Siempre me gusta Woody. Me gusta incluso cuando no me gusta. No lo puedo evitar: tengo debilidad por él...
Aclarado esto, "Todo lo demás" no es una obra maestra, pero te pasas un buen rato. La Ricci está muy bien, en todos los sentidos, y el jovencito que se enamora de ella nos recuerda (en sus gestos, su personalidad, etc.) al Woody que fue, y que ya no puede interpretar ese papel... Por su parte, y como siempre, Woody, convertido ahora en guía y maestro de su joven alter-ego, nos sigue pareciendo el mismo niño pelirrojo aquél de sus Días de Radio...

Sorprendente, genuina y diferente. Una manera diferente de contar una historia real. Vale la pena verla (y reverla).