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Críticas de Manospondylus
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Críticas 85
Críticas ordenadas por utilidad
Elfen Lied (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2004
7,4
8.868
Animación
5
10 de mayo de 2018
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, he repetido el título de mi reseña de Dragon Ball Z, pero en alemán gratuito, como los títulos de los capítulos de esta serie. Pero que me parezca sobrevalorada no quiere decir que sea mala. Si hay una palabra que define a Elfen Lied, esta es "irregular", porque aunque la sensación que deja es (moderadamente) positiva, tiene momentos ridículos que dan más vergüenza que otra cosa.

La idea de la que parte Elfen Lied es la aparición de una nueva especie humana, los diclonius, que se caracterizan por tener un par de cuernos en sus cabezas (Okamoto pensaría que "diclonius" significa "dos cuernos") y unos poderes que se manifiestan en la forma de varias extremidades invisibles llamadas vectores (plasmadas en el anime en un conspicuo CGI). Naturalmente, esta nueva especie es una amenaza para la humanidad.

El concepto no es malo. Al contrario, es bastante interesante y, aunque no es lo más original del mundo (el surgimiento de una nueva especie humana que trata de imponerse), tampoco es una idea que esté muy explotada en el anime. Pero la ejecución de la misma está muy lejos de ser perfecta, desequilibrada por un exceso de fanservice y abundantes personajes vacíos.

La historia arranca con la fuga de Lucy (el nombre es una referencia al famoso ejemplar de Australopithecus afarensis) mientras masacra a sus carceleros. La imagen de Lucy avanzando completamente desnuda, salvo por un casco que oculta su rostro, es impactante y brutal. Sin embargo, después de esa espectacular escena, la historia empieza a ir cuesta abajo: Kōta y Yuka (el protagonista y su prima e interés romántico, porque a algunos japoneses les entusiasma el incesto) la encuentran en la playa, desnuda, desorientada y sangrando, e inexplicablemente no piden una ambulancia ni avisan a la policía (más adelante Kōta desconfía de la policía, pero ahí todavía no). Y no será la última vez que un personaje actúe de forma estúpida.

A partir de ese punto, nos esperan unos capítulos que se acercan peligrosamente al harem: Kōta acaba en una especie de pensión acompañado por Lucy, Yuka y algunas chicas más que se irán incorporando a lo largo de la serie. Las personalidades de los personajes son también bastante pobres, con un sujeto insípido y falto de carisma, Kōta, rodeado de chicas ingenuas, complacientes y sumisas, que desempañan roles anacrónicos. Por supuesto, no faltan las típicas escenas sexuales forzadísimas (tipo "chicho toca accidentalmente los pechos a chica").

Inicialmente, el comportamiento de Lucy recuerda demasiado al de Chii en Chobits (serie que comenzó a publicarse un año antes); y muchas de las interacciones iniciales entre Kōta y Lucy son un calco de las de Hideki y Chii. Además, ambas son encontradas por los protagonistas de cada serie y llevadas a sus respectivas casas, donde reciben como nombre el único sonido reconocible que articulan, en el caso de Lucy, "Nyu". Incluso el diseño de las diclonius, con esos cuernos, se asemeja al de las Persocons. Sin embargo, más que plagio diría que ambas responden al mismo arquetipo sexista, y las similitudes estéticas se deben a que se ajustan al estereotipo catgirl o nekomimi ("orejas de gato").

Como ya he mencionado, algo que lastra notablemente el desarrollo de la historia es el fanservice. No estoy criticando los desnudos; no cuando están bien empleados, como, por ejemplo, la huida de Lucy en el primer episodio (esa desnudez le aporta inocencia y fragilidad, contrastando con sus acciones, mientras que la cabeza cubierta añade un elemento inquietante y misterioso). Muchos otros, en cambio, resultan tan forzados como innecesarios. Hay escenas de baño y desnudos injustificados continuamente (incluyendo niñas), aún cuando existen otros elementos en la trama que requieren más detenimiento.

Afortunadamente, en el capítulo 5 empieza a remontar y, con altibajos, Elfen Lied mantiene un buen nivel hasta los últimos episodios, dosificando la información de forma acertada (aunque es escasa en explicaciones sobre los diclonius), y con un uso notable del suspense y del drama. Desafortunadamente, no son infrecuentes las acciones absurdas y las huidas imposibles, propiciadas por el hecho de que todo aquel que empuña una pistola tiene peor puntería que los Stormtroopers de Star Wars (algunos de estos momentos rozan el mayor de los ridículos, como los 14 sujetos del episodio 12, que deben haberse dejado las lentillas en casa); compensadas, o al menos disimuladas, por todo el gore (el gran elemento distintivo de Elfen Lied), las muertes violentas y algún momento conmovedor.

Otro de los puntos flojos es el pobre desarrollo de personajes y lo estereotipado de sus personalidades. Lo más lamentable es la imagen que se da de las mujeres en general: todos los personajes femeninos son dependientes, mansos y serviciales, y siempre están necesitados de reconocimiento o aprobación por parte de un hombre (un superior, figura paterna o interés romántico). Las diclonius tienen, además, un lado sádico que se justifica tanto por su propia naturaleza (entendiendo la compasión como una desventaja evolutiva) como por el trato que reciben de los humanos (son discriminadas, vejadas, maltratadas, encerradas y utilizadas por lo que son), pero siempre acaban desarrollando una personalidad igual o aún más sumisa hacia alguien.

También es verdad que, salvo Kōta, todos los hombres son seres fríos con motivaciones dudosas, capullos escandalosos con mala puntería o violadores en potencia (debido a que desempeñan distintos roles antagónicos). A destacar (en el peor de los sentidos) a Bando, un personaje completamente imbécil, salido de ninguna parte, que no interesa a nadie ni pinta nada en toda la serie, y al que vamos a tener que aguantar hasta el final. Especialmente risible es su encuentro con la diclonius Nana, culminando en un desenlace inverosímil y bobo, con un gag fallido completamente fuera de lugar, y al que sólo le falta que las madres de ambos se llamen igual.

(Sigue sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Manospondylus
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Made in Abyss (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2017
7,7
1.835
Animación
8
6 de enero de 2018
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando, cuando parece que todos los géneros del manganime, series americanas, cine de Hollywood... y de todo en general, están agotados, surge una de esas obras que llegan sin ser esperadas y sorprenden (para bien) a todo el mundo. Este es el caso de Made in Abyss.

No es que todo en esta serie sea completamente novedoso (no para quienes llevamos años viendo anime), pero la mezcla de ideas y la ejecución general de las mismas es atrayente y satisfactoria. La aventura de unos niños en un lugar desconocido y peligroso en busca de algo importante para ellos es un concepto presente en multitud de cuentos y tradiciones de todo el mundo. Respecto a obras más recientes, Made in Abyss recuerda poderosamente a algunos trabajos de Hayao Miyazaki, sobre todo de los inicios de Ghibli, como Nausicaä y El Castillo en el Cielo; y a Hoshi wo Ou Kodomo, película de Makoto Shinkai que imita precisamente el estilo de Miyazaki. Pero también tiene algo que evoca a series de animación tan variadas como Shingeki no Kyojin, Fullmetal Alchemist e incluso a Más Allá del Jardín. Pero, afortunadamente, desde el comienzo, podemos comprobar que tiene un estilo propio e inconfundible.

Por su estética (en especial los paisajes y el diseño de personajes), al principio parece una serie infantil, pero termina transformándose repentina e inesperadamente en un anime cruel y casi sádico. No es un spoiler. Es una advertencia.

La premisa inicial es bastante original: en una remota isla existe un enorme abismo de profundidades desconocidas. Dentro de esa gigantesca sima es posible encontrar objetos y artilugios de origen olvidado, las llamadas reliquias, que atraen a aventureros y buscadores de fama y fortunas de todo el mundo. Entre ellos están los Cave Raiders, auténticos exploradores de este inframundo que no dudarán a la hora de descender miles de kilómetros a pesar de los riesgos que ello conlleva.

El argumento se centra en una niña, Riko, que se está preparando para convertirse en una Cave Raider. Durante una expedición al abismo, Riko se encuentra con un robot humanoide al que llama Reg (Regu). Juntos planean escapar al fondo del abismo para reunirse con la madre de Riko, una prestigiosa Cave Raider recientemente desaparecida y a la que se da por muerta.

Uno de las principales atractivos de Made in Abyss es precisamente el Abismo ("Abyss/Abisu" en versión original). Su origen, así como lo que esconde, es un misterio que consigue atrapar al público desde el primer episodio; y en seguida consigue que sintamos más curiosidad por saber qué hay en el fondo de ese pozo que por conocer el exterior del Muro María en Shingeki no Kyojin.

Lejos de ser un simple hoyo o una caverna gigante, el Abismo presenta una estructura muy compleja dividida en una serie de niveles con diferentes características y ecosistemas. Las criaturas que allí moran y los Cave Raiders (y algunos de sus trabajos) suponen las mayores amenazas para aquellos que se internen en él. Sin olvidar la misteriosa "maldición del abismo", un mal que afecta a quienes intentan volver a subir desde las mayores profundidades, causando dolores, mareos, vómitos, sangrado, demencia, perdida de la humanidad e incluso muerte.

Como he advertido al principio, de un capítulo a otro, Made in Abyss puede pasar de una idílica estampa bucólica a un escenario agónico con toques de gore que harán que buena parte de la audiencia aparte la vista. Pero no se trata de violencia gratuita: hay un profundo drama detrás de todo; en torno a la línea argumental principal, y también en historias secundarias que van apareciendo a medida que avanza la serie. La más dura de la primera temporada, la de Nanachi y Mitty, llega pasados los primeros giros de guion sombríos, y supone una de las historias más traumáticas que he visto en un anime desde la de Nina en Fullmetal Alchemist, con la que tiene algún punto en común. Este contraste tan brutal, entre los momentos cómicos ante los que es imposible contener una sonrisa, y la crueldad y la tristeza de otras escenas ante las que es imposible contener alguna lágrima, es uno de los elementos más peculiares y distintivos de Made in Abyss.

Sobre los personajes, Riko es la mejor protagonista que podía tener esta serie: una niña inteligente y autosuficiente, increíblemente vital, con una fuerza de voluntad enorme, un optimismo contagioso y un carisma insuperable. Y Reg es, casi siempre, pero no siempre (ver más abajo), un buen apoyo, además de suponer por sí mismo otro de los misterios del Abismo que tanto interés suscitan. Por lo demás, el papel del resto de personajes es algo breve en estos 13 primeros episodios, aunque todos están bien diferenciados. Algunos de los más representativos son la siniestra Ozen, cuya apariciones son de lo más tenso; la entrañable Nanachi, una de las sorpresas de la serie; y Lyza, la madre Riko.

Lo único que no me ha convencido en absoluto (y es el motivo de que no pueda darle una mayor puntuación) son ciertas interacciones entre algunos personajes que toman un tinte casi sexual (especialmente entre Riko y Reg) que sobra completamente, chirría en el tono general de la aventura y resulta especialmente desconcertante por ser preadolescentes (uno de ellos, además, robótico). En la línea de lo anterior, hay determinados momentos que parecen responder a algún tipo de fetichismo raro de Akihito Tsukushi, con desnudos innecesarios de menores y castigos que rozan el bondage.

(Como siempre, sigue en el "spoiler" por falta de espacio, sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Manospondylus
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6
25 de julio de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo la avalancha de críticas negativas que recibió esta película que, sin ser una maravilla, cumple holgadamente con su función recreativa y supera en calidad a otras muchas películas del género de desastres naturales, tanto anteriores como posteriores. Lo peor que puede decirse es que es, en conjunto, bastante genérica: no posee prácticamente ningún elemento distintivo que la haga resaltar especialmente, excepto un apartado visual notable para el año 1997 y, muy especialmente, el retrato poco fantasioso, aunque algo apresurado y superficial, que hace de una erupción volcánica. Además, la historia es entretenida, tensa y sin demasiados de esos momentos que nos sacan de la película (comedia forzada y acción inverosímil).

Aviso de que voy a enfocar esto como una comparación entre lo que vemos en pantalla y los sucesos reales que inspiraron esta historia; y de paso aprovecho para dedicar esto a quienes dicen que es una película de "anticiencia".

Inspirada en la erupción del monte Santa Helena de 1980 (hecho al que se alude varias veces) la acción se sitúa en el ficticio monte Dante's Peak (un estratovolcán) y en el pueblo homónimo, igualmente ficticio, que se asienta en un valle cercano; un paraje idílico de la Cordillera de las Cascadas (noroeste de Estados Unidos) muy similar a la zona del monte Rainier, a la del McLoughlin y a la del propio Santa Helena antes de su derrumbamiento (todos estratovolcanes de dicha cordillera). Pueblo y montaña conforman una imagen sorprendentemente familiar, pese al peligro que conlleva vivir junto a un volcán dormido (es decir, inactivo pero que puede hacer erupción). Desde los pequeños barangayes que rodean volcanes como el Pinatubo y el Mayón en Filipinas, al área metropolitana de Nápoles que congrega a millones de personas junto a la gigantesca caldera de los Campos Flégeros (uno de los "supervolcanes", designación rimbombante donde las haya) no lejos de las ruinas de Pompeya y de Herculano, dos de las ciudades destruidas por la erupción del Vesubio en el año 79, los asentamientos junto a estas formaciones no son en absoluto infrecuentes y en muchos casos van más allá de las fértiles tierras que suelen proporcionar. Los volcanes ejercen una poderosa fascinación en la gente, tanto por la majestuosa forma de muchas de sus montañas cónicas como por su poder destructivo. Belleza y peligro, dos fuertes atrayentes que quedan bien plasmados en Dante's Peak.

El Dante's Peak responde al perfil típico de un estratovolcán: alto, escarpado, magma ácido y erupciones violentas; y, que nadie se equivoque, es el auténtico protagonista de la película. Su erupción se desarrolla en varias etapas (quizá demasiado bien definidas): terremotos volcánicos (provocados por el ascenso del magma, incluso se hace distinción entre éstos y los terremotos tectónicos), columna eruptiva, lluvia de lapilli y ceniza (con los típicos rayos volcánicos), coladas de lava, acidificación del agua (por el dióxido de azufre), lahares, nubes ardientes... Prácticamente todo lo que puede ocurrir en una erupción volcánica, pero, como suele ocurrir en las películas, concentrado en un par de días. Sin embargo, aunque las erupciones suelen durar meses o años, es cierto que las erupciones plinianas (como podría clasificarse la de esta película) pueden ser mucho más breves.

Por poner un par de pegas, el lahar (el flujo de agua causado por el deshielo de la nieve de la montaña o por el desbordamiento de lagos) debería haber ocurrido antes teniendo en cuenta las coladas de lava que afloran por todas partes sólo unas horas después de la aparición de la columna eruptiva de gases y ceniza (en la tragedia del Nevado del Ruiz, los lahares apenas tardaron un par de horas en producirse); unas coladas de lava que, por cierto, no son nada frecuentes en una erupción así (por la viscosidad de la lava). La acidificación de las aguas es repentina y excesiva, y las cenizas parecen casi inocuas. Pero no son fallos tan molestos, y quedan en nada al lado de las barbaridades que suelen aparecen en películas como 2012 y sus neutrinos "mutantes" o El Núcleo.

Por otro lado, los personajes humanos (o sea, la gente que sale) son el elemento más flojo. Al frente del elenco tenemos a Pierce Brosnan, como un intrépido vulcanólogo (viudo), y a Linda Hamilton, como la sensata alcaldesa (divorciada). Por supuesto, todos sabemos cómo van a terminar antes incluso de su primera interacción. También hay un par de críos (hijo e hija del personaje de Hamilton), porque por algún motivo no pueden faltar en ninguna película de catástrofes (y de aventuras en general) y, como era de esperar, además, parecen ser inmortales (como las mascotas). El personaje de Hoffman (la abuela de los niños, Ruth) puede parecer realmente imbécil por negarse a abandonar su casa. Sin embargo, está también inspirado en un caso real de un anciano que vivía cerca del Santa Helena cuya terca negativa a evacuar le llevó a la muerte en la erupción de 1980 (una actitud imprudente que en la América profunda se considera heroica). De hecho, muchas de las frases de Ruth parecen sacadas de entrevistas reales que le hicieron a este peculiar sujeto.

También hay un grupo de vulcanólogos algo estereotipados (el jefe gruñón, el graciosillo, el tipo corriente, la chica y el asiático que está de relleno) pero nada inverosímiles ni caricaturizados, aunque poco desarrollados. Su papel de vigilar la montaña se muestra como un oficio peligroso y, aunque puede parecer descabellado a ojos del público, a veces es imprescindible acercarse a volcanes activos para medir cambios en el volumen, temperatura y emisiones de gases. Más aún cuando la tecnología no permitía hacerlo desde lejos. Es tristemente célebre el caso de Katia y Maurice Krafft que murieron por una colada piroclástica unos años antes de la producción de esta película y es probable que inspiraran la escena con la que comienza.

(Sigue sin spoilers)
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Manospondylus
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Devilman Crybaby (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2018
7,0
2.713
Animación
6
9 de marzo de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Devilman Crybaby es la adaptación de un manga shōnen de terror cósmico (y remake de su primera adaptación al anime) publicado 45 años antes, obra de Gō Nagai (Mazinger Z): Devilman, una obra original en su día, pionera del género sekaikei e injustamente olvidada, pero que acusa cierto desgaste en la actualidad por la sobreexplotación de sus ideas en otras series posteriores, por la presencia de algún elemento desfasado y por un dibujo que hoy puede parecer poco trabajado. Este nuevo anime cuenta con una simplificación de su trama y una adición de "material adulto" y filosofía obvia a fin de intentar disfrazarlo de seinen trascendente.

Como anime, Devilman Crybaby es visualmente transgresor, pero no hay prácticamente nada nuevo en su argumento, en sus personajes, ni en su contenido; y eso obviando que es una adaptación, pues, como he adelantado, es está basado en un manga de 1972, que cuenta con adaptaciones previas y derivados en formatos varios (incluyendo crossovers con otras obras del autor). Su premisa inicial (genial en su momento) ha perdido fuerza en todo este tiempo y hoy parece un concepto trillado como pocos, eso sí, Masaaki Yuasa le otorga una envoltura muy llamativa: una estética gore y tenebrosa (ya presente en el manga, Yuasa la explota acertadamente en una clara exhortación al público adulto), un montón de secuencias que rayan en lo psicodélico y sexo bastante explícito (salvo por una excepción no humana, sin genitales, no sea que en una serie en la que vuelan las cabezas y los órganos internos se traumatice alguien al ver un pene o una vulva) pero tan deliberadamente desagradable que en ningún caso puede confundirse con fanservice. Sin olvidar su distintiva banda sonora.

La línea argumental central sigue a Akira, un humano poseído por el demonio Amon pero que ha logrado imponerse a este, conservando su mente y su "corazón humano". Akira, quien se otorga el apodo de Devilman, comienza una encarnizada lucha contra los demonios que amenazan a la humanidad. Así pues, inicialmente y dejando a un lado su peculiar estética, Devilman Crybaby no destaca en absoluto: demonios que aparecen por todas partes y un demonio (en este caso, un humano poseído/fusionado) que se pone del lado de la humanidad para combatirlos. Un planteamiento visto mil veces en anime, cómics y videojuegos desde que el manga original de Devilman apareció; y si cambiamos los demonios por cualquier otra criatura sobrenatural o extraterrestre, es todavía mucho más frecuente. Eso sí, como he mencionado, Devilman antecede a muchos de estos trabajos e irónicamente ha sido inspiración o ha influido de algún modo en casi todos ellos.

Según avanza la serie, va derivando hacia el típico anime de pretendido contenido psicológico y filosófico; y sí, plantea alguna cuestión interesante, aunque de forma superficial y caricaturizada, y, por supuesto, busca el mensaje moralizante simulando no aspirar a ello. A ratos parece querer ser Evangelion pese a que (de nuevo, irónicamente) el manga de Devilman es anterior a Evangelion y se nota su influencia en ella.

Principalmente, Devilman Crybaby expone (y critica duramente) los vicios de la humanidad (al principio, casi exclusivamente gente joven). El problema es que mete en el mismo saco cosas que no tienen nada que ver como si fueran inevitablemente unidas, como las drogas y el sexo. El resultado es una estigmatización del sexo tan errónea como innecesaria (algo que viene del manga, aunque puede ser comprensible por el contexto en el que fue escrito). Por si fuera poco, al final termina convirtiendo la sexualidad en algo maligno y estúpido (con escenas tan poco sutiles como Miko rebuznando mientras se masturba) propia sólo de adolescentes drogados y demonios. Ahí es nada.

Posteriormente, los demonios quedan al descubierto y se desata una guerra entre estos y los humanos, con Devilman en medio. Esta es la parte más interesante por distintos motivos (mérito de Nagai), sobre todo, por sus su crítica a los prejuicios, pero no está exenta de errores. La visión que se da de la humanidad es tan pesimista como simplista: casi toda la gente es cruel, actúa de una forma increíblemente estúpida o nada creíble (con momentos de una ingenuidad asombrosa). Por otro lado, la tensión es constante, porque todos los personajes pueden morir en casi cualquier momento (también mérito de Nagai) y además se hace un uso muy inteligente del cliffhanger (casi todos los capítulos terminan con uno).

Más allá de los avances en la animación, lo único que justificaría una nueva versión de Devilman sería mejorar la propia historia del manga. Sin embargo, la adaptación que hace el guionista Ichirō Ōkouchi, aunque fiel, no sólo no la mejora sino que ni siquiera está del todo a la altura. Por supuesto, simplifica y elimina subtramas y personajes, es muchas veces menos cruel (lo que también resulta irónico) y reduce el mensaje a una crítica a los vicios que he mencionado, al racismo y a la guerra; y, en cambio, añade forzosamente el leitmotiv de la carrera de relevos a fin de proporcionar una innecesaria cohesión extra y simbolizar algo que resulta obvio. También modifica levemente el desenlace, ampliando la espectacular batalla final pero también incorporando una brutal incoherencia postcréditos con algo que nos habían contado al inicio del mismo episodio (me refiero a todo lo que tiene que ver con la Luna), en un fallido intento de hacerlo parecer más poético.

Muchas veces, los diálogos son tan malos que se cae en la comedia involuntaria (por el inglés gratuito, porque suena a superhéroe cutre y por lo infantil que resulta, no puedo evitar reír cuando alguien proclama a gritos que es un devilman). Hay alguna línea argumental que termina de forma brusca y decepcionante (sí, hablo de Silene, aunque sea igual al propio manga). Y, además, los demonios dejan bastante que desear como antagonistas y acaban pareciendo malos de Digimon.

(Sigue sin spoilers)
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El recuerdo de Marnie
Japón2014
7,1
5.642
Animación
9
19 de julio de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que una película de Ghibli es una joya es casi redundante: se da por supuesto que todo lo que salga del legendario estudio va a ser una maravilla. Por supuesto, a estas alturas nadie duda de que Ghibli ha aportado auténticas obras de arte de la animación en sus treinta años de historia. Aún así, Omoide no Marnie (El recuerdo de Marnie) sorprende. Sorprende por su calidad, sorprende por su planteamiento y sorprende por su historia y su desenlace (claro, para quienes no hubiéramos leído el libro en el que se basa; algo bueno tenía que tener que no se publicara en España). Y sorprende también porque escribe y dirige Hiromasa Yonebayashi, cuya carrera como director se reduce a sólo otro largometraje (Arrietty y el Mundo de los Diminutos) y en esta ocasión no contaba con la ayuda de Miyazaki ni de Takahata, y aún así el resultado es magnífico.

La trama sigue la vida de Anna, una preadolescente que vive en la ciudad de Sapporo junto a sus padres adoptivos (tiene más presencia la madre a la que Anna llama "tía") y que tiene serios problemas de socialización y parece deprimida por algún motivo. No muestra más intereses que el dibujo, un arte que realiza estupendamente, aunque conviene advertir que siempre sombrea sus dibujos pero jamás les da color. Por si fuera poco, Anna padece asma, una enfermedad que se retroalimenta con sus otros problemas desembocando en una fuerte crisis durante el recreo. Aconsejada por el médico, su madre la envía con unos parientes a una pequeña localidad costera. Anna no parece muy entusiasmada con la idea, pero tampoco pone muchas pegas. Tras un solitario y tranquilo viaje en tren, Anna llega a su destino donde inmediatamente queda maravillada por el paisaje. Pero es la gran mansión que se yergue junto a las marismas lo que más le llama la atención. Se trata de una casa grande y lujosa, de estilo occidental, que muestra un aspecto descuidado y que a Anna le resulta extrañamente familiar, ejerciendo una atracción sobre ella que no entiende. En sus sueños aparece la mansión y en ella, tras las ventanas, se vislumbra la figura de una niña rubia. Una noche, Anna se acerca al enigmático lugar y descubre que parece estar habitado. Junto al embarcadero la espera la chica que vio en su sueño, Marnie. Y hasta aquí puedo contar.

Mucho menos sobrenatural de lo que sugieren los trailers y spots (y de lo que ciertos espectadores mantienen), y aún así tan mágica como cualquier otra película de Ghibli. Mágica en el sentido de encantadora, por la belleza que emana del entorno bucólico en el que transcurre casi toda la acción, por las hipnóticas secuencias oníricas, por la atmósfera que invade toda la cinta y por la forma en la que se relata esta historia; y, por supuesto, por la historia en sí, unas de las más originales que puedan encontrarse en la animación y fuera de ella (mérito de Joan G. Robinson, por cierto, como comento más abajo), y que constituye un ejemplo perfecto de que se puede elaborar un argumento único e interesante sin complicarlo y saturarlo de subtramas.

Además de realista, es también más seria y triste que las películas a las que nos tiene acostumbrados el estudio nipón (me refiero a las obras más conocidas de Miyazaki, pues hay otras notables excepciones); incluso podría decirse que es más madura, aunque adapte un libro juvenil. No es que ocurran sucesos especialmente lúgubres, pero el conjunto deja una sensación agridulce y prácticamente no hay espacio para el humor. Aún así, es perfectamente apta para el público de menor edad, aunque siempre habrá a quién le resulte aburrida por su tono y contenido.

Por si quedaba alguna duda, para bien y para mal, no es la Tumba de las Luciérnagas. Curiosamente, ambas cintas están basadas en libros, sin embargo ahí acaban las similitudes. No tienen nada que ver ni en la intencionalidad ni en las formas. Incluso como dramas son completamente diferentes: la obra maestra de Isao Takahata sigue siendo con diferencia la más cruda y sobrecogedora de toda la filmografía de Ghibli (y casi del cine de animación en general, obras experimentales al margen), dejando con un nudo en la garganta que hará que, pese a su incuestionable calidad, dudemos a la hora de volverla a ver. En cambio, el Recuerdo de Marnie es una película que muchos y muchas reveremos para volver a recrearnos con la belleza de cada momento, para volver a acompañar a Anna, ese personaje tan bien construido, tan real, que resulta sencillo identificarse con ella, en especial quienes alguna vez hemos estado "fuera del círculo"; y para volver a emocionarnos con su magnífico clímax.

Efectivamente, aunque El Recuerdo de Marnie es disfrutable de principio a fin, el desenlace es uno de sus aspectos más llamativos. Es cierto que aparecen ciertos detalles que permiten que resolvamos el enigma principal antes que la propia protagonista (algo, evidentemente, puesto de forma deliberada por Yonebayashi), pero estos elementos no van apareciendo hasta pasada la hora de metraje, así que en ningún caso puede considerarse una película predecible (quienes dicen que desde el principio veían venir cómo iba a acabar mienten escandalosamente; o ya conocían la novela). Además, nada de ello le resta emotividad a un desenlace frente al que es difícil no dejar escapar alguna lágrima (puede que más de alguna). No añadiré nada más, porque cualquier spoiler puede empañar la experiencia de ver esta película por primera vez.

Por otra parte, el dibujo es sobresaliente, como cabría esperar de un estudio que ya ha demostrado en muchas ocasiones de lo que es capaz y que confirma, una vez más, que la animación tradicional en 2D aún tiene mucho que ofrecer incluso en un mundo en el que las grandes compañías (como Disney y Dreamworks) parecen haberla abandonado definitivamente. Ambientado en Hokkaidō, los escenarios del filme son extraordinarios: la idílica vista desde el dormitorio de Anna, la majestuosa mansión, el amenazante silo en ruinas, la bahía...

(Continúa sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Manospondylus
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