Escrita y protagonizada por el propio genio neoyorkino, esta película es para mí una de las destacadas de su brillante y extensa producción.

No especialmente bien recibida ni por la crítica ni por el público, presenta algunas de las marcas de estilo de su director (la conexión entre el mundo real y el de ficción, el protagonista que es tan consciente de su inteligencia como de su falta de atractivo físico para las mujeres), y destaca, como siempre, el perfecto trabajo de Juliet Taylor como directora de casting.

Con unos diálogos muy ingeniosos reforzando el brillante juego de opuestos de Allen con Helen Hunt (siempre un seguro) y con Charlize Theron (deslumbrante), la película es muy entretenida, ingeniosa, irónica y cautivadora, además de atractiva visualmente gracias a un diseño de producción que nos traslada a 1940. La historia es muy original y está bien desarrollada. Merece mucho la pena.

Margot Robbie, después de haber lanzado su carrera al estrellato con "El lobo de Wall Street", y antes de deleitar al mundo ya como consagrada en "Érase una vez en Hollywood", se embarcó como coproductora en este proyecto basado en hechos reales conocidos internacionalmente y sobre todo en Estados Unidos (fue el primer gran escándalo deportivo, antes de O.J. Simpson y de Oscar Pistorius).

El resultado fue magnífico: la bella Margot demostró su enorme categoría como actriz, candidatura al Óscar incluida, y la película tuvo una muy buena y merecida acogida entre crítica y público, llevándose otra nominación por el excelente montaje, y el premio como secundaria para una impresionante Allison Janney.

El trabajo de casting es sencillamente perfecto (Paul Walter Hauser ya demostraba lo que luego confirmaría en un papel protagonista en "Richard Jewell"), y el guion de Steven Rogers es buenísimo, pues lleva todo el tiempo las riendas de la poliédrica historia manteniendo alto el interés y el entretenimiento del espectador. La dirección de Craig Gillespie es muy acertada, dotando al film de momentos a lo "Fargo", otros a lo "Cisne negro", y otros muy de Scorsese.

Técnicamente competente y con muy buena música, es una de las cintas destacadas de su año.

Considerada una de las destacadas películas de juicios de la historia, tiene su origen en la obra de teatro homónima del afamado guionista y director de cine y televisión Aaron Sorkin, que se encargó personalmente de su adaptación al cine.

La cinta, hábilmente dirigida por el reconocido Rob Reiner, logró un gran éxito en taquilla, gracias a su buena factura, interesante argumento y atractivo reparto.

A pesar de su larga duración, mantiene la atención del espectador hasta llegar al consabido y espectacular juicio final de toda película de tribunales que se precie (y si son tribunales militares casi mejor, así habrá una necesaria reflexión sobre la combinación de violencia y obediencia debida).

El film optó a cuatro Oscars sin suerte, incluyendo la propia película, el montaje y la actuación de un eficaz Jack Nicholson como secundario, al que Tom Cruise dio buena réplica.

A pesar de los conocidos problemas de producción (despido del director incluido) esta estupenda película fue una de las más destacadas del 2018, con un merecido gran éxito de público, por lograr hacer un biopic sobre un grupo archifamoso sin decepcionar a nadie: ni a la realidad (está todo ahí, lo bueno y lo menos bueno), ni a los protagonistas auténticos de la historia, ni a los millones de seguidores del grupo repartidos por todo el mundo.

Con un estupendo guion de Anthony McCarten, y la implicación de los tres supervivientes del grupo en el proyecto, fue galardonada con cuatro Oscars, todos de tipo técnico salvo el de mejor actor principal para Rami Malek, que se convierte casi literalmente en Mercury.

La excelente música del grupo es otro de los puntos fuertes de la cinta, así como la bonita historia de “amor” entre Freddie y su novia Mary Austin. El triunfo de la película dio pie para la producción de otros biopics musicales, como “Rocketman”, dirigido precisamente por Dexter Fletcher, que fue quien terminó “Bohemian Rhapsody” tras el despido de Singer.

Justo después del gran triunfo artístico y comercial de “En busca de la felicidad”, Will Smith volvió a ponerse a las órdenes del director italiano Gabriele Muccino para tratar de reeditar dicho éxito.

Con un estupendo guion de Grant Nieporte, la película no es tan redonda como la anterior, pero sigue siendo muy estimable, y también recibió una buena acogida entre la crítica y el público.

De tono y temática parecidos, Muccino se muestra algo moroso y preciosista a la hora de ir jugando sus cartas, apoyado siempre por la excelente banda sonora y por un acertado diseño de producción.

La dura y emotiva historia, in crescendo hasta el impactante desenlace, resulta muy interesante para el espectador, y está muy bien interpretada por la pareja protagonista. Una cinta recomendable que habla sobre profundos sentimientos universales, como la culpa y la entrega.