilo hasta límites insospechados. Lo propongo desde ya para encargarse de alguna producción de Marvel Studios, porque el empaque visual que tiene Zoolander No. 2 se caga y se mea en la mayoría de blockbusters que se han estrenado en la última década. Tampoco se queda corta en efectos especiales, algunos pretendidamente cutres para favorecer la comicidad y otros bastante logrados y resultones.

El guión está escrito a pachas entre Ben Stiller y Justin Theroux, pero cualquiera diría que ha sido obra de un niño de cinco años hiperactivo, con déficit de atención y puesto hasta las cejas de sustancias psicotrópicas. La película cambia de género constantemente según le plazca —a ratos es una cinta de espionaje a lo James Bond, un thriller conspiranoico nivel Ángeles y Demonios o directamente una película de cine fantástico con leyendas y profecías— y, como es de esperar, la trama no tiene ni pies ni cabeza. Va de cara, eso sí. Y con un ritmazo que no da respiro alguno. Se entrega por completo, desde el primer fotograma hasta el último, al humor más puramente lisérgico.

Sin tener ningún gag tan absolutamente brillante dentro de su propio absurdo como en la primera entrega, Zoolander No. 2 sí que tiene algún que otro momentazo para el recuerdo, destacando el accidentado paseo en coche o el asesinato de cierta estrella popera que abre la cinta. Pero cuando mejor funciona es cuando se centra en la innegable química entre Ben Stiller y Owen Wilson, a la que se le extrae todo el jugo posible. Particularmente hilarante es también todo lo relacionado con el hijo de Derek, la extraña pareja de Hansel o cualquier intervención de Mugatu.

De las nuevas incorporaciones, lo mejor que puedo decir es lo sorprendentemente poco que molesta Penélope Cruz —que no es santo de mi devoción, para qué nos vamos a engañar— y la grimaza provocada por el personaje de Kristen Wiig, aunque esté algo desaprovechada para mi gusto.

Digno de mención es también el desorbitado número de cameos, aunque como ocurre en las peores entregas de Torrente, las cualidades interpretativas de más de uno puede provocar vergüenza ajena de la buena. Siempre resultan simpáticos, en todo caso, y harán que nos planteemos cómo puede ser posible que ciertas personas hayan accedido a aparecer en una producción de estas características.

A raíz de las primeras opiniones que he podido ir leyendo, parece ser que el hostión a nivel de crítica lo tiene más que garantizado. Todavía está por ver lo que opina el gran público, aunque mucho me temo que les va a parecer incluso peor. Dignos de admiración son los huevazos del señor Stiller por haber producido una película a sabiendas de que iba a ser odiada por el 99% de la población.

Y que conste que ser fan de la primera entrega no garantiza nada, aquí el nivel de absurdo y sordidez se ha multiplicado por cuatro, así que partimos de cero: aunque te haya gustado Zoolander, las posibilidades de detestar Zoolander No. 2 son exactamente las mismas —o quizá un poquito más, por aquello del factor nostalgia y las altas expectativas— que las de la gente normal. ¿Cuál es la parte positiva de todo esto? Que si te gusta no habrá término medio, te encantará.

Por una parte, me siento tremendamente afortunado de pertenecer a ese grupo. Por otro lado, sé que formo parte de una guerra que estoy destinado a perder. No se puede defender lo indefendible. Esto es así. Pero, en cierto modo, me da igual.

Es estúpida, es bizarra, es Zoolander.

¿Qué más le puedo pedir?

Crítica original: http://www.criticronico.com/2016/02/zoolander-no-2.html
Juankiblog
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
28 de marzo de 2018
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
–Estoy feliz.
–Pues díselo a tu cara.

Éste, que es uno de de los primeros diálogos que pueden escucharse en El justiciero, podría pasar perfectamente por una de las múltiples discusiones que me imagino a los productores de la cinta teniendo con su actor principal. Bruce Willis no es el mayor de los problemas de la nueva adaptación cinematográfica de la novela de Brian Garfield —que ya dio pie a una larga saga protagonizada por Charles Bronson allá por los 70— dirigida por Eli Roth, pero os garantizo que tampoco es una de sus virtudes.

Si juntamos a un actor en horas bajas con un director que nunca ha tenido horas altas, no nos debería extrañar que la película que salga de ahí sea bastante justita en el mejor de los casos y una abominación terrible en el más probable de ellos. Por suerte, los astros se han alineado y podemos estar muy agradecidos de que el resultado final no sea tan chungo (ni tan largo) como podría haber sido.

Dejémoslo claro: como entretenimiento funciona como un tiro (jé), pero es la enésima cinta de venganzas que ya hemos visto mil veces. No es la mejor dentro de su género ni tampoco es la peor. No puedo afirmar que me alegre especialmente de haberla visto, pero tampoco me arrepiento. Lo malo es que esta indefinición se puede emplear también para hablar de su tono. Pues ni es lo suficiente violenta y cachonda como para ser un explotation que va a por todas ni parece querer cuestionarse si las acciones de su protagonista son moralmente reprochables o no. Cero atisbo de petardeo y guasa, cero interés en abrir debate.

Esto ha sido un problema en Estados Unidos, donde su estreno ha levantado bastantes ampollas por su cercanía con el terrible tiroteo que tuvo lugar en un instituto de Florida durante el mes pasado. Y no es extraño que esto haya ocurrido, teniendo en cuenta que El justiciero tampoco hace ningún esfuerzo por dejar claro qué es lo que nos está intentando contar. Sinceramente, a mí me gustaría interpretarla como una sátira. Hay momentos que apuntan a ello. Por desgracia, durante la gran parte del metraje parece que nos encontremos ante una apología de las armas que además se las apaña para ser vagamente racista (aunque sólo ligeramente machista) en el proceso. Me cuesta poco asumir que habrá provocado mastodónticas erecciones a cualquier miembro de la Asociación Nacional del Rifle que haya tenido el placer de ir a verla.

En definitiva, pese a su indudable mal timing, El justiciero no es una película del todo terrible. Si asumimos que Bruce Willis se va a pasar hora y media poniendo cara de acelga (y aun así os garantizo que se esfuerza mil veces más que en sus últimas películas directas a DVD), que nunca sabremos hasta qué punto el guión va en serio o en broma y que parece más bien un film de transición para un Eli Roth que busca a toda costa salir de su zona de confort… pues oye, que si la echan un domingo por la tarde en la tele y no dan nada más, tampoco pasa nada si la dejáis puesta de fondo.

Crítica original en: http://www.cineenserio.com/el-justiciero/
Juankiblog
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Love (Serie de TV)
Serie
Estados Unidos2016
6,9
4.494
Paul Rust (Creador), Judd Apatow (Creador) ...
8
10 de marzo de 2016
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maratonear esta serie en menos de 24 horas quizá no haya sido la mejor idea posible para preservar mi estabilidad emocional.

Pero reconozco que tenía mucha curiosidad por ver qué nos ofrecía la nueva producción de Judd Apatow —ese tío que un día te trae maravillas como Freaks and Geeks y al otro te viene con Girls— y de ahí que me haya pegado un atracón de lo más insano con los diez capítulos que componen su primera temporada.

Antes de entrar en matería, me gustaría hablar de las dos quejas más graciosas que he podido leer hasta la fecha sobre esta serie. La primera, que el título está muy mal escogido porque en realidad no hay ni rastro de amor en ninguno de los capítulos. Tienen razón por un lado, ya que efectivamente la serie no trata de eso; pero por el otro me encantaría verlos indignados después de ver Capote y darse cuenta de que no sale nadie toreando.

La otra queja principal consiste en lo poco creíble que resulta que haya chicas atractivas que quieran tener relaciones sexuales con chicos más bien feúchos. Me temo que hay gente bastante desconectada del mundo real y que por algún motivo ven las mismas series que yo. Me preocupa.

Y ahora sí, vamos a hablar de Love.

Con esta serie me pasa una cosa bastante curiosa, y es que durante su visionado pasé por una gran cantidad de sentimientos encontrados. Me parece una muy buena serie y desde luego la he disfrutado hasta cierto punto —si no, no me la habría cepillado en tan poco tiempo—, pero también tengo que reconocer que es posible que la haya sufrido más que cualquier otra cosa.

Que no os engañe cualquier tipo de material promocional que podáis ver de ella, Love no es una comedia romántica. No podría estar más lejos de serlo. Y no lo es porque ni se nos cuenta una historia de amor —es más, llama mucho la atención el poco tiempo que los dos protagonistas comparten en pantalla— ni su propósito principal es el de hacerte reír.

Love es un drama. Un drama misántropo, desolador y cargado de cinismo. Sí, contiene algunos momentos muy puntuales de humor, pero en ningún momento consiguen empañar la oscuridad del relato.

Love no se sostendría sin Paul Rust (protagonista, co-creador y guionista de la serie) y Gillian Jacobs (interpretando a una versión muy jodida de su Britta en Community). Los dos se meten aquí en la piel de los dos seres más tóxicos, irritantes y desagradables que os podríais echar a la cara. Y el problema, o la virtud según se mire, es que lo hacen demasiado bien.

Por mucho que te guste la serie, resulta inevitable querer romperles una botella de vidrio en la cabeza a los dos. No es que cueste empatizar con ellos, más bien al contrario: cuando nos vemos reflejados en sus comportamientos —y creedme, os va a pasar más de una vez— nos sentimos casi tan miserables como ellos. Y cómodo de ver no es.

Algunos personajes secundarios equilibran un poco la balanza, pero la mayoría sólo están ahí para avivar aún más el fuego y ser casi tan ahostiables como la pareja protagonista. Al igual que con ellos, no es que estén mal construidos ni que sean planos, es que sencillamente es imposible que nos caigan bien. Ni siquiera parecen estar diseñados con el objetivo de que disfrutes odiándolos, como en muchas otras series, sino que el propósito es que su presencia resulte desagradable e incómoda.

Llegados a este punto creo que ya no hará falta que os diga que si buscáis una serie ligerita para pasar el rato, ésta no es la mejor opción a escoger. Pero si queréis una propuesta realista —todo lo realista que pueda ser una producción de Judd Apatow—, excelentemente escrita y que defina a la perfección cómo funcionan las relaciones de mierda entre personas terribles, aquí tenéis de eso para dar y tomar.

Por mi parte, estoy deseando consumir su ya confirmada segunda tanda de episodios, pero por suerte será después de unos cuantos meses y me habré tomado un más que merecido descanso que mi corazón agradecerá.

Crítica original en: http://www.criticronico.com/2016/03/love-t1.html
Juankiblog
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2
15 de noviembre de 2017
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la proyección de Compulsión en el Festival de Cine de Terror de Molins de Rei, su director y guionista Ángel González coincidió conmigo en los baños del cine. Él estaba orinando mientras yo esperaba pacientemente mi turno. En un momento dado, quizá por medir yo mal las distancias y acercarme más de la cuenta, me dio la sensación de que Ángel llegó a salpicarme un poco.

Este acto que acabo de describir me dio menos asco que el de haber visto su película.

Aparentemente, su productora Shock Film Factory pretende dedicarse a producir más cintas de terror/thriller españolas. Pero, viendo el resultado de Compulsión, uno desearía que quebrasen inmediatamente y que todos sus trabajadores encuentren un lugar mejor en el que dedicar su tiempo y esfuerzo. Sin maldad alguna, de buena fe lo digo, estoy seguro de que hay formas más honradas, productivas y enriquecedoras con las que ganarse la vida.

Si alguna vez habéis querido ver una peli que combinase el guión típico del peor telefilm alemán y unos diálogos dignos del fanfic más ñoño sobre Sara y Lucas de Los Hombres de Paco con las ínfulas estéticas del instagramer más pretencioso e insufrible del planeta estáis de enhorabuena. Compulsión ha sido creada para satisfacer todos vuestros inconfesables deseos. Para el resto de seres humanos del planeta, lo mejor será abstenerse.

La primera hostia es visual: unos créditos iniciales cutrísimos acompañados por una canción insufrible (que juraría por la gloria de mi madre que la ha compuesto e interpretado el propio director) hace que nos demos cuenta enseguida de que nos encontramos ante un cine bastante low-cost. Por desgracia, es de ese cine low-cost que no suple su carencia de medios con ideas brillantes, buenas actuaciones y/o talento tras las cámaras.

Sin contar a su protagonista, una Marina Esteve que hace lo que puede, el resto del reparto roza el ridículo más absoluto. La corona se la lleva Paco Manzanedo, que si ya en manos de Jaume Balagueró nos dio la intepretación más insustancial de la cuarta entrega de [·REC], no os queráis ni imaginar lo chungo que puede llegar a ser a las órdenes de Ángel González. Al lado de Manzanedo, Costas Mandylor en las secuelas de Saw es el villano más carismático y aterrador de la historia del cine. Por si fuera poco, el abominable guión está plagado de frases artificiales que ningún ser humano sería capaz de pronunciar con naturalidad. ¡Como si necesitasen ayuda para hacerlo peor!

De cortísima duración, pero sin que lo aparente en ningún momento. El ritmo es lentísimo, lo cual no es algo malo per se, sólo cuando en pantalla no ocurre nada lo suficientemente interesante como para justificar el recrearse tanto en su propia parsimonia. Y ese es su mayor problema: que lo que ocurre no interesa. Y no interesa porque ya lo hemos visto. Mil veces antes, mejor rodado, mejor interpretado, en variantes mucho más originales e imprevisibles.

Lo más triste de Compulsión es que las poquísimas ideas propias que tiene son realmente buenas. Lástima que estén plasmadas de una forma tan chapucera. Sintiéndolo mucho, una película que incluye un asesinato cometido clavando un test de embarazo en el ojo de la víctima —y, creedme, suena mucho mejor de lo que es— no puede permitirse el lujo de ser tan aburrida.

Una cosa sí que le concedo: la escena final es muy graciosina.

Crítica original en: http://www.cineenserio.com/terror-molins-2017-compulsion/
Juankiblog
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 13 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow