El final de las malas películas suele ser un momento de jolgorio, sin embargo, en este caso supone una intensificación del sufrimiento para los espectadores. El híbrido de vampiro que al final para la chica es digno de reproche.

En primer lugar, las circunstancias en las que los personajes se plantean dilemas morales son del todo inoportunas. Uno los ve y se pregunta: "¿Pero alguien se pararía a preguntarse por lo que es moralmente correcto cuando un playmobil con mala leche está a punto de matarlo?" Esto hace que los personajes parezcan una pandilla de imbéciles. En efecto, suelen quedarse paralizados constantemente, hablando de tonterías y planteándose dilemas morales, mientras sus enemigos hacen con ellos un baño de sangre.

En segundo lugar, los alienígenas son seres bastante ridículos y los primeros que aparecen son también repugnantes. Se trata de un hombre cebolla y su padre. Tras los cebolla-man, vienen los playmobil con mala leche. Estos tienen en su interior una especie de aves deformes. Además, de lo que parece el huevo sorpresa que viene en el interior de los huevos kínder nacen unos pollitos con dientes, bastante ridículos. Su función es molestar a los personajes, morir aplastados y provocar que los playmobil se enfaden e intenten matar a todo el mundo. El jefe de todos ellos es una especie de pájaro gigante, con más mala leche que sus vástagos. Tras los playmobil-birds, viene el turno de las estatuas del templo budista, son los alienígenas mejor conseguidos, lo cual, dadas las circunstancias, no es muy meritorio. Las estatuas, a pesar de que en ocasiones se mueven con rapidez y agilidad, parece que tienen artrosis.