Pese a ser una película extraodinaria, innovadora por como Lynch nos muestra los sentimientos que se derivan de la ruptura con una pareja, los celos al verla con otro, no poder soportarlo y llevado por esto hacer cosas de las que luego te arrepientes y con las que no puedes vivir; no le pongo la máxima puntuación por la atmósfera de gran turbación, desasosiego y frialdad de la que se sirve mientras dura el sueño de Diane (una gran Naomi Watts a la altura de otras interpretaciones suyas como en 21 gramos o funny games)
El final, en el que se nos desvela toda la trama, es fantástico.

Esta película es sinónimo de poesía visual, de sentimiento, de relajación, de disfrute y de reflexión.
Demuestra que no es necesario continuas escenas de acción, un gran presupuesto, giros argumentales para hacer que una película entretenga. Su ritmo lento te cautiva, te hace partícipe de una bella historia, tan bella como natural.
Es un canto a la verdadera amistad, al amor puro entre el cazador y el capitán, ambos darían cualquier cosa el uno como el otro sin esperar nada a cambio, se respetan, se ayudan se entienden a la perfección.
Es memorable la visión del cazador de la naturaleza (el viento, el agua, el fuego, los animales... la gente) que nos recuerda su poder ya que por mucho que la transformemos al final siempre nos exige lo que le hemos quitado, su capacidad de observación y el valor que le da a la libertad, no comprende en su estadía en la ciudad la dependencia para todo de los demás, sus normas sociales que impiden ciertas actividades aunque no le hagan mal a nadie...

Cinema Paradiso: magistral película de Tornatore que es una sucesión de escenas memorables, la siguiente mejor, si eso es posible, que la anterior, con una banda sonora que ya forma parte de la historia y un gran de Philippe Noiret en el papel de Alfredo.

Canto a la nostalgia, al conjunto de situaciones y personas que han hecho que seas como eres, a un tiempo feliz y libre al que ya no puedes regresar pero que recuerdas con gran felicidad, ternura y cariño cada vez que vuelves la cabeza hacia atrás.

Una de las pocas que me ha emocionado, sobre todo por su mágico final.


En definitiva una grandísima película, que recomiendo porque es una auténtica joya del cine.

El séptimo sello es una gran película por varias razones:

El tema principal, el conocimiento de que nuestra existencia es limitada, es de por si interesante por ser la regla más importante de este juego (la vida), inexplicable, tortuoso a veces pero que puede llegar muy bonito si elegimos siempre el movimiento adecuado.

No ofrece una única postura ante la muerte, hay quien está convencido que tras ella está la nada, otros que piensan lo mismo pero se resignan a que sea así, los que tienen fe en que todo no acaba con la muerte y los que simplemente viven. Personalmente esta última es la adecuada, nunca mientras viva sabré que me va a deparar por lo que porqué preocuparme, hay que sentir y disfrutar cada instante como si pudiera ser el último y el acecho continuo de Ella es lo que me lo permite.

Tiene escenas memorables que deleitan a cualquier cinéfilo como la inicial en la playa, la comida campestre, la del confesionario y el angustioso final.

Si las anteriores no os convencen ya de por si merece la pena por la fantástica actuación de Max Von Sydow.

La mejor película de Bergman junto con Fresas Salvajes.

Película que invita a reflexionar sobre la libertad.
¿Somos libres?
No, pero hasta que punto estamos condicionados por las normas morales y los prejuicios de la sociedad en la que vivimos y como actuaríamos de no existir estos o de no importarnos lo que los demás piensen de nosotros.
Es una obra, por tanto, que trata un tema muy poco explotado en el cine que no lleva más puntuación porque llega a aburrir debido a la monotonía que únicamente roza lo magistral en los últimos veinte minutos.