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Críticas de Manospondylus
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Críticas 89
Críticas ordenadas por utilidad
2
29 de febrero de 2024
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Tal y como amenacé hace cuatro años, prosigo con las reseñas del mágico y surrealista universo de Barbie Fairytopia porque es una forma tan estúpida como cualquier otra de invertir el día extra del año bisiesto (y de paso aporto a una película que, por algún motivo, no contaba con ninguna crítica por aquí).

Antes de continuar, un poco de contexto (el rollo este ya lo comenté por encima en las reseñas que hice de la trilogía de Barbie Fairytopia, pero nunca está de más un breve repaso): Barbie Mariposa es una película directa a formato doméstico que hace de spin-off o, más preciso, side story (ahora me doy cuenta de que abusamos de los anglicismos) de Fairytopia. El asunto es que, antes de que Greta Gerwig viniera a poner orden en el universo cinematográfico de Barbie, durante 20 años Mattel estuvo lanzando aleatoriamente películas en vídeo y TV a fin de promocionar los juguetes que sacaba a la venta simultáneamente, y que se caracterizan por su CGI tirando a pobre (si bien he visto cosas peores), una sobredosis de color rosa, arcoíris y cierto subtexto lésbico involuntario (creo) que siempre fue lo más divertido y rescatable de estas películas.

Por lo general, las cintas de Barbie (más de 40, nada menos) contaban historias independientes entre sí (al principio adaptaciones de cuentos y ballets, más adelante seguían historias originales), pero también hay un par de sagas con varias entregas siendo Fairytopia la más reconocida (principalmente por los memes). Esta es una historia original, absurda de narices, protagonizada por Elina (la versión feérica de la propia Barbie) y que se extendió a lo largo de 3 entregas tras las que llegaron 2 más como side stories. La primera de ellas es esta misma, Barbie Mariposa, realizada por el mismo equipo técnico y creativo (lo que no es una buena noticia) y estrenada en 2008 como anuncio de la línea de juguetes del mismo nombre.

En fin, que una vez más volvemos a la Pradera de Fairytopia y una vez más somos torturados por Bibble, Bible, Bieber o como quiera que se llame el molesto bicho azul y peludo que revolotea por ahí gimoteando y que nos va a atormentar durante los títulos de crédito (dos minutos enteros que se hacen larguísimos). A continuación se da paso a la siempre fascinante vida de Elina, quien procede a narrarle la historia de Mariposa al Bieber porque, como han derrotado a Laverna y traído la paz y eso, ya no hay nada más que contar sobre ellos. Entonces la escena cambia con un fundido a un plano de situación del País de la Luz que en adelante es donde va a transcurrir la acción (salvo interrupciones). Así que todo el asunto de la conexión con la trilogía de Fairytopia se reduce meramente al eso y a que se supone que la titular Mariposa es una amiga de Elina en lo que es un ejercicio de narración enmarcada fascinante. En serio, lo de introducir una nueva historia Barbie a través de otra que prácticamente no tiene nada que ver no deja de ser una decisión curiosa cuanto menos, porque bien podrían haber hecho una película de Mariposa completamente independiente como tantas otras veces, pero han optado por una conexión innecesaria que no aporta absolutamente nada. Bravo.

Como sería de esperar, la historia de Mariposa es bastante similar a lo visto con Elina: Mariposa es un hada y el citado País de la Luz es uno de los reinos de Fairytopia (aunque convenientemente aislado de los demás) y, como el resto de ese mundo, vive amenazado por un terrible peligro, en este caso, unos bichos nocturnos de nombre impronunciable que comen hadas porque así de cruel es la naturaleza. También es fascinante como se introducen estos reinos como si fueran lo más idílico imaginable pero siempre están a punto de caer en el desastre, en este caso, a causa de unos grotescos engendros hadófagos (vale, me he inventado la palabra, pero ¿a que mola?) que atacan cada noche porque sufren de fotofobia (esa sí existe), una desventaja que las hadas mariposa aprovecharon para llenar el reino de flores luminosas después de ser atormentadas y devoradas durante siglos.

Estamos solo en el planteamiento y la trama ya empieza a hacer aguas: ¿de verdad las hadas del País de la Luz tardaron siglos en utilizar la luz como defensa contra unas criaturas (bastante estúpidas, por cierto) que temen la luz? ¿Acaso es esto otro sobreanálisis de un producto para críos directo a vídeo? Pues un poco sí, por los loles, básicamente, pero sin desvelar nada importante de la trama ni spoilear el final.

Total, que la ideóloga del plan de las luces fue nombrada reina del País de la Luz y todas las hadas vivieron seguras en el área iluminada… excepto la protagonista del relato, Mariposa, que tiene la costumbre de alejarse de noche para ver las estrellas aun a riesgo de que se la coman (que cada quien decida si merece la pena). También aprovechan para meter un discurso sobre que Mariposa se siente diferente y no encaja entre las demás hadas, lo que queda vago e indefinido (y un poco incoherente por su tendencia a aislarse a la vez que le encanta recibir atención); y aunque parece que va a servir como motivación para que se embarque en la aventura, en realidad tampoco habría tenido elección porque la reina ha sido envenenada y, por supuesto, es ella quien tiene que encontrar el antídoto. Eso sí, por lo menos no es otro elemento random más sino que se le intenta dar uso como mensaje de autoaceptación logrado un poco a medias, y hasta su afición a la astronomía termina siendo relevante.

Volviendo a las semejanzas con las entregas previas, se nota que esta película comparte guionista porque según avanza los parecidos van a más: lo del veneno es exactamente lo que hacía Laverna, Mariposa recuerda a Elina, ambas tienen una amiga que no participa en la aventura, y también hay un chico cuya función es hacernos creer que será el interés romántico de la protagonista, pero eso no llevará a nada; sin olvidar la secuencia subacuática de relleno con sirenas.

(Sigue sin spoilers)
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Manospondylus
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6
21 de febrero de 2022
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Segunda serie live-action del universo Star Wars, con una factura técnica comparable a la de una superproducción hollywoodiense y mucho contenido jugoso para su fanbase (de la franquicia en general, no de quienes desprecian sistemáticamente todo lo que ha salido después de la trilogía original), incluyendo información necesaria y también una considerable cantidad de fanservice. Su principal defecto (si es que puede considerarse como tal) es que es precisamente una serie para fans. Y es que, a diferencia de The Mandalorian que podía ser vista y disfrutada, al menos al principio, con un conocimiento reducido del lore de la franquicia (es decir, por espectadores casuales), El Libro de Boba Fett va directamente al meollo (lo que no quita que a veces peque de un ritmo lento y de algún rodeo innecesario), sin presentaciones y con múltiples guiños y conexiones con otras obras de la franquicia, por lo que el público más generalista tendrá difícil el captar todo lo que ocurre y seguir la trama sin problemas o con interés.

No es que sea necesario haber visto la serie animada de los Ewoks y haber leído hasta el último cómic y novela del Universo Expandido; si bien es cierto que hay detalles (incluso un personaje de los cómics de Marvel) extraídos del Universo Expandido, pero, al no ser excesivamente importantes, su trasfondo es algo que prácticamente puede obviarse. Por el contrario sí es fundamental tener controladas las películas (especialmente las trilogías original y de precuelas, aunque también conecta con la denostada, no sin razón, trilogía de secuelas), The Mandalorian y buena parte de Clone Wars (de la que Filoni continúa, con la complicidad de Favreau, trasladando personajes a la imagen real).

Tampoco puede decirse que esto de dirigir nuevas obras a un público tan específico sea algo exclusivo de Star Wars, aunque es cierto que es algo que ha acompañado a la franquicia desde los 80 con su antiguo Universo Expandido (llamado ahora Legends), sino que es un fenómeno cada vez más frecuente en franquicias enormes que cuentan con una gran fanbase y un fandom muy activo en Internet (véase el UCM). Y no es algo malo en sí mismo, pero sí que es comprensible que espante a potenciales espectadores que se puedan sentir abrumados (o sencillamente sentir pereza) ante la cantidad de películas y series que tienen que ver antes de comenzar con el nuevo producto.

El argumento es obvio: como vimos al final de la segunda temporada de The Mandalorian, Boba Fett regresa a Tatooine y reclama el puesto de daimyo (algo así como una mezcla de un señor feudal, de dónde procede su nombre, y un señor del crimen), tas las muertes de Jabba y de Bib Fortuna (asesinado por el propio Boba en The Mandalorian); para lo que cuenta, además de su experiencia y habilidad, con la ayuda de Fennec Shand y de un buen puñado de créditos. Los asuntos de Tatooine, desde la cultura Tusken (lo que no era en absoluto necesario, pero tampoco molesta) a los negocios que se cuecen por Mos Espa ocupan buena parte del tiempo, mientras la trama se va centrando en el tráfico de especia (esto recuerda sospechosamente a Dune) y el Sindicato Pyke.

La primera mitad se centra esencialmente en Boba Fett, revelando por medio de flashbacks cómo escapó del Sarlacc (lo que a decir verdad es demasiado rápido) y su recorrido hasta su reaparición en The Mandalorian e incluso hay algún breve vistazo a su infancia en Kamino (lo que proporciona trasfondo a un personaje que en la trilogía original era sumamente plano, por mucho que gustara en su día a los fans), mientras que en el tiempo presente de la serie intentará hacerse un nombre en Tatooine.

La segunda mitad es más coral y hace las veces de temporada 2.5 de The Mandalorian (porque es evidente que lo que aquí ocurre va a tener repercusión en esta otra serie). Y, sí, hay una buena dosis de fanservice, pero coherente, creíble en este universo, del que no saca de la historia y, por el contrario, forma parte lógica (casi siempre) e inseparable de la trama (algo así como en Spiderman No Way Home, incluso diría que generalmente queda menos forzado). Únicamente la aparición cierta togruta puede considerarse gratuita, pero es un placer verla de nuevo y sobre todo con quién interactúa.

Sin embargo, no todo es beskar en esta armadura, y las flaquezas de El Libro de Boba Fett son más que evidentes. Aunque correcto, Boba Fett no se revela como un personaje tan fascinante como mucha gente esperaba y, más allá de que era necesario revelar cómo salió del Sarlacc, no tiene mucho que ofrecer. Boba es más un vehículo para contar historias más interesantes, pero, armadura aparte, carece del carisma que sí ostenta Din Djarin. Además, Boba también se resiente de que no posea un elemento distintivo como lo es el vínculo paternofilial entre Djarin y Grogu, y las (relativamente modestas) ambiciones de un señor del crimen de Tatooine por sí solas no bastan para mantener un metraje de 6 horas, especialmente en una obra con un tono ligero y family-friendly (esperable, pues ha acompañado a las películas y series de Star Wars desde el principio, destacado por el mismísimo George Lucas, pese a que haya quien se empeñe en culpar a Disney, a Favreau, a Filoni o yo qué sé). De no ser por la incorporación de más personajes (y subtramas) en la segunda mitad, El Libro de Boba Fett se habría hecho monótono y un poco pesado.

A lo que no se le pueden poner muchas pegas son al diseño de producción y a los efectos especiales. De lo primero poco hay que decir, pues sigue la trayectoria marcada desde la primera película que se ha ido perfeccionando con el tiempo (lo único cuestionable son las motos de colorines). Sobre lo segundo, El Libro de Boba Fett combina efectos prácticos con digitales en la línea de lo visto en The Mandalorian, a fin de mantener la coherencia con la trilogía original (de la que esta serie se transcurre poco después) al tiempo que lo que vemos resulte creíble en 2022.

(Continúa sin spoilers)
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Manospondylus
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7
31 de marzo de 2020
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Gekijoban Hibike! Euphonium: Chikai no Finale (o Hibike! Euphonium la película 3: Chikai no Finale) es la continuación de la serie de TV Hibike! Euphonium (a su vez resumida en dos películas compilatorias, una por cada temporada, de ahí que esta se considere la tercera parte), la adaptación al anime de la serie de novelas de Ayano Takeda consumada por uno de los mejores estudios de animación de Japón (y, ya que estamos, del mundo), Kyoto Animation (habitualmente abreviado KyoAni).

La trama principal sigue las vivencias de Kumiko Ōmae, una estudiante de Bachillerato (o su equivalente japonés: 3 años de educación secundaria postobligatoria) que toca el eufonio (bombardino) en la banda del instituto Kitauji, así como el recorrido de dicha banda desde el inicio del curso hasta la competición nacional de bandas en la que intentará conseguir el ansiado oro. Como secuela directa, esta película muestra el segundo año de Kumiko en dicho instituto, empezando, de nuevo, desde el inicio del curso en abril (como es habitual en Japón), poco después de donde se quedó la serie de TV, y hasta la competición de la región de Kansai, paso previo a la nacional.

Como, entre otros motivos, los personajes que proceden de la serie (la mayoría, incluyendo a la protagonista) no reciben ninguna presentación, es imprescindible haber visto las dos temporadas de dicho anime, así como es realmente recomendable la visualización de la película spin-off Liz to Aoi Tori (Liz y el Pájaro Azul) cuya trama ocurre en paralelo a esta película y se llega a cruzar un par de veces. Además de que los guiños y alusiones a lo acontecido en estas otras obras son constantes.

Sin embargo, si Hibike! Euphonium funciona estupendamente como serie, no tanto como película, puesto que una de las gracias de esta historia son sus personajes y una sola película apenas hay tiempo para dedicarles a cada uno el necesario. Además, muchos de los acontecimientos se precipitan de forma brusca y la información que recibimos se amontona sin que se profundice en casi nada. Se pasa muy por encima de muchos asuntos, las subtramas quedan reducidas o son prácticamente eliminadas y se percibe una evidente falta de información como si faltaran escenas. Y no me refiero a que, como tantas otras veces, se haya cortado metraje incluyendo escenas enteras, sino a que seguramente estas omisiones estén presentes desde la escritura del guion. En cualquier caso, el resultado es bastante similar: la película avanza a saltos y deja ciertas lagunas.

En comparación, la serie de TV abarca un año escolar completo en dos temporadas de 13 episodios (y un OVA) cada una, lo que se traduce en más de cuatro horas de metraje (openings y endings aparte) por temporada, pero aquí se comprime más de medio curso (desde el inicio en abril hasta después de las vacaciones de verano en septiembre) en poco más de hora y media. El resultado es un filme que casi parece otra película compilatoria, la de una inexistente tercera temporada de la serie de TV.

Hay una gran cantidad de personajes, cada uno con su historia, pero la mayoría apenas reciben algo de atención: reaparecen la inmensa mayoría de los personajes principales y secundarios de la serie (prácticamente todos salvo la hermana mayor de Kumiko, incluso Hashimoto y Niiyama, aunque sólo para unos segundos), pero con papeles breves y sin mayor trascendencia; Reina cobra importancia sólo en escasos momentos (lo más destacable es otra escena en el monte Daikichi, y una brevísima conversación con Shūichi), lo que es una lástima, y se echa mucho en falta a Asuka (naturalmente hace una breve aparición, pero, como ya ha terminado el instituto y no forma parte de la banda, su papel queda reducido a un simple cameo) y no hay ningún personaje entre los nuevos con personalidad suficiente como para llenar ese vacío. Además, sumados al ya de por sí amplio elenco de Hibike! Euphonium, se incorporan los nuevos estudiantes de primero que ingresan en la banda del Kitauji, lo que supone cuatro personajes nuevos, si bien sólo Mirei resulta algo interesante (pese a que su trasfondo tampoco se explora en profundidad y su desarrollo queda en el aire).

Eso sí, aunque no presenta una evolución significativa, es de agradecer que Kumiko continúe en su línea, es decir, manteniéndose lejos del estereotipo de chica deredere completamente vacía que suele protagonizar este tipo de anime, y siendo, por el contrario, una adolescente inteligente, insegura, espontánea, a veces fría y distante, bastante bocazas y con tendencia a ser brutalmente sincera; características que la convierten en un personaje tan creíble como divertido.

Por otra parte, se había insinuado (bueno, prácticamente prometido) que esta sería la película que iniciaría y desarrollaría la relación entre Kumiko y Shūichi, dando lugar a una historia amorosa más o menos presente en las novelas pero que fue eliminada de la adaptación anime (de hecho, KyoAni había vendido esta como una película romántica). Sin embargo, la única interacción entre ambos como pareja (más o menos) es durante el festival Agata (el mismo que apareció en el episodio 8 de la primera temporada, ubicada en el curso anterior), e incluso en esa noche se nos muestra más de Reina que de Shūichi (y lo peor es que no puedo quejarme porque esperaba que tuviera una presencia mayor y esta es una de sus pocas escenas), quien, para colmo, tiene mucha más química con Kumiko que el propio Shūichi. De hecho, hay tan poca química entre Kumiko y Shūichi que sus interacciones resultan algo frías y aún incómodas (lo que también es consecuencia de haber reducido el papel de Shūichi durante la serie de TV). Al final, la subtrama romántica queda sólo como un par de escenas algo inconexas y faltas de contexto, tiene un progreso pobre (casi nulo) y concluye cuando todavía queda un cuarto de película, sin apenas haber comenzado. Una vez más, es como si faltaran escenas.

(Sigue sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Manospondylus
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1
7 de noviembre de 2015
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Se pueden tener muchas malas ideas, ocurrencias espantosas surgidas en algún momento adverso, duro, difícil, de escasa inspiración o estando bajo la influencia de algo ilegal (que hay gente para todo), pero la idea de dos plátanos gigantes, antropomorfos y adultos que se pasan el día en pijama en una casa a la que acuden un grupo de ositos, presumiblemente infantes, resulta especialmente perturbadora, inquietante, horrible y atroz.

¿El resplandor de Kubrick? No, gracias. Si hay algo más aterrador que vagar por los pasillos del Overlook y encontrarse de frente con las gemelas Grady es ser perseguido por una pareja de grotescos plátanos de 2 metros en pijama de rayas que "se quieren divertir", con esas sonrisas malévolas y esas miradas fijas y sin vida.

Ojalá nadie torture a sus hijos, ni a los de nadie, con este dantesco espectáculo. O por lo menos que los servicios sociales actúen si esto llegara a ocurrir.



Aspectos negativos: Pues... todo.
Aspectos positivos: Que terminó ya a finales del pasado siglo.
Aspectos muy negativos: Que hay una continuación en glorioso CGI. En serio, ¿qué necesidad había?
Puntuación: La mínima que le podía dar.
Manospondylus
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7
31 de diciembre de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tim Burton se ha caracterizado por un estilo oscuro y lúgubre que genera o resalta belleza en lo que normalmente encontraríamos macabro y desagradable. Como siempre en estos casos, hay quien lo adora, quien lo aborrece y también un montón de gente para quienes les es indiferente, pero generalmente se suele coincidir en que ofrece un mejor resultado con obras originales (Bitelchús, Eduardo Manostijeras o La Novia Cadáver) que con remakes, reboots y cualquier cosa que huela a franquicia (Alicia en el País de las Maravillas, Charlie y la Fábrica de Chocolate o El Planeta de los Simios). Naturalmente, hay excepciones, como Batman, al que le va el rollo oscuro y emo (eso sí, cuando se le concedió a Burton más libertad para la secuela hizo una mala película de Batman por hacer una buena película suya). Miércoles es otra excepción, aunque en realidad solo dirige 4 episodios, ejerce como productor ejecutivo y su impronta y estética están ahí, casi siempre para bien.

Además tenemos a la familia Addams. Al público más joven eso no le dirá mucho. Es más, parece que la generación Z la ha descubierto precisamente con esta serie, pero cuenta con una larga trayectoria. Como parodia de la familia estadounidense es similar a Los Picapiedra o Los Simpson, pero su origen es anterior a ambas, pues se fueron gestando en las viñetas de Chas Addams allá por los años 30 del siglo XX, y desde el principio han destacado por su estética gótica y un humor negro y satírico que, sin embargo, ahora puede parecer poco irreverente, aunque han sabido actualizarse (algunas veces al menos) y adaptarse a los distintos medios. Comenzaron sus andanzas en TV en 1964, contando con un especial a color 11 años después. Tras una serie de animación y un crossover con Scooby-Doo, dieron el salto al cine en 1991 y 1993. También en los 90, recibieron otra serie animada, un reboot directo a vídeo y una sitcom. Ya en el siglo XXI, se convirtieron en musical y volvieron a reiniciarse como películas CGI. No puede decirse que los Addams no hayan mostrado una sorprendente durabilidad pese a que no siempre han sido llevados con la misma fortuna.

Bien, pues resulta que Tim Burton ha tenido pendiente desde hace años un proyecto en esta franquicia que, sí, le va como anillo al dedo: inicialmente iba a dirigir la película del 91, pero por cuestiones de agenda (es decir, Batman Vuelve) no pudo, y tiempo después estuvo detrás de una película stop-motion que fue cancelada, hasta que fue contactado por Miles Millar y Alfred Gough con un nuevo proyecto que despertó su interés. Así llegamos a esta serie de MGM y Netflix, que no es sino la enésima versión de los Addams, reconvertida en una historia de misterio sobrenatural y suspense (un slice of life familiar pocas novedades podría traer después de medio siglo), claramente enfocada al público adolescente/juvenil aunque que puede ser vista por espectadores de más edad sin sentir vergüenza y por más jóvenes sin sufrir un trauma (hay algo de sangre y, por supuesto, fantasía oscura, pero tampoco es algo terrorífico), y centrada en la hija de la familia, Miércoles.

El título no engaña: la protagonista es Miércoles y la encargada de darle vida (que no vitalidad) ha sido Jenna Ortega, un nombre que me era conocido por sus actuaciones de voz en series de animación como Más Allá del Jardín y Jurassic World: Camp Cretaceous, pero mucha gente (y ahora sí me incluyo) la hemos descubierto aquí como intérprete. Y lo hace estupendamente. Con gran sutileza consigue ser muy expresiva sin apenas variar la expresión, manteniendo siempre, salvo contadísimos momentos, el mismo semblante serio y centrando prácticamente toda su interpretación en los ojos. De hecho, una nueva aportación es el hecho de que Miércoles prácticamente no parpadea, lo que puede recordar a cierto tipo de personajes psicopáticos del cine de Kubrick. Ortega también se implicó al punto de aprender a manejarse con el violonchelo para resultar más o menos convincente, pues Miércoles utiliza ese instrumento para tocar canciones de lo más variado, desde los Rolling Stones a Vivaldi. Y, si bien no salen mucho, el resto de la familia son también un acierto de casting ya que todos plasman a la perfección las principales características de cada personaje.

Ahora toca hablar de qué va esto exactamente, que ya era hora. La premisa es sencilla pero da un resultado estupendo: tras ser expulsada del instituto por una gamberrada/intento de asesinato, Miércoles ingresa en la academia a la que asistieron sus padres: Nevermore. Lo curioso es que en anteriores versiones se ha expuesto justo lo contrario (los Addams entre gente normal y corriente) para crear situaciones de pez fuera del agua. Sin embargo, Miércoles tampoco encaja en un instituto de "marginados". Además, pronto empieza una sucesión de intrigas sobre monstruos, visiones, ataques, el pasado de la familia... todas convenientemente relacionadas entre sí, salvo alguna que queda abierta para futuras temporadas (Morning Song, por ejemplo). Y todo sin renunciar completamente a la comedia inherente a la franquicia. Sencillito, pero efectivo. Y, cómo no, engancha porque muchos episodios terminan con cliffhangers, a la usanza de las series de Netflix, pero no hay apenas relleno y los capítulos de 45-50 minutos pasan rápido.

Uno de los aciertos es Nevermore, la academia cuyo diseño combina un castillo rumano con una mansión neogótica de Nueva Inglaterra y que inevitablemente recordará, además de a la Mansión X, a Hogwarts (lo cierto es que no desentonaría como escuela en el Wizarding World), pese a no ser tan monumental, estar oculta, ni su currículum se reduce a la enseñanza de magia, el control poderes ni cosas del estilo. Tampoco se muestra mucho de las clases ni se centra en la vida escolar ya que los problemas a resolver ocupan buena parte del metraje y cualquier otra cosa se usa exclusivamente para desarrollar a los personajes o para que la trama de misterio descanse.

(Sigue sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Manospondylus
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