Para empezar, me divierte ver como Hayden Christensen está el primero de la lista de actores sin ser (ni mucho menos) el protagonista de la trama; de todos modos, verlo en un papel como el suyo me ha parecido sorprendente, ya que después de la altamente conocida Star Wars y su posterior fama entre las chicas, lo veía entre las películas romanticonas taquilleras hollywoodienses.

Dicho esto me centro en la película. Creía saber lo que iba a ver, un título así no acostumbra a engañar al espectador. Cinta de acción pura y dura con toques de thriller y una pizca de drama junto con algunos comentarios graciosos, un clásico.
A los 10 minutos me viene a la cabeza Ocean's Eleven versión "nigga" con las deliberaciones entre el grupito principal, pero sin esa ironía y vitalidad que caracteriza en cierto modo la anterior.
Me doy cuenta también que me gusta el hecho de hacer co-protagonista al poli (lo sé, poco original, pero la contraposición entre poli-ladrón siempre me fascinó), muy correctamente interpretado por Matt Dillon, y mira que es un papel MUUUUUY típico el suyo. También me satisface el modo en que está rodada, una cámara inquieta que no deja lugar al aburrimiento, fenómeno que no me ha llegado en una hora y cuarenta minutos, no me voy a quejar.
Las escenas de acción me parecieron muy bien realizadas, y la que está por encima en mi opinión no es ninguna de tiroteos (que lógicamente hay unas cuantas) sino la persecución por la ciudad que ya contemplaréis, menudos saltos y acrobacias.

Pero empiezan a llegar algunos errores que le bajan la nota: la mayoría de partes dramáticas no te llegan ni a la corteza (a mí sólo una me hizo pensar: pobrecito...), la banda sonora pese a ser aceptable durante todo el largometraje llega un punto concreto en que dices AQUÍ sobra (al intentar dar demasiada "epicidad"), y el final es del plan y ahora pasará esto ( y pasa), y ahora esto (y pasa) y ahora aquello (y cambia sólo un poquito).

Vamos, que no la volvería a ver porque no se trata de ninguna joya en ningún sentido, sin embargo tengo que reconocer que estaba bastante absorbido y me han pasado rápidos estos 100 minutos aproximadamente que dura la película.

Un guión para nada pretencioso, de un "desconocido" (para mí) Noah Baumbach consigue exactamente lo que creo que se propuso inicialmente.
Ésta es una película totalmente personal, en contraposición a las películas programadas para ser thrillers, dramas, comedias o cualesquiera que sea su género. Parece más (no me atrevo a afirmarlo) una autobiografía, o un conjunto de ideas, subjetividades y experiencias terciarias de un director relacionadas con la separación.

Una familia; un mundo lleno de particularidades, y hasta excentricidades. Se rompe la unidad que contrae una división en dos simples bandos: papá o mamá. Una difícil canalización de los sentimientos de ambos, a la vez que la de los hijos, que se enfrentan a un mundo raro en el que (durante el período de la película) no encajan, y deben elegir entre el bueno y el malo. El tenis, los libros, son recursos utilizados para plasmar las diferencias y los pensamientos de los protagonistas.

La puesta en escena es regular, al igual que su banda sonora olvidadiza. Pero no las actuaciones, que son las que transmiten la esencia de la película, un gustazo. Buenos diálogos, mas mejorables, y un poco inverosímiles a ratos.

No todo es blanco y negro, la película es más blanca que negra.

"Los ríos de color púrpura", "Gothika"... Mathieu Kassovitz no poseía una gran variedad por lo que a calidad se refiere; por consiguiente, "La Haine" (el odio) se presentaba con el pie izquierdo dentro de mi gusto cinéfilo (soy diestro).
Pero una sinopsis interesante iluminó un poco los prejuicios en blanco y negro (nunca mejor dicho) instalados anteriormente.

Kassovitz transmite des de un punto de vista personal los más oscuros y no tan oscuros pensamientos de un joven, judío por imposición, y sus dos amigos en una travesía a lo largo de los suburbios de París. Su educación radica básicamente en la experiencia adquirida en la calle junto con los valores (no precisamente sólidos) que allí le fueron transmitidos. Se siente engañado, rechazado, incierto y pesimista de cara al futuro, con una rabia interna que no puede contener. Canaliza su odio hacia la autoridad, auto-convenciéndose de que le quitan su libertad y sus derechos.

Llama la atención la temática agridulce de amistad-odio, al mismo tiempo que la típica y tópica (aunque no por ello menos necesaria y bienvenida) crítica social. También los diálogos con pinceladas de humor negro y, paradójicamente, simpáticos. Una fotografía sutil, precisa y estremecedora. INMENSO Vincent Cassel. El final es necesario en una película de este calibre, pero me sorprende que sea tratado de "previsible"; cierra perfectamente el film invitando a la reflexión.

Como apunte interesante, los actores se llaman igual que los personajes.

...pero da igual, ya que del mismo modo, Se7en no se presenta en ningún momento como una película épica ni memorable (que lo es), básicamente empieza directa y sin más.

Empieza con un Morgan Freeman, que sintiéndolo mucho, nunca me ha terminado de gustar (sólo en el Caballero Oscuro se me hizo hasta simpático, y tal vez el motivo sea porque sale únicamente 10 minutos); PERO en esta película en concreto me fascina (la escena de la risa en casa del detective Mills me mata) y si lo juntas con Brad Pitt, aún mejor (siempre he sido pro-Brad Pitt y no soy gay); excelente interpretación la de ambos. Se comenta que el guión tiene "más lagunas que Finlandia" (me ha hecho gracia la metáfora), así que o soy tonto y requiero explicaciones (que es posible) o no existen; me parece una trama bien ligada, tanto lo que es la relación entre los policías como la cronología de los actos del asesino. La fotografía, oscura, tal como necesita un filme de este estilo. La música, perfecta, sin ella no se conseguiría el efecto dramático y brutal que desprende el ambiente.

Sin embargo, si ahora me dijeran: quédate solamente con 3 elementos de Seven, yo no dudaría ni un segundo: la aparición sorprendente de Kevin Spacey , su posterior diálogo con los detectives (pfffffffffff!!!!), y el magnífico final desborante de emociones en el que sólo puedes sentir....

Aclarar que la relación entre las dos nieblas ("The Mist" de Darabont i "The Fog" de Carpenter) yace exactamente en la propia niebla. Aparte de esa minucia, y evidentmente, que sea películas de terror, no hay semejanza alguna. Yo fui el imbécil que pensó que el argumento y las criaturitas serían los mismos que en la película del 1980.

Darabont planteó muy correctamente una película en la que (supongo) quería una homogénea mezcla entre terror efectista y pinceladas filosóficas y psicológicas al trabajar en situaciones límite para el ser humano. Y increíbles. Pero para llegar mejor a este segundo punto, era crucial (como dice ya un usuario) dejar como un interrogante el "enemigo" en lugar de mostrarlo llegados los 15 minutos; porque entonces gana mucho más peso el terror fácil, que mola, aunque en pequeñas dosis. Otro detalle, más subjetivo y difícil de conseguir, es la continua transformación del ambiente dentro del supermercado, lo cual parece demasiado forzado o agilizado en determinadas secuencias.

La parte de acción y realización merece un plus, ya que se disfruta realmente de esas escenas, teniendo en cuenta que el presupuesto no era demasiado elevado. El guión es interesante, aunque la respuesta a la pregunta "porqué" se lo toma como una broma de niños y aparece y desaparece como un flash. Un final sorpresa arregla el gusto insípido que persistía durante ya unos 30 minutos para darle un gran porcentaje del significado al film y lo distancia de la mayoría de películas de su género, sacrificando el final que hubiera gustado a una buena parte del público (no me incluyo).