Winterbottom renuncia desde el principio a adaptar al cine "Tristram Shandy", convirtiéndolo en el rodaje del rodaje de una película. Un truco ya muy visto y si encima terminamos con un hiperrodaje más, el chiste ya no tiene demasiada gracia. Que no se la niego a ciertos diálogos y gags, aunque en gran medida se pierden en la traducción, como en el propio título.

Al margen de los chistes, no es más que una película sobre cine, pero que en este caso no reflexiona sobre la creación, sino sobre los problemas personales de la gente del mundillo.

se deja ver con una sonrisa.

Lo siento, pero yo no puedo limitarme a los aspectos formales de esta película. Al verla es invitable pensar en todo lo que vino después (y lo que ya estaba ocurriendo en 1934), no puedo evitar pensar que harían esos adolescentes rubicundos cinco años después, y no puedo ceñirme a analizar planos y longitudes focales.
El Cine como arte es sentimiento y lo que provoca una película en el espectador no depende solo de los méritos formales de la misma.
Interesante es como documento histórico, permite ver a hitler en acción, exaltando a la multitud entregada y gustándose a si mismo.