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España España · Oviedo
Críticas de Gould
Críticas 664
Críticas ordenadas por utilidad
4
12 de octubre de 2016
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El artesano Andrew Stone se especializó en un tipo de cine negro realista con personajes de vida cotidiana, típico por otro lado de los años cincuenta, a los que el azar o un error rompe su vida normal. Relatada por la voz en off del protagonista, Jim Osborne es un empleado de banca de vida ordenada y aburrida que decide cometer un robo en su propio banco, hecho a partir del cual entrará en una alocada espiral de acontecimientos. Lamentablemente, las peripecias y tribulaciones de este ladrón aficionado, llevadas con muy buen ritmo, aplastan por completo las interpretaciones de los actores pese a la siempre encomiable labor de Joseph Cotten –un actor por el que siento debilidad- en uno de sus habituales papeles de apocado “common man” un poco nervioso junto a una siempre eficaz Teresa Wright –otra de mis debilidades- como fiel y rubia esposa. Previsible y desperdiciadamente monótona, alarga en exceso muchas situaciones y los momentos de tensión, en ocasiones, no tienen una clara finalidad narrativa. Buena partitura de Dimitri Tiomkin –que merecía una mejor película- y una gran fotografía de Ernest Laszlo –los exteriores de Nueva Orleans está muy bien rodados-para una película bastante prosaica y ligeramente enfática.
Gould
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5
29 de julio de 2016
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay productos de todo tipo en la prolífica carrera del competente director norteamericano Gordon Douglas. En este caso, la película, codirigida con Henry Levin, es una ñoña producción en la que un pequeño gánster, Joe Miracle, vuelve de luchar contra Japón en la segunda guerra mundial para ver que le han birlado su negocio de night-club y decide robar en él y llevarse la pasta. Se refugiará en una casa de acogida regentada por una joven idealista protagonizada por Evelyn Kayes. Mezcla de comedia, cine negro –que acabará por imponerse- y cine navideño muy discretito, no tiene mayor interés que ver a Glenn Ford en uno de esos papeles de malo-bueno de los que abusó un poco durante su carrera. En las manos de un Capra –el final trata de ser totalmente capriano- hubiera podido convertirse en algo más decente pero no pasa de ser uno de los muchos trabajos hechos con oficio y sin chispa por parte de Gordon Douglas.
Gould
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3
5 de agosto de 2016
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descolorida producción del director británico de origen irlandés Montgomery Tully en una convencional trama sobre unos falsificadores de moneda capitaneados por un actor de excelente voz pero escasas dotes como Zachary Scott que interpreta al repelente mafioso Max Brant recién fugado de una prisión en Francia. Sin gracia, trufado de situaciones ramplonas y sin emoción, el desinterés ocupa esta historia de delincuentes que se creen el Banco Central Europeo e invaden el mercado de billetes falsos. Actuaciones sin gracia del resto de actores –aparece Robert Arden, protagonista junto a Orson Welles de “Mr Arkadin” (1955)- para una película de serie B bastante mediocre y olvidable.
Gould
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3
17 de diciembre de 2018
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a ser un poco cruel con este caduco melodrama, remake del mismo título dirigido en 1932 por el especialista John M. Stahl, de argumento feble y anegado por paletadas de sentimentalismo. Si ya la versión de Stahl destila hoy un rancio aroma a naftalina conjurado en parte por las dotes narrativas del director, esta que nos ocupa es sencillamente pedestre.

Ray Smith regenta una tienda en Cincinnati mientras espera al amor de su vida y se divierte con los numerosos viajantes que se acercan a la ciudad y adoran su simpatía. Un día conoce a un hombre, Walter Saxel. Él está comprometido, pero inician un romance y él decide casarse, aunque finalmente no se puede llevar a efecto el matrimonio. Años después se reencontrarán y reiniciarán su relación, aunque él ya esté casado y con un hijo.

Apoteosis del sacrificio femenino en aras de la carrera del hombre –y también, por qué no, crítica al machismo de la época- no se acerca, ni de lejos, al original que, aunque también partía de un argumento estereotipado, contaba con la dirección seca y elíptica de Stahl que aportaba una calidad aquí completamente ausente, en manos del artesano británico Robert Stevenson, hacedor de algún que otro título de interés hasta que vendió su alma a la factoría Disney con la que rodaría sus mayores éxitos.

Irritante y poco creíble, aburrida por previsible, apestada por una indigesta música del desconocido Frank Skinner, la cosa va empeorando según avanza su metraje con brochazos folletinescos cada vez más gruesos y carcajadas del destino siempre desfavorables, hasta convertirse en un producto ligeramente insoportable, poco verosímil y de una languidez y ñoñería agotadoras.

Un marco argumental excesivamente estrecho impide desarrollarse el talento de la pareja protagonista, demasiado constreñida por las obligaciones de una historia “Deus ex machina” demasiado molesta, que acaba por malgastar su indiscutible talento. Margaret Sullavan –actriz fetiche de maestros como Frank Borzage y por la que siento absoluta debilidad- resulta aquí algo sobreactuada y ligeramente cargante frente a la sobrecogedora contención de Irene Dunne en la película de Stahl, mientras que la ambigüedad de Charles Boyer encaja mucho mejor con su personaje que la inane sosería de John Boles. Muy decepcionante.
Gould
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