Un proceso de descomposición es aquel en el que se produce la reducción de un organismo vivo a formas más simples de la materia. Intervienen la autolisis y la putrefacción.
En esta serie, tras una idea y puesta en escena interesante, intervienen otro tipo de procesos igual de dañinos.
Entonces sobra todo el añadido. Sobra Ana Polvorosa. Sobran chistes. Sobran amoríos. Sobran situaciones hilarantes. Sobra degradar el planteamiento para agradar al público general. Al final son muchas cosas las que sobran. Demasiadas.
Lo que falta es un hilo conductor serio que respete los acontecimientos tal y como suceden. Hacer al espectador reflexionar sobre la problemática que se plantea. Esto por si sólo da para una buena serie, película y novela.
Pero los procesos de descomposición son así. En este caso dan lugar a una reacción irreversible.

Otra nefasta adaptación de un videojuego que ha pasado a la historia por ser posiblemente (y a mi juicio), el mejor de su género durante años.
En la consola, la atmósfera era espeluznante. La sensación de oscuridad la niebla inundaban tu salón. Lograbas adentrarte en un mundo lleno de sombras y ruidos, tenías la sensación de que cada paso que dabas podría pasar algo, el miedo y la incertidumbre reinaban. Tenías el corazón en un puño...
Pero desgraciadamente, todo eso se quedó en el juego.
La película tiene un buen tráiler, quizá un buen comienzo, pero ahí acaba. Lo que debería ser el plato fuerte, el decorado, la espesa niebla, la sensación de estar en un pueblo grande, paralizado, y sin vida... Nada.
Y es que aunque la película sea vista desde una perspectiva ajena al videojuego, es lamentable se mire por donde se mire. School Killer (aquella película de terror española, dirigida por Carlos Gil, e interpretada por Paul Naschy, entre otros) comparada con esta, es una obra maestra. Con esta comparación puede uno hacerse una idea de la categoría de esta película. Lo mejor: La campaña publicitaria, sin lugar a dudas.

Otra película de sobremesa que narra las aventuras de un grupo de turistas que de repente quedan abandonados a su suerte en una isla desierta. Allí surgen “problemas” que les complicarán la existencia, cómo no. Nada nuevo.
¿Qué interés tiene, entonces?
El interés se llama Anne Caillon. En España es una actriz desconocida, aunque en Francia no tanto. Ha participado estos años en diversas series de TV y si continúa con los proyectos que tiene programados terminará la década participando en una docena de películas.
Su interpretación más conocida (desgraciadamente, dada su calidad) internacionalmente fue en Instinto Básico 2, de Michael Caton-Jones.

Aceptable película sobre un grupo de amigos que decide tomarse unos días de vacaciones en un país extranjero buscando sol, playa, chicas, y fiesta, y lo que encuentran es exactamente eso y a continuación una situación bastante desagradable. Después de la fiesta se encuentran abandonados a su suerte en un país que no conocen, sin dinero, sin saber qué hacer ni a dónde ir, y en un ambiente de elevada hostilidad por parte de los residentes de la zona.
La cinta bien es verdad que no muestra nada nuevo, y realmente no destaca por sobresalir en nada, pero lo cierto es que consigue transmitir las “dosis justas” de angustia e intriga de una película de estas características. ¿Es suficiente? Ya depende de la exigencia de cada uno, y de lo que espere de ella. Técnicamente nefasta, un argumento barato, unos personajes flojos, superficiales, unas interpretaciones mejorables... Pero bueno, yo la verdad es que esperaba una película “barata” en bastantes sentidos, y lo que acabó ofreciéndome fue superior a lo esperado. De ahí mi “aprobado”.
La razón por la que vi la película es ni más ni menos que Olivia Wilde, de la que ya había visto interpretando en la serie The O.C. No se aplica el “guapa de lejos pero lejos de ser guapa”, pero sí el “actriz de lejos pero lejos de ser actriz”, o lo que es lo mismo, para papeles secundarios y poco complejos es apta, pero para los papeles que requieren algo más de experiencia hay mejores opciones en el mercado, sin duda.

Buena para los amantes de la saga, entretenida para la mayoría, y lamentable para los que esperaban más de un producto que no puede dar más de sí.
La tradicional ración de enigmas históricos, esta vez relacionados con la antigua civilización China, repitiendo la fórmula que tanto éxito tuvo (acción, efectos especiales, etc), pero añadiendo los ingredientes justos para que los 114 minutos de película se hagan lo más entretenidos posible. Jet Li y Maria Bello son las caras nuevas. Sobre la película en sí, poco que decir, es el mismo producto actualizado, una nueva entrega de una saga que va de más a menos, indudablemente. Como otras tantas otras sagas, que en la primera parte hicieron su mejor película, pero siguen exprimiendo el limón hasta que los resultados de taquilla le impidan seguir haciendo nuevas y monótonas entregas.
Si no te gustaron las dos primeras, no pidamos peras al olmo.
Si te gustó lo anterior, calienta palomitas para un film entretenido, pero teniendo claro que no pasará a la historia.